Lunes de Feria de Sevilla: Tiempo de tardeo
Feria de Abril
Cada vez más personas retrasan la hora de entrada en el real a las últimas horas de luz, sobre todo cuando son días laborables y las temperaturas son altas
Sube la temperatura y el calor, el lunes de feria en imágenes
Lunes de farolillos
La elegancia del paseo de caballos
Ambiente en la Feria
La Feria a la una del mediodía tiene el aspecto de una engañosa tranquilidad. Los caseteros limpian y preparan para que todo esté listo, los operarios ponen los farolillos que el chaparrón de la madrugada del sábado destrozaron. Se ponen poco a poco porque, según explican desde el Ayuntamiento, la máquina que utilizan para elevar a quienes colocan manualmente cada farolillo necesita que el albero esté compacto para poder desplazarse. Entre los paseantes a esa hora por el real, un grupo de personas mayores a las que van a homenajear en una de las casetas, algunos turistas con pantalones cortos ellos y camisetas de tirantas ellas, en claro contraste con los señores enchaquetados que llegan tarde a alguna recepción y alguna –pocas a primera hora–flamencas de lunares y volantes.
El primer día de la Feria laborable es el día de las recepciones oficiales. Por muy organizada que se tenga la agenda es difícil acudir a todas. El tiempo una vez que se atraviesa la portada es relativo y los minutos se convierten en horas. Las copas de Feria son el recuerdo del origen comercial de la fiesta. Aún hoy en día hay negocios que comienzan en una caseta.
Hasta las cinco de la tarde aún se podía andar por las calles del real sin problemas e incluso había sitio en las mesas de las casetas. Conforme avanzaba la tarde y los grados bajo un sol que parecía querer quedarse a bailar sevillanas, empezaron a aparecer los feriantes. Es el misterio que pocos llegan a entender. Durante esta semana se compagina el trabajo con la diversión. Se puede estar más o menos cansado, pero la Feria no es excusa para no trabajar al día siguiente, ni el trabajo razón para dejar de pisar el albero.
En la Feria se trabaja, y mucho.
Uno de los camareros, con más de 20 años entre las mesas de la caseta explicaba que todo había cambiado mucho. “Antes venían mucho a comer, ahora empiezan a animarse a partir de las ocho de la tarde”. Los cocheros son otro de los gremios que contribuyen al colorido de la fiesta. Los controles aleatorios que se les realizó ayer a la salida del Real fueron todos negativos, según informó Emergencias Sevilla.
Calor
Es sólo el segundo día, pero el calor parece que va a ser el gran feriante este año. Según Aemet, hoy se esperan 36 grados, que no es nada comparado con los 39 grados que se esperan alcanzar el jueves y viernes. Unas temperaturas totalmente veraniegas que están poniendo a prueba el aguante de las chaquetas y corbatas y los volantes de las flamencas. La sombra cotizaba al alza y cada vez más. Tanto es así que los grupos que estaban en la calle aprovechaban cualquier naranjo por muy escuálido que esté es un buen protector contra los rayos del sol. Aunque una jarra de rebujito o una manzanilla muy fría también pueden contribuir, siempre con moderación, a que se noten menos los grados del termómetro.
Las temperaturas y la economía hace que cada vez gane más seguidores el tardeo. Las casetas y el paseo de caballos comienzan a animarse a partir de las seis de la tarde, casi a las siete como suele ocurrir los días laborables en una semana en la que el cuerpo y el bolsillo se ponen a prueba “porque es una vez al año y hay que disfrutar. Lo hemos pasado tan mal durante los dos años de pandemia, que hay que pensar en vivir la vida”, sentenciaba una señora que vivió el traslado del Prado de San Sebastián a Los Remedios en la cola del autobús ya de vuelta después de una comida con todos sus nietos. Porque, al final, la fiesta manda y las ganas de vivir.
Nadie quiere perderse la Feria. Es el mayor tablero del juego del ver y ser visto. Por eso las mesas con vistas al paseo de caballos son las que se ocupan siempre primero en las casetas. Toda una prueba de agudeza visual para quienes intentan encontrar alguno de los famosos que se pasean por el real. La ministra de Justicia, Pilar Llop, Simoneta Gómez de Acebo, Alejandro Amenábar o los compadres (Alberto López y Alfonso Sánchez) son algunos de los personajes conocidas que se pudieron ver por el albero. Un juego que tiene una frase que se escucha en las calles del real cada vez que hay revuelo de cámaras de televisión en la puerta de una caseta. “Niña, ahí quién está”.
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