Investidura en la Feria
Sostiene la bruja que no recuerda un sortilegio más complicado que el necesario para resolver la investidura
¿Has visto al "protocandidato" paseando por la Feria?
-¿Qué quieres decir, mi bruja favorita? ¿Es que te ha salido un conjunto por la culata?
-¿No me digas, mi escribiente predilecto, que no conoces el significado de ese elemento compositivo antepuesto a candidato para indicar prioridad, preeminencia o superioridad?
-A saber si no me has devuelto, con escribiente, lo que no era sino un guiño de complicidad al señalarte como favorita. Pero ya caigo, sí, aunque a estas alturas de la Feria anda uno corto de reflejos, en que aludes a la visita de Pedro Sánchez al real.
-Bien por el escritor. ¿Te gusta más así?
-Pues todavía mejor por mi maga sabia, si es que no me equivoco al entender que la categoría de maga es preeminente en el escalafón de la brujería.
Hagamos el ejercicio de poner por delante esas fotos en las que aparecen los rostros de los líderes políticos ahora especialmente en boga por mor del gobierno nonato. ¿Cuál de los cuatro -Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera- parece más feriante?
La bruja, será porque le asiste la magia negra, dice que casi ninguno, aunque cualquiera de ellos aceptaría darse un paseo por la Feria para recibir el agasajo de los próximos y la cortesía más o menos protocolaria de los adversarios. Puestos en el ejercicio, piensa la bruja -y me confiesa su sueño de convertirse en tertuliana de postín y de pastón- que, en ese supuesto ferial de los mandatarios políticos, podrían salir a la palestra cuestiones como la particular entidad y naturaleza de la casta feriante, los modos y maneras de la feria de la gente, las veleidades separatistas de la Calle del Infierno, el que no falte de na como máxima aplicable al gasto social, y hasta esa otra proclama "transversal", como ahora se dice, del vamos a llevarnos bien.
-Como te escucho tan embobado, bruja de mi sorpresa, ¿crees que una buena tarde de Feria, en el reservado de una caseta, resolvería la investidura pendiente?
-Pero bueno, ¿no era yo la que te abría las entendederas en este tren de la bruja que has de cambiar, más pronto que tarde, por la bruja del tren?
Después de reprocharme la ocurrencia del reservado de una caseta, sostiene la bruja que en su ya largo ejercicio, aunque nunca revela los años, de artes "brujiles" no recuerda un sortilegio más complicado que el necesario para resolver la investidura. Y, por si fuera poco, que no le extrañaría la directa intervención del príncipe Satanás.
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