El tropiezo dificulta aún más la coalición para las generales

Podemos e IU se llevan un disgusto inesperado que puede afectar a un pacto futuro.

Lluís Rabell, cabizbajo, da ayer su opinión sobre los comicios catalanes.
Efe Barcelona

28 de septiembre 2015 - 06:10

Decepción y tristeza entre los dirigentes y simpatizantes de Catalunya Sí que es Pot por unos resultados electorales que le han dejado con 11 diputados, dos menos de los que tenía ICV-EUiA, pese a contar esta vez con la ayuda de una fuerza emergente, Podemos.

La confluencia de izquierdas Sí que es Pot no pudo seguir la estela de la ola de cambio que se inició con las municipales de mayo, en parte por la polarización del voto entre el sí y el no a la independencia, que ha eclipsado el desembarco de los dirigentes de Podemos. Las elevadas expectativas con las que partió la lista formada por la formación de Iglesias, ICV, EUiA y Equo les ha pasado factura y, en cualquier caso, sus constantes apelaciones a movilizar a los votantes del "extrarradio" que habitualmente no participan en las autonómicas parece que hizo salir de sus casas a los partidarios de Ciudadanos.

Si Podemos no aupó a Sí que es Pot ni a colocarse en una buena posición en Cataluña -terminó en cuarto lugar con algo más de 350.000 sufragios- de cara a la próxima carrera electoral de las generales, el candidato Lluís Rabell, un ex líder vecinal curtido en mil batallas sociales, tampoco despertó el interés electoral que el 24 de mayo suscitó otra activista, Ada Colau, ahora alcaldesa de Barcelona.

Algunos militantes izquierdistas históricos habían soñado antes de la campaña con lograr 25 diputados y superar los más de 500.000 votos que obtuvo el PSUC en las primeras autonómicas de 1980, sobre todo contando con el apoyo del partido de Iglesias. Pero al final Sí que es Pot se quedó con el 8,9% de los votos, un punto menos que en 2012.

Una lectura de los resultados podría resumirse en que los tradicionales votantes del PSUC se han vuelto a dividir, unos hacia el PSC -los que querían un no rotundo a la independencia-, otros a la CUP -los que querían un sí rupturista- y muchos de los que no votan en las autonómicas, la mayoría en barrios obreros, hacia el emergente Ciudadanos.

Con más calma y profundidad, los politólogos tendrán que analizar si la marca Sí que es Pot fue la adecuada, igual que ahora queda más en tenguerengue y con más dudas la opción de que Izquierda Unida, con Alberto Garzón de candidato, y Podemos, con Pablo Iglesias al frente, vayan de la mano a las elecciones generales que se celebrarán en pocos meses después de la mala experiencia en Cataluña, como reconoció el dirigente podemita anoche mismo. Aun así, tampoco se puede descartar nada porque en política todo es posible.

Iglesias reconoció que el resultado es "altamente decepcionante". "Hemos apostado por escuchar y por el sentido común y la responsabilidad de Estado y no ha funcionado electoralmente. En esta campaña ha funcionado lo contrario", lamentó. Igual se expresó Rabell: "Con 11 diputados no hemos conseguido el objetivo que perseguíamos, que era más ambicioso, ser una fuerza parlamentaria más determinante".

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