La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La bulla de la Avenida en la Navidad de Sevilla
Madrid/Rastro hay, como el de esas imágenes en el aeropuerto de Abu Dhabi, aunque una semana después de que se hiciera pública la decisión del rey Juan Carlos de abandonar España el gran público sigue sin conocer su paradero y se da aire con un vasto abanico de hipótesis que van desde Portugal a la República Dominicana, Emiratos Árabes y Nueva Zelanda.
Fue el lunes de la semana anterior cuando la Casa Real hacía público un comunicado dando cuenta de la carta de don Juan Carlos a su hijo. Una misiva en la que señalaba que, ante “ciertos acontecimientos pasados” de su vida privada (en referencia a los presuntos negocios opacos que están siendo investigados por la Fiscalía del Tribunal Supremo), salía de España “en estos momentos”.
Un matiz clave que da aire coyuntural a su misteriosa marcha, que trata de dibujar entre paréntesis más que como punto final, tal como han ido revelando enigmáticos algunos amigos del anterior jefe del Estado a cuenta de la comunicación que han tenido con él a lo largo de estos días.
Un paréntesis cuya duración es imposible determinar por ahora a la espera de la evolución de los acontecimientos, entre ellos los de carácter judicial.
Lo que sí dejó claro el mismo día en que se anunció su salida de España es que, según un escrito hecho público por su abogado, Javier Sánchez Junco, permanece en todo caso a disposición del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que se considere oportuna.
Desde que abandonó la Zarzuela, la Casa Real no ha confirmado ni desmentido ninguna de las informaciones que se han ido publicando sobre el paradero de don Juan Carlos y no tiene intención de hacerlo en el futuro.
Considera que es al padre de Felipe VI y solo a él al que le corresponde decidir si lo comunica y cuándo. Algo que no se prevé que ocurra al menos hasta que se asiente en la que puede ser su nueva residencia, aunque sea con carácter provisional.
El Gobierno tampoco ha dado pistas sobre su paradero, pero se da por descontado que tanto su presidente, Pedro Sánchez, como otros de sus miembros están al tanto de la ruta de don Juan Carlos. Entre ellos, previsiblemente, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, debido a que es de quien depende su servicio de seguridad.
Se da la circunstancia de que esta semana el rey Felipe VI se verá con él en Menorca, ya que será el ministro quien le acompañe en la visita que realizará a la isla junto a doña Letizia y sus hijas el próximo jueves, 13 de agosto.
También se reunirá don Felipe un día antes en el Palacio de Marivent con Pedro Sánchez, en el habitual despacho de verano y que supondrá su primera imagen juntos desde la carta de don Juan Carlos.
La única certeza es que el padre del rey se trasladó el pasado fin de semana desde Madrid a Sanxenxo (Pontevedra), un lugar al que viaja con frecuencia debido a las amistades que allí tiene en el mundo de la vela, y se alojó en casa del regatista Pedro Campos, una de las personas de más confianza de su entorno.
Desde entonces se le han atribuido diversos itinerarios. Una fotografía publicada por el digital Nius en la que se le ve bajando la escalerilla de un avión le situaba el pasado lunes en la capital de este último país, Abu Dabi, y eso dio a pie a elucubrar sobre la posibilidad de que fuera sólo una escala para trasladarse después a otro país árabe o, incluso, a Nueva Zelanda.
Su salida de España ha provocado un nuevo roce en el Ejecutivo de coalición, ya que los representantes de Unidas Podemos y su líder a la cabeza, Pablo Iglesias, han reprochado a Sánchez que no les informara de lo que iba a ocurrir lo que interpretan como una “huida” de don Juan Carlos.
La mayoría de españoles (67,2%) consideran “muy” o “bastante importante” el papel institucional de Juan Carlos I en la Transición y en el conjunto de su reinado, sin embargo el 80,3 % estima que debe responder ante la Justicia por posibles delitos fiscales.
Son datos de una encuesta realizada por Sigma 2 entre el 4 y el 6 de agosto, una vez que se anunció que dejaba España y que publicó ayer el diario El Mundo.
Cubierto por miles de kilómetros de desierto y bañado por las aguas del Golfo Pérsico, Emiratos Árabes Unidos es con sus enormes rascacielos un centro de negocios mundial con un atractivo mercado turístico y de ocio, un férreo control de prensa y población y mucho, mucho dinero. La posible primera parada del Rey emérito desde su salida de España comparte frontera al sur con Arabia Saudí, uno de los países vinculados al caso por pagos a su fundación ahora bajo investigación, y no muy lejos del diminuto Barhéin, el otro país del Golfo Pérsico presuntamente involucrado en la trama. Abu Dhabi ha sido uno de los destinos más frecuentados por don Juan Carlos desde su abdicación en junio de 2014. En este país cuenta con muchas amistades, entre otras la del primer ministro, el jeque Mohamed bin Rashid Maktoum, gobernante del emirato de Dubái. El escándalo después de que su esposa, la princesa Haya Bint al Hussain, lo denunciara por secuestro y torturas en un tribunal de Londres saltó a las primeras páginas de los diarios de medio mundo hace unos meses. Más discreta es la vida del gobernante de Abu Dhabi y de facto del país, el poderosísimo Mohamed bin Zayed al Nahyan, el príncipe heredero emiratí conocido popularmente como MBZ y a quien algunos, como The New York Times, consideran el hombre más poderoso del mundo árabe, más incluso que el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman (MBS). A Bin Zayed y a Juan Carlos les une su pasión por los coches de lujo y la Fórmula 1. Emiratos Árabes es una federación de siete estados conformada en diciembre de 1972, cuando se unió el último de ellos, Ras al Jaima, apenas un año después de que la nación rica en petróleo lograse su independencia del Reino Unido. Desde entonces, ha crecido hasta convertirse en uno de los países más influyentes de Oriente Próximo y uno de sus centros económicos más destacados, pese a que no fue hasta mediados del siglo pasado cuando le cambió la vida con los yacimientos de crudo. Siete décadas después del hallazgo del oro negro, es un importante punto turístico para los sectores adinerados del mundo.
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