Un regalo para China y un respiro para Yemen
Pacto Irán-arabia saudí
El acuerdo entre las potencias chií y suní de Oriente Medio, con la mediación de Pekín, da esperanza a Saná
El cairo/El anuncio el viernes de que Irán y Arabia Saudí enterraban el hacha de guerra tuvo una gran sorpresa: el papel mediador de China. La potencia asiática se ha convertido en la protagonista de una competencia entre superpotencias que buscan que Oriente Medio encuentre cierta tranquilidad, con la prioridad de acabar con la cruenta guerra en el Yemen.
"El papel de China en este acuerdo es una sorpresa. Se trata de su primera incursión diplomática real en Oriente Medio, tras años de influencia económica. Hasta ahora, las iniciativas diplomáticas chinas, especialmente en el conflicto palestino-israelí, habían quedado sin respuesta. Se trata de una evolución de la política exterior china en la región", afirma Camille Lons, investigadora en el International Institute for Stragic Studies.
La pérdida gradual de influencia de EEUU, visible en los roces con Arabia Saudí, y sus continuos discursos sobre derechos humanos que no cuajan en la región, han hecho que China se haya posicionado en el centro de estos países ricos en petróleo.
Hace siete años, Riad cortó relaciones diplomáticas con Teherán tras los ataques sufridos en sus sedes diplomáticas en el país persa a raíz de la ejecución en el reino árabe del importante clérigo chií, Nimr al Nimr.
Desde entonces, algunos países del golfo han buscado mediar para que los archienemigos, las potencias chií y suní, se dieran la mano y reabrieran sus embajadas.
Omán era uno de ellos, si bien las conversaciones que han dado este halo de esperanza comenzaron en Irak en 2021.
"La verdadera mediación lleva varios años en marcha, facilitada por Irak, Omán y las potencias occidentales. Iban a cerrar este acuerdo, con o sin el apoyo chino. China todavía no tiene la influencia política y de seguridad para obligar a los distintos actores a comprometerse. Es sobre todo un regalo de los saudíes e iraníes ofrecer esta victoria diplomática a los chinos", señala Lons.
El profesor de Historia de la Universidad de Kuwait, Badr Saif, indica que aunque el papel de China fue "la mayor sorpresa" del anuncio, no le daría "demasiada importancia" al nuevo rol de Pekín
"Sin duda desempeña un elemento en la competición entre grandes potencias, pero no significa que el Golfo se esté yendo hacia el este o hacia el oeste. La primacía de Estados Unidos sigue intacta y no se estropeará por una intervención diplomática china. Si acaso, EEUU se beneficiaría", dice.
Añadió que el Golfo busca sus intereses y eso significa irá "donde estos la lleven, ya sea al este, al oeste, al norte o al sur". Lo cierto es que los intereses económicos de China están puestos sobre la mesa.
El 9 de diciembre, China se consolidó como el mayor socio comercial, con la firma de una treintena de acuerdos multimillonarios con Arabia Saudí, y uno de los principales aliados políticos del mundo árabe, tras la celebración de dos cumbres históricas en Riad en las que participó el presidente chino, Xi Jinping, en la que fue su primera visita a la región desde 2016.
Uno de los "primeros beneficiarios de este acuerdo", como apunta Saif, puede ser Yemen, que vive en guerra desde 2014 cuando los rebeldes chiíes hutíes, apoyados por Teherán, se alzaron en armas, tomaron Saná y obligaron a exiliarse al presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, a Arabia Saudí.
Arabia Saudí capitanea una coalición militar que interviene en el Yemen desde 2015, fecha en la que comenzó a agravarse el conflicto hasta ser la peor tragedia humanitaria del planeta.
El final de la guerra se dará cuando se "elimine la intervención externa activa, ya sea iraní o saudí. La discordia entre yemeníes seguirá siendo un problema entre yemeníes y es necesario que trabajen unos con otros para resolver los problemas de fondo a los que se enfrentan ellos y su país", zanja.
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