Las Claves
Pilar Cernuda
La corrupción acecha a La Moncloa
Entre 45 y 50 presos etarras se encuentran actualmente desvinculados por completo de la disciplina de la banda en cárceles españolas. De ellos, entre 20 y 25 lo hicieron en el último año aproximadamente, según fuentes penitenciarias.
Éstas son las cifras que maneja el Ministerio del Interior en relación a los presos que han renunciado a la violencia y a seguir militando en el EPPK (siglas en euskera del Euskal Preso Politikoen Kolektiboa), que integra a unos 560 presos en España y en torno a 150 en Francia.
En este grupo de disidentes se encuentran quienes han asumido la decisión de dejar de recibir la asignación económica del colectivo y la posibilidad de ser asistidos por sus abogados. En cambio, tienen la libertad de actuar al margen de la férrea disciplina que ETA impone a sus internos o de poder solicitar beneficios penitenciarios.
Los más significativos y más recientes son los que han ido llegando a la cárcel alavesa de Nanclares de Oca en los últimos meses. El propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, llegó a decir que allí ya no había presos de ETA en referencia a su desvinculación total con los terroristas. Desde noviembre de 2009, Interior ha acercado a Nanclares de Oca a una quincena de presos, algunos con una dilatada trayectoria criminal en ETA como Idoia López Riaño, alias la Tigresa; José Luis Álvarez Santacristina, alias Txelis; José Luis Urrusolo; Carmen Guisasola o el último en llegar, Valentín Lasarte. La cárcel de Zuera en Zaragoza y la de Villabona en Asturias son otros dos centros penitenciarios donde se agrupa a un número importante de presos completamente desvinculados de la banda.
Además, el Ministerio cuenta en la recámara con casi 100 presos más que, de alguna manera, habrían dado muestras de su voluntad de distanciarse de la violencia. Con un perfil distinto a los presos que ya se han desvinculado mediante escritos de condena a las acciones de la banda, este centenar de presos aspiran a una solución general para el colectivo -incluida una amnistía- frente a las deserciones individuales.
En este grupo más numeroso se hallan destacados ex dirigentes de ETA como Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros; Francisco Múgica Garmendia, alias Pakito; José Javier Zabaleta Elosegi, alias Waldo, Jesús Arcauz Arana, Josu de Mondragón, o José Ramón Lete Alberdi, entre otros.
Las expectativas generadas durante todo el año pasado acerca de la posibilidad de que ETA decretase un alto el fuego que diese lugar a un nuevo proceso, finalmente concretada este año, impidieron un mayor número de deserciones o lograr avances en este segundo grupo que ahora se encuentra a la espera.
De este modo, el Colectivo de Presos, otrora uno de los más cohesionados del MNLV cuya vanguardia es ETA, vive ahora una etapa de convulsión que se ha trasladado incluso a sus familiares fuera de las cárceles. Un grupo de parientes de presos harán oficial próximamente el nacimiento de una nueva asociación que romperá oficialmente también la unidad del colectivo de familiares.
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