Pilar Cernuda
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Un total de 4.808 inmigrantes perdieron la vida de enero a mayo intentando llegar a España en pateras o cayucos por la Ruta Canaria, lo que equivale a casi 32 muertes al día o una cada 45 minutos, según las cifras que recopila el colectivo Caminando Fronteras a través de las familias.
Aunque ya hace tiempo que Naciones Unidas señala a las distintas vías de navegación que conducen a Canarias desde la costa de África como la ruta migratoria más mortífera del mundo, las cifras que presenta este miércoles Caminando Fronteras no tienen precedentes: en sólo cinco meses se aproximan al recuento de 6.007 muertos que dejó el ejercicio de 2023 completo, según la misma ONG española.
Si estos datos se cruzan con las cifras de llegadas que publica el Ministerio del Interior, 17.117 personas hasta el 31 de mayo, se observa que en estos cinco meses ha muerto o desaparecido en barcas rumbo a Canarias un inmigrante por cada 3,5 que fueron rescatados. En 2023, cuando se batieron todos los récords de llegadas, con 39.910, la misma tasa fue de un muerto por cada 6,6 supervivientes.
La nueva edición del informe 'Monitoreo del derecho a la vida en la frontera occidental Euroafricana' de Caminando Fronteras estima en 5.054 las muertes de inmigrantes en las rutas marítimas que conducen a España en los cinco primeros meses del año, 33 al día.
A las 4.808 sucedidas en la Ruta Canaria, esta ONG añade otras 175 muertes en la Ruta Argelina (desde Argelia hacia Baleares y la costa levantina), 47 en el Mar de Alborán y 24 en el Estrecho de Gibraltar.
Esas cifras de muertos en pateras y cayucos con destino a España incluyen al menos a 154 mujeres y 50 niños y niñas.
Los datos recopilados por Caminando Fronteras en contacto con los propios migrantes y sus familias indican que en estos cinco meses han desaparecido 47 embarcaciones con todos sus ocupantes, con abril como el mes más mortífero, con 1.197 vidas perdidas, seguido de febrero, con 1.090. En enero hubo 970, en febrero 915 y en mayo 882.
Dentro de la Ruta Canaria, esta ONG ya venía alertando desde principios de año del gran número de cayucos que estaban desapareciendo en el Atlántico tras partir desde la costa de Mauritania (uno de ellos fue encontrado el 15 abril al otro lado del océano, en la costa de Brasil, con nueve cadáveres a bordo).
Sus datos indican que la mayoría de las vidas perdidas en el Atlántico este año corresponden a cayucos que salieron de Nuakchot, Nuadibú u otros puntos de la costa mauritana: 3.600. Otras 959 vidas se perdieron en cayucos de Senegal o Gambia y 249 más en pateras o neumáticas que zarparon desde el Sahara y Marruecos, en la franja de casi mil kilómetros de costa comprendida entre Guelmim y Dajla.
Caminando Fronteras constata en su informe que en estos meses se han reducido de forma "importante" las salidas de cayucos desde Senegal y Gambia, los extremos meridionales de la Ruta Canaria.
Sin embargo, se han disparado las de Mauritania, con ciudadanos de diferentes nacionalidades en los cayucos, pero fundamentalmente de países de la franja del Sahel, lo que ha hecho que la Ruta Mauritana haya seguido muy activa incluso en lo peor del invierno.
"En años anteriores se podía observar una reducción de las salidas de embarcaciones (en invierno), pero en estos meses se ha mantenido incluso en las peores condiciones meteorológicas", asegura esta ONG, que denuncia que, en ocasiones, se retrasa la activación de los medios de rescate o falla la coordinación entre países, porque se da prioridad "al control migratorio" sobre la defensa de la vida.
En su recuento de los primeros cinco meses de 2024, hay víctimas de 17 países: Argelia, Burundi, Burkina, Camerún, Costa de Marfil, Gambia, Guinea Bissau, Guinea Conakry, Islas Comores, Mali, Marruecos, Mauritania, República Democrática del Congo, Senegal, Sierra Leona, Sudán y, fuera de África, también Paquistán.
La ONG española llama la atención, además, sobre lo que está ocurriendo en la Ruta Argelina, porque las cifras de muertos que ha registrado en estos meses duplican a las de 2023 a la misma fecha.
También en el Mar de Alborán crecen las víctimas, un 50 por ciento, y en el Estrecho de Gibraltar todas las muertes corresponden a personas que intentaban cruzar a nado la frontera marítima de Ceuta.
Caminando Fronteras sostiene que en este aumento de las muertes en las rutas migratorias influyen factores como la falta de medios de búsqueda y rescate en lugares como Mauritania o el retraso con que, a su juicio, se activan a veces los medios de socorro desde España.
"Hay una gran arbitrariedad en la activación de los servicios de rescate y en la toma de decisión de los medios que se utilizan para salvar la vida de las personas en movimiento. No se activan los medios de búsqueda y rescate necesarios, a pesar de tener posiciones exactas donde está sucediendo un naufragio", añade.
La ONG precisa que también influyen circunstancias como la sobrecarga con la que salen muchas de las embarcaciones, sus malas condiciones seguridad o las largas travesías que afrontan, a veces sin los medios necesarios para recorrerlas, remarca.
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