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El momento de creer, ¿o no?

F. Cubero

22 de octubre 2011 - 05:03

"A crecer en libertad; por fin", reza uno de los múltiples mensajes intercambiados por políticos tras el anuncio de ETA de su cese definitivo, pero no todos son tan optimistas. Básicamente, es una cuestión de fe: creer o no creer en las intenciones de ETA.

A favor de los crédulos, que el anuncio de ETA es contundente; ella misma lo califica como "histórico", y también, por qué no decirlo, las enormes ganas que hay en la sociedad vasca de que todo se acabe. De pasear sin mirar atrás. En contra, el recuerdo de otras treguas acabadas en frustración. "¿Nos estarán engañando otra vez?", se preguntan hasta los nacionalistas.

No ha habido ni parece que vaya a haber disolución ni entrega de armas, como recuerdan las víctimas; quizás es que es pronto, o quizás las pistolas se puedan volver a usar.

ETA sí ha avanzado su intención de abrir un proceso de diálogo directo con los gobiernos español y francés, una negociación, que desde luego hoy, está completamente descartada. Qué hará ETA cuando vea que no se negocia es otra incógnita.

Sólo el tiempo lo dirá, un "tempo" que desde luego la izquierda abertzale y ETA han manejado a la perfección, con una semana en la que la expectación fuein crescendo. El lunes consiguió reunir a dirigentes internacionales de prestigio -cierto que todos ex mandatarios- en una Conferencia que pidió a ETA exactamente lo mismo que ésta anunció el jueves: su "cese definitivo de la actividad armada". Hoy habrá una manifestación abertzale en Bilbao que ahora se espera sea una fiesta. En realidad la fiesta y el manejo de los medios de comunicación puede disfrazar la derrota y convertirla en victoria.

Porque el abandono de ETA es una derrota: lo deja sin conseguir la independencia, con 700 presos en las cárceles, cercada por la magnífica labor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y sobre todo, con el hastío generalizado de la sociedad vasca y española, que no le pasan ya ni una.

La paz es cara, recordaba esta semana Eguiguren, porque los españoles no están dispuestos a darle absolutamente nada a ETA.

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