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La legislatura encara la prórroga

Dietario de España

El PSOE tiene su última oportunidad tratando de pactar con Junts una agenda tasada, pragmática y posibilista para los próximos meses. Si no estabiliza la legislatura tendrá que convocar elecciones

Pedro Sánchez, el pasado viernes en Fitur.
Pedro Sánchez, el pasado viernes en Fitur. / Eduardo Parra / EP

26 de enero 2025 - 05:45

Dígase: ni al PP ni a Vox y ni a Junts les importa lo más mínimo lo que diga el Gobierno sobre su decisión de tumbar el decreto ómnibus pero les preocupa lo que piense la gente, especialmente al PP. Se ignora si a Junts le inquieta algo más allá de los "tres cigarros de distancia", que es una unidad de medida muy latinoamericana. Lo que decayó el miércoles en el Congreso era un paquete extenso e imposible, sin argamasa, pero incluía medidas tributarias y sociales de largo alcance. Podría entenderse ese decreto que se enviaba a ser convalidado por la Cámara baja como unos presupuestitos camuflados en un intento de amarrar cuestiones relevantes y de evidente calado social ante la dificultad objetiva para aprobar hoy unos nuevos presupuestos generales para 2025. ¿No habrá presupuestos? Que se calmen las aguas. Aún estamos en enero y Junts es imprevisible tanto para negar la mayor como para asumirla. Aunque la primera misión para el Gobierno no son los presupuestos, sino volver a la carretera, de la que lo han sacado a empujones entre Junts, PP y Vox.

Las pensiones, la dana o la OPA de Talgo

Lo único cierto antes del reparto de culpas es que de momento los pensionistas se quedan sin la subida del 2,8%, que quienes cobran las pensiones mínimas o no contributivas no las verán incrementadas en un 6% y que el Ingreso Mínimo Vital no aumentará en un 9%. Los ciudadanos se quedan sin ayudas al transporte público -aunque algunas comunidades las van a mantener temporalmente- y decae la prohibición del corte de suministros básicos y los desahucios para personas vulnerables. No habrá ayudas especiales para los afectados por la DANA de Valencia, las entregas a cuenta a las comunidades autónomas no se actualizan y se pierde el llamado escudo antiopas para evitar que el capital extranjero adquiera empresas estratégicas. Como no se está jugando a las casitas, esta última medida ya ha provocado la posibilidad de que la compañía india Júpiter Wagons lance una OPA sobre Talgo, cuyas acciones subieron un 2% el viernes impulsadas por esta especulación. El capital extranjero, que anda encelado con España desde que los organismos internacionales y la biblia económica del liberalismo ha dicho que es el nuevo país fetiche para la inversión, puede aprovechar esta ventana, que veremos cuánto dura.

El decreto contenía muchas más bagatelas. Si se lo leen -haciendo un esfuerzo por superar la plúmbea literatura legislativa- comprobarán que el portfolio de medidas era inmenso y cubría desde ayudas a las autonomías para modernizar las flotas de transporte urbano, la prórroga hasta abril de la subida del tabaco y otros productos relacionados, ayudas al empleo, subvenciones para recuperar el tejido económico de La Palma tras el desastre provocado por la erupción del volcán, la elevación del mínimo para el pago del IRPF, deducciones por adquisición de vehículos enchufables o por mejoras de la eficiencia energética de las viviendas. Lo de las pensiones es evidentemente lo más llamativo y transversal, pero el decreto entraba en casi todos los recodos de las políticas sociales y tributarias.

La legislatura se estrecha

Son evidentes los riesgos de gobernar con una aritmética tan heterodoxa en la que se incluyen partidos que se desentienden por completo de los intereses generales de los españoles. Viene siendo así desde el comienzo de la legislatura. Es legítimo y, de momento ni la izquierda ni la derecha, tienen opciones para gobernar que no pasen por acuerdos alambicados y que prometen tensión. Pero a la vez es una tortura.

Ocurre que el mandato va achicándose y cada partido utiliza lo que tiene a mano. El PSOE lo ha hecho metiendo en un decreto demasiadas cosas importantes como para que saliera adelante, el PP ha recurrido a su relevancia numérica para colocar a Sánchez ante el discurso -mil veces repetido y alguna vez será cierto- de fin de ciclo; y Junts ha decidido amarrarse a algunos incumplimientos de su pacto para golpear, certificando que su reino no es de este mundo. Todos los movimientos tienen lógica política, aunque las consecuencias de los movimientos carezcan de lógica de país dado el daño que se ocasiona a los ciudadanos. ¿Cuándo se desacopló el interés partidista de los intereses de los ciudadanos?

Toca jugar de 'amarrateguis', en el mejor de los casos

Aun así habrá que esperar al intento de recomposición de las relaciones de los junteros -els juntaires- con los socialistas, aunque la negativa lógica del presidente del Gobierno a someterse a una opción de confianza está atravesada en las negociaciones. Si Sánchez accediera a someterse a ese trámite -el artículo 173 de la Constitución sólo prevé que sea el propio presidente quien la solicite- no sólo puede perder la votación, es que aún ganándola se habría convertido en un pelele de Junts.

Junts le ha devuelto las fotos al PSOE. Posiblemente la única solución es que acuerden una agenda muy tasada, pragmática y posibilista para los próximos meses, con límites y pactos que sean asumibles por el resto de socios parlamentarios. Sería la única forma de recuperar cierta estabilidad y de darle algún horizonte nuevo a la legislatura. El Gobierno no soporta otro nuevo revés en el parlamento y el tiempo no invita a nuevas y grandes hazañas. Toca jugar de amarrateguis. Ya no tiene margen para mucho más y la inteligencia política se manifiesta por la capacidad de interpretar bien cada coyuntura y adaptarse a ella. Es cien veces mejor para el PSOE seguir gobernando con muchos límites y pocos sobresaltos que hacer mudanza desde Moncloa.

Este envite no es fácil: Junts disfruta enturbiando el día a día y entregando o retirando sus votos en el último minuto. Su poder se basa en el chantaje y la capacidad de generar caos. Pero si Puigdemont y Sánchez no hallan la forma de establecer unas relaciones razonablemente previsibles, el presidente se va a ver obligado a disolver las cámaras y marcar una fecha en el calendario para que los ciudadanos vuelvan a votar. En estas circunstancias llegar a 2027 es una quimera para el PSOE y una inmerecida yincana para los españoles.

Esa creatividad imparable

El resto es de cartón piedra. Eslóganes y proclamas en un intento de fijar un marco de interpretación favorable para cada parte culpando al otro. Pedro Sánchez acusa al PP y Junts de haber causado "dolor social", para Feijóo era "un chantaje" y "una trampa" que utilizaba a los pensionistas "como escudos humanos". Junts ni se molesta en calificar los hechos. Sólo dice que esto es lo que hay, que ya está bien de "tentar a la suerte", que estaban avisados y que a ellos les da exactamente igual todo. El líder supremo fugado, siempre excéntrico y asimétrico, sí ha soltado un argumento extraordinario: defiende la subida de las pensiones pero con "un correctivo al alza" para los pensionistas catalanes porque vivir en Cataluña es más caro que en otras comunidades autónomas: no deja de ser un ardid para levantar nuevos muros y negociar con ventaja. El tipo se carga de un plumazo los años cotizados, la cuantía de los salarios y por lo tanto las aportaciones realizadas a la caja común durante la vida laboral de los trabajadores. Y por supuesto la igualdad entre españoles. En justa correlación, posiblemente Moreno Bonilla pedirá que los impuestos de la electricidad sean más baratos en Andalucía que en Asturias porque hace más calor y se utiliza más el aire acondicionado. Y el presidente gallego pedirá pensiones más altas para los suyos porque gastan más en paraguas. Cuando los españoles nos ponemos a ser creativos somos imparables.

Prisas, las justas

Las ayudas sociales, la subida de las pensiones y otros paquetes terminarán ejecutándose. Aunque el PP y Junts, que después de tirar la piedra quieren esconder la mano cuanto antes, ya exigen al Gobierno que active nuevas normas para subir las pensiones y bonificar a los usuarios del transporte público. Es la única forma de tapar cuanto antes su responsabilidad directa en lo ocurrido.

El Ejecutivo, que tiene sus propios planes, ha optado de entrada por dejar que los partidos causantes del derribo legislativo se tuesten lentamente ante la opinión pública. Y no parece dispuesto a trocear el decreto presentando uno limpio y escamondado con la subida de las pensiones y las ayudas al transporte. Sus socios reales, los de Sumar –y Bildu, Podemos y BNG en la Cámara– no aceptan dejar atrás los aspectos relacionados con los desahucios, mientras que PP, Vox y Junts sugieren que el Gobierno es algo así como cómplice de los okupas.

El Gobierno decidirá el martes en el Consejo de Ministros qué hace. Puede aprobar un decreto con la revalorización de las pensiones que entraría inmediatamente en vigor y tendría un mes de margen para ser convalidado en el Congreso. Lo que es imposible evitar es la certeza de que tumbando un decreto con más de cien medidas de todo calado con beneficios directos para millones de ciudadanos, el castigo que infligían el PP, Junts y Vox -más pendientes de la tutela trumpista que de otra cosa- no se limitaba al Gobierno sino a todos los españoles.

Sin proyecto político no hay Gobierno

Es cierto como dice el ministro Bolaños que pese a la inestabilidad parlamentaria el Estado ha aprobado más leyes y decretos leyes que cualquier comunidad autónoma durante 2024, lo que acredita que el equipo de Sánchez se ha doctorado en negociaciones imposibles. Pero ese no es el problema que nos ocupa ahora. Lo sustancial es que el Gobierno a día de hoy está maniatado y ni tiene herramientas para impulsar su acción de gobierno ni puede decidir su agenda legislativa. No hay imposibles, pero la pista se ha empinado mucho.

Es obvio que cuando no se pueden aprobar ni unos presupuestos ni sacar adelante unos decretos la estabilidad es sólo un deseo. Sin estabilidad ni mayoría parlamentaria ni presupuestos no hay proyecto político. Y sin proyecto político no hay Gobierno.

BREVERÍAS

A Trump le importa un pimiento

Un cargamento de pimientos almerienses viajaba esta semana en avión para el mercado norteamericano. Cuando llegó a tierra la nueva administración de EE.UU había decretado sin previo aviso el cierre de la frontera a este producto. Adujeron cuestiones sanitarias que no están acreditadas ni de lejos. No es más que un primer aviso a navegantes. Después será el queso, el vino, la aceituna, el aceite, los coches o los productos químicos. Esa es la forma de conducirse de Trump en la anunciada guerra arancelaria, que se va a llevar por delante muchos intereses. El sector está alarmado y pide que "no se sea beligerante" con Trump. O sea, la doctrina Zuckerberg, quien preventivamente y sin que nadie se lo pidiera -o antes de que se lo pidieran- eliminó los verificadores que controlaban -es un decir- los bulos en sus redes sociales: Facebook, Instagram y WhatsApp. Lo que viene desde la Casa Blanca no se combate con miedos y rendiciones sino con políticas europeas inteligentes. No se trata de beligerancia, se trata de que se hagan prevalecer derechos, acuerdos internacionales y tratados. De amarrarse al derecho internacional y no asumir el derribo masivo de los sistemas institucionales que nos han traído hasta aquí. Esto va de utilizar la potencia política y económica de la UE para establecer acuerdos con otros países alternativos. Otra cosa es que Trump interprete como rebeldía todo lo que sea rendirse. Pero entregarse nunca es una buena estrategia. Lo que faltaba es la rendición global ante el trumpismo. Sería cómico si no fuera trágico.

¿No querría usted algo con ese señor?

El CGPJ va a investigar al juez Adolfo Carretero por su interrogatorio a la actriz Elisa Mouilaá, quien denunció a Íñigo Errejón por una supuesta agresión sexual. Con independencia de lo que se acredite finalmente en el proceso y la decisión de la justicia, lo que parece razonable y ajustado a derecho es que un juez evalúe las pruebas, no que interrogue o cuestione a la denunciante. Carretero, que puso claramente en duda el testimonio de la actriz, llegó a preguntarle si en realidad es que "no querría algo con ese señor". Y otras expresiones bastas y desafortunadas que sirven para disuadir a cualquier mujer que esté pensando en denunciar hechos similares y que son un manual de cómo desproteger -por parte del propio juez- a una víctima. 900 quejas y denuncias ha recibido el CGPJ. ¿acaso no podía el órgano de gobierno de los jueces abrir una investigación de oficio? ¿necesitaba 900 quejas? ¿no le servía con ver un minuto del vídeo? El vídeo, esa es otra: olvídese de su derecho a la intimidad y de otra docena de derechos el día que usted pise un juzgado.

Aldama, mancha que algo queda

Mientras los partidos le sigan dando pábulo a las denuncias, falsas a todas luces, de personajes como Aldama, estos seguirán cantando la traviata para eludir o rebajar el efecto de la justicia. Ha sido el PP, con el genial Tellado a la cabeza, quien pidió explicaciones urgentes tras decir el comisionista que había unas diligencias contra la vicepresidenta Montero o las esposas de Pedro Sánchez y Zapatero por tener millones de euros en paraísos fiscales. Una denuncia que fue archivada al no haberle concedido la justicia la más mínima veracidad. O se plantan todos o los pájaros seguirán cantando, emponzoñando y ensuciando la vida pública.

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