Pilar Cernuda
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Jura de la Constitución
El día está gris. Cubierto por ese barniz otoñal, que sirve de heraldo de noviembre. Por primera vez se siente el frío y queda justificada la ropa de abrigo. La fiesta de Halloween se cuela en los escaparates y bares franquiciados faltos de personalidad. La globalización lo iguala todo. Por ello, quizás, el acto de jura de Constitución de una futura Reina de España aporta color y distinción ante tanta homogeneidad.
La ceremonia tiene lugar en pleno horario laboral. Las nuevas tecnologías permiten seguirla por ordenadores y teléfonos móviles. De aquella España aún en blanco y negro en la que Felipe VI juró la Carta Magna a esta de la era digital y la inteligencia artificial que permiten consultar la pantalla en cualquier lugar del mundo.
La Princesa de Asturias va de blanco impoluto. Viste traje de chaqueta, un conjunto que quedó en el olvido del fondo de armario de las españolas y por el que ahora apuestan muchas celebrities como outfit (palabra odiosa de los especialistas en moda) para sus apariciones mediáticas. Un modelo (de la sastrería Serna) muy similar al usado por la reina Letizia en su primera aparición pública junto al entonces Príncipe de Asturias en el otoño de 2003. Veinte años los contemplan desde entonces.
Coincidencia cromática. Doña Letizia y Francina Armengol, presidenta del Congreso, llevan vestidos con la misma tonalidad de azul. En el caso de la monarca, se trata de un modelo de Carolina Herrera (de la colección de 2013) que ya lució en un acto oficial en Alemania hace un año. Lo embellecen en los hombros unos discretos broches de idéntico color al tejido, a juego con el bolso y el calzado.
La infanta Sofía opta por un vestido estampado, de la firma Erdem y que, según trasciende en algunos medios, se ha alquilado para la ocasión. La bajada del termómetro propicia que la hermana de la heredera al Trono de España tenga que recurrir a un shall negro para combatir el frío mañanero al salir del Congreso.
Entre los políticos, a destacar el fucsia de la ministra de Economía, Nadia Calviño; el original abrigo blanco de grandes solapas de la vicepresidenta Yolanda Díaz (la escasa cuota de Sumar en el acto) y la apuesta del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, por la firma cordobesa Silbon a la hora de elegir indumentaria.
Mientras Madrid –llena de reposteros y banderas rojigualdas– se convierte en epicentro de la fiesta, en otros puntos del país la ceremonia se vive al son de repiques. Se escuchan campanas en Covadonga (centro devocional de Asturias) y en la trianera Capilla de los Marineros para festejar la mayoría de edad de una princesa nacida en la generación Z (palabra de sociólogo). Sonidos de siglos para el día en que España se hace leonárquica.
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