La aldaba
Carlos Navarro Antolín
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Más de un millar de indignados concluyó, pasadas las tres de la madrugada, la improvisada manifestación que han protagonizado por algunas céntricas calles de Madrid, en el mismo lugar desde donde empezaron, la Puerta del Sol.
Durante el recorrido, que les llevó por la Plaza de Callao, Cibeles, Paseo del Prado, Glorieta de Atocha, Plaza de Jacinto Benavente, Carretas y, nuevamente, Sol, corearon un sin fin de consignas como "esta crisis no la pagamos", "no es ilegal la voz del pueblo" y "los políticos no nos representan".
La marcha ha obligado a la Policía Municipal a cortar al tráfico algunos tramos de las calles Gran Vía, Paseo del Prado y Atocha.
Pasadas las doce de la madrugada, un grupo de más de mil personas emprendió camino desde la Puerta del Sol hasta Callao y posteriormente Cibeles, donde tuvo lugar una sentada frente al edificio de Correos, sede del Ayuntamiento de Madrid.
La marcha ha seguido por el Paseo del Prado, hasta llegar a la plaza de Neptuno, cerca del Congreso de los Diputados, cuyo acceso por la carrera de San Jerónimo se mantenía cortado por un amplio dispositivo policial.
En Neptuno, los manifestantes han protagonizado una nueva sentada y coreado lemas como "Ni nos vamos ni nos callamos, seguimos haciendo ruido" o "Stop represión, libertad de expresión".
Frente al Museo del Prado, el grupo de indignados ha vuelto a hacer una sentada, esta vez silenciosa y, tras ella, han avanzado hacia la Glorieta de Atocha, donde los manifestantes se han solidarizado con miembros de la asociación Acas-Sureste, que llevan 43 días acampados en protesta por "la estafa inmobiliaria a 15.000 familias de trabajadores".
"Todo lo que sea apoyo y cariño siempre es de agradecer" manifestó Alejandro de la Cruz, portavoz de dicha asociación, que ha denunciado el desamparo en que se encuentran estas familias tras haber invertido durante años los ahorros de "toda una vida" en viviendas de protección pública en el sureste de Madrid y que no se han construido. "Sólo queremos que se cumpla la ley", agregó.
Tras firmar en apoyo de Acas-Sureste, los manifestantes permanecieron en la Glorieta de Atocha repitiendo sus gritos y consignas y siguieron camino a la Puerta del Sol, donde concluyeron la marcha.
Allí algunos indignados recogían sus tiendas, mientras otros continúan acampados, aunque para muchos de ellos ahora "hay que dar prioridad a las asambleas de barrio, dar la palabra a la gente para que pueda expresar su opinión", como dijo María, psicóloga en paro que "se siente una privilegiada por lo vivido" y que está "convencida de que la gente cambiará".
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