Un futuro al margen de la Familia Real
Conocida durante años como la joven hija del rey Juan Carlos con un brillante futuro profesional y personal junto a un deportista de éxito, la infanta Cristina afronta ahora una vida al margen de la Familia Real.
Diecisiete años después de su boda con Iñaki Urdangarín, entonces una respetada figura del balonmano, su única aparición pública reciente ha sido para comparecer ante un juez, el mismo que había citado a su esposo como imputado en dos ocasiones, y su ausencia de toda actividad oficial desde que estalló el caso Nóos se hizo patente durante la proclamación de su hermano como Rey, Felipe VI.
Era la primavera de 2009 cuando se anunció el traslado del matrimonio Urdangarín-Borbón, con sus cuatro hijos, de Barcelona a Washington, donde el entonces libre de toda sospecha duque de Palma había recibido una propuesta para ejercer el cargo de presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica Latinoamérica. En aquel momento, eran percibidos por la mayoría como la pareja perfecta, querida e incluso envidiada, que se había visto unida por el deporte en los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta, donde la hija menor del Rey había conocido a un atractivo jugador de balonmano que conquistó la medalla de bronce con el equipo nacional.
Nacida en Madrid en junio de 1965 y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense, fijó aquel decisivo 1992 su residencia en Barcelona, en un principio para un periodo de seis meses, con el fin de participar en la Organización del Campeonato Mundial de Vela Adaptada, aunque esa temporalidad se prolongó diecisiete años.
Poco antes de contraer matrimonio en Barcelona con Iñaki Urdangarín, en octubre de 1997, recibió el título de duquesa de Palma de Mallorca.
No podía pensar entonces que aquella Comunidad iba a convertirse en el epicentro de unos crecientes problemas judiciales, que empezaron a sacudir su vida familiar en 2011, cuando el instructor del caso Nóos citó como imputado a su esposo, y que desembocaron en abril del pasado año en un auto del mismo juez, José Castro, en el que era ella la llamada a comparecer como imputada.
Pocos días antes de su imputación, en diciembre de 2011, don Juan Carlos apartó de toda actividad oficial a su yerno por su conducta no ejemplar.
En este largo vía crucis, la reina Sofía ha apoyado públicamente sin fisuras a su hija y su yerno. Sin embargo, el rey Felipe VI subrayó en su proclamación que la Corona debe "velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente".
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