La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
París/El tiroteo que acabó el martes con la vida de un policía francés en una localidad al sureste de París se produjo después de que las fuerzas de seguridad galas sorprendiesen a cuatro terroristas repostando gasolina en la carretera en cuatro coches robados en las inmediaciones de un taller de coches de segunda mano. Una vez procedido a esposar a uno de ellos -Joseba Fernández Aspurz- otros dos coches llegaron al lugar y abrieron fuego contra los agentes, según informaron fuentes de la lucha antiterrorista.
Los cuatro terroristas se encontraban repostando sus vehículos robados -marca BMW de gran cilindrada- con garrafas de gasolina en el arcén de la carretera cuando la Policía, que había sido alertada de un robo en un taller de coches cercano, se acercó al lugar y procedió a identificar a los cuatro presuntos etarras, llegando a esposar a Fernández Aspurz.
En los otros dos vehículos, que llegaron minutos después, iban otros tres o cuatro terroristas que fueron quienes abrieron fuego contra los agentes al ver la situación. Tras el tiroteo, todos los etarras huyeron en dos coches, a excepción del detenido y otro dos miembros de la banda que escaparon a pie campo a través, según las mismas fuentes, que descartaron que portasen material explosivo, por lo que no parece que fuesen a llevar a cabo una acción inminente. Estas mismas fuentes, precisaron que el arma que se le incautó al detenido era una Smith and Wesson del calibre 357 Magnum, procedente del robo cometido por ETA en la fábrica de armas de Vauvert en octubre de 2006, en pleno proceso de negociación.
Un comando de ETA, compuesto al menos por cinco personas, sustrajo por la noche un total de 300 revólveres, 50 pistolas, munición y piezas sueltas de estas armas cortas de una empresa de importación y venta de armas. En las últimas detenciones practicadas a la banda, han sido varios los etarras a los que se les han incautado este tipo de armas procedentes de aquel robo.
Según las mismas fuentes, el atentado del martes, prueba que ETA se nutre desde hace tiempo de jóvenes inexpertos procedentes de la kale borroka y que la situación de debilidad de la banda hace que apenas sean sometidos a cursillos de formación en el manejo de armas o explosivos. Actualmente, 100 de los cerca de 650 presos de ETA están en la cárcel, cumplen condenas por kale borroka o por integración en Segi, según estas fuentes.
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