Pilar Cernuda
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Madrid/La decisión de España de no participar en la toma de posesión de la nueva presidenta de México "a ningún nivel" después de que no se incluyera al Rey en la invitación supone un nuevo desencuentro diplomático con ese país con el que se cierra el mandato de Andrés Manuel López Obrador, quien llegó a plantear "una pausa" en las relaciones con España.
El Gobierno español ha subrayado que la decisión de no enviar a ningún representante a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum al haber excluido a Felipe VI de la invitación a ese acto, se ha adoptado en defensa del jefe del Estado y ante una actitud de ese país que considera inexplicable.
El Ministerio de Asuntos Exteriores difundió este miércoles un comunicado en el que considera "inaceptable" la actitud del Gobierno mexicano y fuentes del Ejecutivo aseguran que "no se entiende" la exclusión de Felipe VI de la invitación oficial.
Además del Rey, que es quien acude a las tomas de posesión de los presidentes latinoamericanos, estaba previsto que acudieran el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz.
El mandato del presidente saliente, en cuya toma de posesión sí estuvo presente el Rey de España en diciembre de 2018, ha estado salpicado de la polémica en las relaciones bilaterales con el argumento de que España debía pedir disculpas por la conquista del país y por sus críticas a las empresas españolas, especialmente Repsol.
En marzo de 2019, López Obrador llegó a enviar una carta a Felipe VI en la que le pedía que reconociera los "errores" durante la conquista española y pedir disculpas por ellos.
El presidente mexicano insistió en las críticas a la conquista española en agosto de 2021 y en febrero de 2022, cuando habló de "pausar" las relaciones con España y con las empresas españolas.
Y es que el otro frente polémico en las relaciones entre España y el gobierno de López Obrador ha sido la presencia de las compañías españolas en el país, especialmente la energética Repsol, a la que acusó en junio de 2019 de lucrarse a costa de licitaciones otorgadas por el Gobierno mexicano desde 2003. "A mi no me paga Repsol, me pagan los mexicanos", aseguró entonces.
Ahora, la que será a partir del 1 de octubre nueva presidenta de México dijo a finales de julio estar de acuerdo en que debe haber una petición de perdón por parte de España por "la conquista española" que dejó "muchas masacres y violencia", aunque insistió en mantener las relaciones bilaterales.
Sheinbaum ha anunciado que responderá por carta al Gobierno español y, en declaraciones a la prensa, ha prometido: "Mañana les explico porque tiene su "chiste". Mañana tempranito (...) no hay ningún problema".
La decisión del Gobierno de que España no esté representada ne la toma de posesión de Sheinbaum es coincidente con el criterio que mantiene el principal partido de la oposición, el PP, en este asunto.
El portavoz del PP, Borja Sémper, ha exigido este miércoles a México "respeto" a España después de la exclusión de Felipe VI de la toma de posesión de la presidenta electa mexicana, Claudia Sheinbaum, y ha recalcado que si el Rey no está invitado, España "no está invitada".
En declaraciones en los pasillos del Congreso, Sémper ha resaltado que Felipe VI, que es el jefe del Estado, es "el representante" de España y si él no está invitado a ese acto, no lo está tampoco España.
"Su majestad el Rey es el representante, lógicamente y si su majestad el Rey no está invitado, España no está invitada. Respeto a su majestad el Rey y un respeto a España", ha manifestado el dirigente del PP a los periodistas.
La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, ha pasado en estos últimos meses de justificar las invitaciones a dirigentes como el venezolano Nicolás Maduro o el ruso Vladimir Putin a su toma de posesión, argumentando cuestiones protocolarias, a dejar fuera a otros por razones políticas, como puedan ser los casos de Ecuador, Perú y, más recientemente, el Rey Felipe VI.
El equipo de Sheinbaum ha explicado en estos últimos meses que no habría "exclusiones" y que, al extender las invitaciones, se limitaría a la "práctica protocolaria" de tender la mano a todos los países con los que México mantiene relaciones diplomáticas, como indicó ante los medios el futuro ministro de Exteriores, Juan Ramón de la Fuente.
Según esta explicación, una vez los países planteasen su "reacción" a la invitación, se empezaría a ver en "detalle" cuál es el nivel de la delegación, a raíz de la polémica que ya se había generado con la invitación extendida al presidente de Rusia, Vladimir Putin, sobre quien pesa una orden de arresto dictada por el Tribunal Penal Internacional.
La propia Sheinbaum ahondó en declaraciones posteriores a la prensa en los argumentos del próximo canciller, recalcando que "se invitó a todos los países con los que México tiene relaciones", si bien semanas después terminó justificando excepciones con respecto al presidente de Ecuador, Rafael Noboa, y a la jefa de Estado de Perú, Dina Boluarte.
La presidenta electa dijo a finales de julio que ni el ecuatoriano ni la peruana están en la lista, "obviamente", porque México "no está de acuerdo con la política que se ha tenido" tanto en Ecuador como en Perú, matizando por tanto los argumentos protocolarios previamente esgrimidos en el caso de Putin.
En el caso de España, el Ministerio de Asuntos Exteriores criticó el martes la "inaceptable" exclusión del Rey de la lista de invitados y anunció que, como muestra del malestar, no habría representación española de ningún nivel en el traspaso de poderes entre Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum.
Sheinbaum desveló esta misma semana en redes sociales que "105 países y 22 organismos internacionales" habían confirmado asistencia a los actos del 1 de octubre.
La lista incluye ya los nombres de varios presidentes, principalmente de la región latinoamericana, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el cubano Miguel Díaz-Canel, el colombiano Gustavo Petro, el boliviano Luis Arce, el chileno Gabriel Boric, el dominicano Luis Abinader, la hondureña Xiomara Castro o el guatemalteco Bernardo Arévalo.
Este informe preliminar no aclara el nivel que tendrá la delegación venezolana, si bien el Gobierno colombiano ya ha expresado públicamente su confianza en que la cita en la capital mexicana sirva para organizar reuniones relativas a la actual crisis de Venezuela e incluso dar pie a un cara a cara entre Petro y Maduro.
La Casa Blanca, por su parte, estará representada en México por la primera dama, Jill Biden, mientras que por parte europea la única confirmación recogida en este informe era la del expresidente alemán Christian Wulff.
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