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La revolución imprevisible e impredecible

Sociólogos, politólogos y expertos en redes sociales expresan su sorpresa por el movimiento del 15 de mayo · Barajan un pronóstico incierto sobre el impacto que este fenómeno tendrá en las elecciones de hoy.

Foto: Victoria Hidalgo
Antonio Fuentes / Sevilla

22 de mayo 2011 - 01:00

Un nuevo fenómeno independiente irrumpe en campaña electoral. ¿Nuevo? ¿Independiente? ¿Y precisamente en plena cita electoral?

El denominado movimiento del 15 de mayo ha alterado la actualidad política hasta convertirse en el principal protagonista de las elecciones autonómicas y locales que se celebran hoy. Pero, ¿tendrán estas acciones incidencia en los resultados? Un interrogante más, quizá no el más importante, y muy pocas respuestas.

La incertidumbre es la raíz y la flor de este fenómeno, que demanda la atención de los partidos políticos y tiene entre sus propósitos remover la conciencia de los ciudadanos, con cientos de miles de jóvenes como mayoritarios pero no únicos adeptos.

¿Dónde nace? La génesis es medianamente reconocible. Democracia Real Ya (DRY), una convocatoria ciudadana y apartidista forjada al calor de internet y de las redes sociales según su propia denominación, convoca una manifestación en Madrid, secundada en otras ciudades. La fecha llevaba puesta meses, y su repercusión en los medios de comunicación tradicionales los días anteriores es nula. La casa de DRY es Facebook. Apagadas las luces de una exitosa manifestación, algunos de los asistentes acampan en la Puerta del Sol. Espontáneo o no, es la continuidad de la acción. Los propios organizadores se ven desbordados. La protesta iba a retomarse tras el 22-M. Pero no. Va a ser aquí y ahora. Detrás, se supone, otros activistas. La propagación solidaria es inmediata. Sólo hace falta un clic.

¿Qué sorprende? La movilización se entiende como una protesta coyuntural (índice de paro, desempleo juvenil, recortes públicos,...), pero arranca en su ideario con la exigencia de un cambio estructural: la reforma del proceso democrático, con la modificación inmediata de la Ley Electoral (no al bipartidismo).

Éste es un primer factor de sorpresa para Ramón Vargas Machuca, filósofo político y profesor en la Universidad de Cádiz. A la expresión de malestar se une la crítica al deficiente funcionamiento de la democracia. Para Vargas Machuca, es "lamentable" una comparación con los países árabes.

El espíritu es otro. Pero, ¿de dónde surge? Manuel Jiménez, profesor de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, lo vincula al espíritu de los movimientos antiglobalización. En los 90 triunfa la resistencia global, contra la presión de los mercados y el poder económico, y algo todavía queda en la rebelión actual. Pero la novedad viene de que ahora el fenómeno es español (spanishrevolution) y tiene como claro objetivo a la clase política: exigen una profundización de la democracia. "Antes era contra las organizaciones internacionales y ahora el objetivo se dirige al sistema político español, pidiéndole que sea más sensible con la gente", señala.

¿Por qué ahora? El sociólogo entiende que la movilización la provocan las políticas económicas. Se aceptaron los recortes del Gobierno, pero nos hemos dado cuenta de que no han valido para nada. La desigualdad es manifiesta. "En el Reino Unido o Grecia salieron a la calle los estudiantes contra las medidas de ajuste y nos preguntábamos por qué no ocurría aquí. Ahora nos preguntamos por qué ocurre. Esa emoción, esa indignación, ha crecido poco a poco".

DRY elige el 15-M, en plena campaña. Los organizadores, y los activistas, saben desde el primer momento que necesitan a los medios de comunicación para que hagan de correa de transmisión hasta los políticos. El movimiento entra de lleno en agenda.

Pero mañana, pasadas las elecciones, ¿qué pasará? Los especialistas consultados eluden hacer pronósticos. Así de incierto es el fenómeno. Este movimiento "se está construyendo", afirma Fernando Fernández-Llebrez, profesor titular de Ciencias Políticas en la Universidad de Granada.

"DRY es una estructura muy débil, que ahora mismo está pidiendo tiempo para reflexionar sobre lo que está pasando", expone. Lo fenomenal para Fernández de este movimiento y lo más novedoso es que irrumpe de lo desconocido: no hay casi nada organizado y están decidiendo sobre el momento. No surgió de ONG conocidas. No hay líderes, ni portavoces. Es todo espontáneo y, por ello, corre el riesgo de ser volátil. Las acampadas acabarán. Y sin un componente ideológico bien definido que se elabore a partir de hoy, la continuidad del movimiento está en entredicho, señala el politólogo.

¿Y quiénes son? Los indignados toman su nombre del libro de igual título del nonagenario francés Stephen Hessel. Ha sido un multiventas y seguirá siéndolo. Lleva dos meses como número uno en Fnac y en Casa del Libro de Sevilla . Portavoces de ambas cadenas constatan un repunte en las ventas en esta última semana, si bien no dan cifras por "política de empresa".

El movimiento del 15-M ha seducido a cientos de miles de jóvenes. Han pasado de ser ninis a unos revolucionarios que amenazan el sistema. Son herederos de la democracia y tienen sus propias reglas.

Para Manuel Jiménez, muchos de estos jóvenes adquirieron experiencia previa en las movilizaciones por las reformas educativas y, sobre todo, en las protestas contra la guerra de Iraq. Fue su socialización política y ahora ésta será la de otros muchos. "¿Qué sería de los jóvenes si no pudieran tener este aprendizaje de radicalidad democrática?", se pregunta Jiménez, experto en movimientos sociales de protesta.

¿Cómo lo hicieron? Esta juventud es coetánea a las nuevas tecnologías. Aprovechan la rápida propagación del pensamiento. Este caso se podría describir como la creación de una comunidad, describe Luis Rull (@luisrull), emprendedor de internet y empresario. "Digamos que la etiqueta sería No me gustan los partidos políticos. Antes un perro flauta y un emprendedor de internet se veían como bichos raros. Ahora, más allá de las diferencias en planteamientos globales, podemos reconocernos en un caso común y en un punto: que los partidos tienen que cambiar", explica.

Última pregunta: ¿Influirá el movimiento en las elecciones? Disparidad de opiniones y una respuesta común: ni idea. Los especialistas coinciden en que el movimiento está en una primera fase poco influyente y que habrá que esperar a cómo se sustancia de cara a 2012. Hay una ligera tendencia a pensar que serán los partidos de izquierda los perjudicados, por la abstención o el voto en blanco, pero probablemente la incidencia sea escasa. El impacto habrá que analizarlo a posteriori. La única certeza de este fenómeno es que ha sido imprevisible en su origen, allá hace una semana, y es hoy impredecible.

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