La regla del nueve
58 escaños El resultado extrapolado de las elecciones le daría la mayoría absoluta a Arenas Expectativas El PP calculó, sin embargo, unos datos mejores, y por ello la alegría no brilló tanto UPyD La irrupción resta votos al PSOE


HACE sólo una semana, hicimos una predicción en estas mismas páginas. El resultado del 20-N en Andalucía daría cuenta de las opciones reales de Javier Arenas de convertirse en el presidente de la Junta en 2012. La tesis era la siguiente: el PP ya había ganado las municipales, con una ventaja de 7,2 puntos de los socialistas; si volvía a vencer en las generales y a ampliar la diferencia, tendría la Presidencia casi en la mano. Y se cuantificó: una diferencia de más de 10 puntos -no digamos ya de más de 12, como daban la mayoría de las encuestas- jugaba a favor de Arenas; si era menor, y cuanto más se acercarse al 7,2, Griñán contaba todavía con opciones.
Lo del 10 no era un capricho, era una barrera psicológica que manejaban ambos partidos, así que, cuando en la noche del 20-N, el PP le sacó 9 al PSOE todos creyeron que aún había juego. Cuentan quienes estuvieron en la sede del PP de la calle San Fernando de Sevilla que Javier Arenas, dos veces campeón en unas elecciones andaluzas -las municipales y las generales-, no estaba del todo contento, a pesar de su victoria. Aunque el PP obtuvo en Andalucía 260.267 nuevos votos del medio millón que consiguió Rajoy en toda España; aunque el PSOE perdió 752.433 sufragios en la comunidad, y aunque los populares también ganaron Huelva y Jaén, Arenas no tenía el rostro de un campeón. El PP también esperaba unos 11 puntos y más diputados, en vez de ocho nuevos, unos 10. El sexto de Sevilla que no consiguieron cayó como un mazazo.
Eso: nueve puntos. Sin embargo, nos equivocamos o, para ser más exacto, estábamos -estaban- pensando en un escenario que ahora cambiará. La posible entrada del partido de Rosa Díez, UPyD, en el Parlamento andaluz altera la consideración de las cifras.
Si el voto andalucistas perjudicaba al PP, el de UPyD empeora las opciones del PSOE, y no tanto por el trasvase, sino porque el voto progresista se pierde más en los restos, esos sufragios de retales que no cuentan para conseguir escaños aunque sumen mucho.
La empresa Commentia realizó para los diarios del Grupo Joly la proyección de los resultados del 20-N a unas elecciones autonómicas, y -cosas de las matemáticas- adiós al 10 como regla fija. Con el resultado del domingo, Arenas habría sacado 58 parlamentarios, cuatro más de los necesarios para gobernar; el PSOE hubiera bajado hasta 44; IU perdería uno y se quedaría con cinco, y el partido de Rosa Díez entraría en la Cámara autonómica con dos diputados por Málaga y Sevilla.
Commentia realizó los cálculos esa noche sobre dos escenarios. El citado, en el que Jaén perdería un escaño en favor de Málaga por razones de censo, y el segundo, con el actual. Los dos dan el mismo dato para el PP: 58 escaños.
Alrededor de las 2 de la madrugada del 21 de noviembre, dirigentes del PP y algunos destacados militantes socialistas realizaron el mismo cálculo. Sencillo, adjudicar el número de votos obtenido por partido a cada provincia andaluza, dividir y obtener escaños. Alguien avisó a Arenas del resultado. Se le debió cambiar la cara. En el PSOE, por lo oído ayer en la sede de San Vicente, no han hecho mucho caso de la extrapolación y siguen confiando en que 9 puntos de diferencias son salvables y no dan para una mayoría absoluta.
La irrupción de UPyD, que puede sustituir a los andalucistas como cuarta fuerza política, es más que significativa: de apenas 40.000 votos ha pasado a 207.517, insuficientes para obtener un escaño a nivel nacional, pero sí en Andalucía. La llegada andaluza del partido de Rosa Díez abundaría en el problema general del PSOE, que es el de la dispersión del voto progresista entre escaños efectivos y restos abandonados por la Ley D'Hont.
Así, pues, Arenas cuenta con muchas opciones de convertirse en presidente. Una extrapolación no es un vaticinio: las condiciones cambian de unas elecciones a otras; en las andaluzas habrá más abstención, y habrá que considerar dos efectos: cómo influyen los primeros meses de Presidencia de Mariano Rajoy en Andalucía y si el castigo a Zapatero que ha sufrido Rubalcaba, se mitiga en la persona de José Antonio Griñán.
Sobre el primer asunto, hay algo que cuenta a favor del PP. En las comunidades autónomas donde se han tomado medidas de ajustes más fuertes, como Cataluña y Castilla-La Mancha, han salido reforzado los partidos gobernantes: el PP de Cospedal y CiU. Rajoy, además, ya ha tomado la primera decisión para beneficiar a Arenas: el congreso del PP se celebrará en Andalucía del 17 al 19 de febrero, con el nuevo Gobierno en pleno y -apostaría- que en la ciudad de Sevilla. Esta provincia ya está en el objetivo del PP. Arenas ha ido mucho a Almería, no ha dejado de viajar, ha conseguido un partido hegemónico, y ahora deberá dedicarse a esta circunscripción si quiere ganar. A estas horas ya es posible que los estrategas del PP hayan marcado 10 ó 12 poblaciones dianas que le podrían dar la victoria en esta circunscripción, que es, además, donde más repercusión tiene el escándalo de los ERE. De esto se va seguir hablando mucho, y el PP intentará cobrarse la cabeza política de su secretario, José Antonio Viera.
A pesar de la extrapolación, Arenas es una suerte de Sísifo condenado a vivir en permanente campaña electoral: no se va a relajar, y pedirá al partido mayor movilización. La sucesión de sondeos extremadamente favorables ha podido perjudicarle por la vía del asentimiento, y el PP ha notado que los mítines para el 20-N no se llenaban con tanta alegría como en las municipales.
Pero José Antonio Griñán aún cuenta con algunas bazas. La primera: que las elecciones generales no las ha perdido Rubalcaba, sino Zapatero, el castigo ha sido bestial, y quizás no haya tanta resaca cuando lleguen las autonómicas. Y la segunda, el alineamiento de Griñán con la tesis de los rubalcabistas, con la parte más sensata del PSOE y la que sabe cómo trabajar en las condiciones más adversas.
Griñán almorzó ayer con sus secretarios provinciales, pero este domingo se reunirá con ellos y con los miembros andaluces de la ejecutiva federal, donde están Manuel Chaves y Gaspar Zarrías. Habrá foto y un manifiesto a favor de la cohesión del partido. Rubalcaba se abre paso como la opción posible, y Andalucía va a estar con él. Es posible que en las provincias se pacten listas de cara al congreso federal, aunque antes deben resolver la crisis malagueña y la de Juventudes Socialistas, donde en Sevilla ha dimitido la mitad de los miembros de la dirección para forzar la creación de una gestora. Problemas.
En la imagen,
Arenas, Crisóbal Montoro y Zoido, alcalde de Sevilla, la noche del 20-N.
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