La parte contratante de la primera parte

El pego

Las alabanzas de Ada Colau hacia Madrid y sus problemas en Cataluña.

Luis J. Pérez-Bustamante

15 de diciembre 2015 - 05:00

LAS campañas electorales son muy entretenidas. Hay que reconocerlo. Puede ser que no se lo parezca así a la mayoría de los ciudadanos, pero es realmente entretenido ver cómo se puede decir una cosa y la contraria en 24 horas sin ningún tipo de rubor. Ayer le pasó a los chicos de En Comú Podem , la marca blanca de la formación que ha llevado a Ada Colau a la Alcaldía de la capital catalana. La cosa consiste en que Ada fue el domingo a Madrid apoyar al amigo Pablo Iglesias en un mitin -Carmena prefiere hacer mutis por el foro en esta campaña-. En el acto, Ada se deshizo en alabanzas hacia Madrid, cantó las maravillas de la capital del Reino y la situó como centro de todo lo bueno que está por venir. "Madrid puede volver a ser nuestra capital", dijo. Ovación estruendosa en la Caja Mágica. Estupefacción en Catalunya. Zape. Centralismo horrible, pensó alguno. Por supuesto, los chicos de ERC y de Mas (se llamen como se llamen) a la cabeza para poner en solfa las contradicciones de la diva del catalanismo. Blanco y en botella pensaron: ésta vende una moto aquí y otra muy distinta cuando cruza la frontera. A por ella.

Conscientes del supuesto error, los chicos de Ada se lanzaron ayer a arreglarlo de la forma más simplona. "Se han malinterpretado sus palabras", dijo el cabeza de lista Xavier Domènech. Que Madrid mola, pero no tanto como Barcelona. (Como si la Almudena pudiese competir con la Sagrada Familia, hombre). Qué gran recurso eso de la malinterpretación. Es algo así como decirle al personal que menos mal que estoy yo para explicarme porque vosotros no os habéis enterado de nada.

Porque la verdad, lo dijo Ada por la mañana con el corazón en la mano, es que "Madrid es la capital del Estado plurinacional y de la defensa al derecho a decidir". Más o menos una ciudad hermana de Catalunya y no lo que esos Ultra Sur han conseguido que creamos los demás. Dice Ada que "Madrid es la capital de la gente, del cambio", no vayamos a pensar lo contrario.

Por si el lector no se ha enterado, Madrid era el domingo la capital del Reino -uy, perdón, del Estado- y el lunes amaneció como el centro más descentralizador del mundo. Una cosa y la contraria en apenas 24 horas. El equilibrismo podemita que lanza un mensaje unificador en la piel de toro (con perdón), pero mantiene su esencia libertaria en la esquina superior derecha del mapa.

Porque, como dejaron claro los Hermanos Marx, "la parte contratante de la primera parte concluye que está de acuerdo con la parte contratante de la segunda parte". Y si usted todavía no se ha enterado es porque la parte contratante de la segunda parte no le ha dejado claro que firma con la parte contratante de la primera parte. Que para el caso es lo mismo o si no es igual. ¿O no le ha quedado claro?

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