Los exégetas del enigma Rajoy
Varios libros intentan explicar cómo un político sin apenas carisma llegó a presidente del Gobierno
¿Cómo Mariano Rajoy ha llegado a donde ha llegado? Para los expertos en política tiene algo de enigma. A estas alturas todo el mundo sabe que su nombre estaba escrito en un libro azul de Aznar, que fue designado a dedo como sucesor... y que lo fue porque Rodrigo Rato rechazó dos veces serlo. Y así fue como Rajoy, de una familia bien pontevedresa, nieto de un republicano que intervino en la redacción del estatuto gallego y que por ello fue condenado al ostracismo por el franquismo, llegó a la cumbre sin que se le conocieran grandes padrinos políticos, escalando poco a poco, de concejal a presidente del Gobierno, tras perder dos elecciones generales seguidas, pasando por todos los cargos. Inaudito. Un hecho político inaudito.
La periodista Magis Iglesias, que escribió un libro sobre ese proceso sucesorio, ha considerado que "tiene habilidad para conseguir que no se note y evitar dejar cadáveres. Ni envidias ni enemigos. Ya dijo el día en que fue elegido que no tuvo problemas con nadie. Es un genio de la ambigüedad calculada".
Carlos Graciano, que escribió El hombre impasible, subraya su falta de carisma, pero considera que eso puede ser un activo: "Nunca tendría un póster de Rajoy en mi habitación pero sí le encomendaría mi plan de pensiones. (...) Hoy nadie quiere a un George Clooney de la política, quieren a un tipo que les saque las castañas del fuego". En una ocasión, el propio Rajoy le dijo a Graciano tras destaparse todo el caso Gürtel, incluso su famoso sms a Bárcenas, que "ahora ya aguanto lo que me echen". Graciano es de los que piensa que Rajoy "se agarra como un percebe a la roca".
Antón Losada tuvo un gran éxito de ventas con su libro Código Mariano (Desmontando a Rajoy). También intenta responderse preguntas que nos hacemos: "Es un superviviente. Ha convencido a todos que es un hombre que no tiene ideología, cuando en realidad sí la tiene. Es una persona conservadora, tiene un modelo de sociedad en la cabeza (...) y siempre quiso llegar donde ha llegado. Ha orientado su carrera política en esa dirección. Es un opositor y la política para él es ir sacando plazas. Primero fue diputado, luego ministro, vicepresidente…. y solo le quedaba la de presidente".
Sobre esa ideología siempre se recuerdan los artículos que escribía a principios de los años 80 en El Faro de Vigo, cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra. El joven Rajoy citaba con admiración a Luis Moure, un notario franquista que de joven tenía posiciones cercanas al nacionalsocialismo, o Gonzalo Fernández de la Mora, cercano a Juan de Borbón en los años 50 y que se fue aproximando al núcleo duro del último franquismo. Tanto uno como otro cavilaban sobre la imposibilidad de la igualdad humana, algo que Rajoy refrendaba en sus artículos. Son los últimos ramalazos ideológicos que se le recuerdan a Rajoy y se podría pensar que saberse estar callado y su relación con Manuel Fraga le catapultaron a la política nacional.
Jorge Verstrynge, un delfín del Fraga de Alianza Popular que ahora es muy cercano a Podemos y que ha sido profesor de Pablo Iglesias, está seguro que no fue así. "Rajoy era un personaje educado, comedido, que, ante el odio que le profesaba Fraga, un odio africano, respondía con una especie de desprecio olímpico. La relación Rajoy-Fraga era una de las cosas más graciosas que he podido ver: no se podían ver, eran antitéticos", revelaba en una entrevista a la publicación Jot Down.
Cuando Rajoy decidió sacar sus memorias mostró un poco ese carácter templado que tanto le gusta cultivar. Fueron llamadas aquellas memorias En confianza y no era mucho más que un producto electoral, pero sobre ese libro dijo Rajoy que "es un libro a mi favor, donde se huye de los chismes y no se mete con nadie. En este libro estoy yo o parte de mí. A algunos gusto más, a otros no tanto y a no sé cuantos nada". Todos los ingredientes para describir un libro apasionante. No hay peor forma de vender un libro, pero dice mucho de quien lo firmaba.
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