La enésima Batasuna vuelve al Congreso

Amaiur podrá regresar 15 años después a la Cámara Baja · El PNV será el gran damnificado y se asoma al Grupo Mixto

Representantes de Bildu ante el Congreso de los Diputados en vísperas de las elecciones municipales del pasado 22 de mayo.
Representantes de Bildu ante el Congreso de los Diputados en vísperas de las elecciones municipales del pasado 22 de mayo.
Roberto Pareja

12 de noviembre 2011 - 01:00

¿La zorra volverá al gallinero? Afirmativo. Quince años empolvan la última comparecencia de la izquierda abertzale en las urnas en unas elecciones generales, cuando Herri Batasuna logró dos escaños -de los 19 que se repartía el País Vasco- en el Congreso de los Diputados, y ahora sus legatarios de Amaiur (tierra madre) amenazan con superar sus mejores resultados -en 1986 y 1989, cuando lograron cuatro parlamentarios-, lo que se traduciría en que los proetarras contarían con su propio grupo parlamentario en el Congreso, a costa del PNV obviamente, que espera con cierta aprensión ese veredicto de las urnas, temeroso incluso de precipitarse al Grupo Mixto, caso de que pierda dos de los seis escaños que logró en 2008.

La presencia de Batasuna en el Congreso siempre fue testimonial y sus electos al tomar posesión de sus escaños estrenaron la fórmula "por imperativo legal", por lo que se les bloqueó como aforados de pleno derecho, aunque finalmente el Tribunal Constitucional dio plena validez a sus actas de diputados y senadores.

Amaiur es la enésima encarnación de la fundacional Herri Batasuna, que ha utilizado hasta 14 marcas electorales a lo largo de sus 31 años de existencia. Los mismos perros con distintos collares para sortear las sucesivas ilegalizaciones del brazo político de la organización terrorista ETA. La izquierda abertzale iba camino de ser una formación residual de la mano de la Ley de Partidos, con honrosas excepciones como Aralar, que siempre condenó la violencia, pero el ansiado anuncio de ETA del cese definitivo de la violencia ha disparado las expectativas de Amaiur, coalición que integran Eusko Alkartasuna, Alternatiba, la propia Aralar e independientes. Un éxito en las urnas que se ve venir desde el pasado 22 de mayo, cuando sus sosias de Bildu revolucionaron el mapa electoral de Euskadi al ser la segunda fuerza más votada en las municipales.

De lo que se deriva que el pulso con el PNV por la supremacía en el liderazgo abertzale, en el camino hacia la independencia para entendernos, está servido.

Y es que la tragedia llama a las puertas de Sabin Etxea. El reciente sondeo del CIS le concede tres escaños, los mismos que a Amaiur, por lo que los candidatos del PNV han endurecido sus críticas contra la formación soberanista, a la que acusan de tardar 30 años en apostar por las vías políticas, sin la muleta de las pistolas, y arremeten contra la gestión de Bildu en las instituciones que gobierna. como el Ayuntamiento de San Sebastián o la Diputación de Guipúzcoa. La formación que dirige Íñigo Urkullu está poniendo toda la carne en el asador reivindicando un nuevo estatus político para el País Vasco.

Otro vendaval al que debe hacer frente el PNV es el del PP, al que los sondeos, el del CIS también, auguran un subidón similar que experimentará en el resto de España. Los socialistas vascos no parece que vayan a rentabilizar todo lo que tiene que ver el Gobierno de Madrid con el nuevo escenario sin violencia y se desinflarán igual que el PNV. El partido de Patxi López -"el lehendakari de la paz", como se esfuerzan en transmitir los candidatos del PSE-EE allá donde van- seguirá siendo el más votado pero posiblemente pierda la mitad de los diputados que obtuvo hace tres años, cuando logró nueve actas pese al reciente acta de defunción de la negociación de Zapatero con ETA que selló el atentado en la T-4 de Barajas el 30 de diciembre de 2006.

Un triunfo del PP marcaría un inédito punto de inflexión en la política vasca y parece difícil que no se produzcan acontecimientos de calado, como un adelanto de las autonómicas, un acercamiento de los socialistas al PNV para afilar la oposición a Rajoy en Madrid o una nueva unidad de acción nacionalista, o hasta podría reeditarse esa entente contranatura PP-PNV que sellaron Aznar y Arzalluz en 1996. ¿Quién sabe? La política hace extraños e impensables compañeros de cama.

El caso es que, como dice el eurodiputado del Partido Popular Carlos Iturgaiz, "alguno se va a llevar un susto con el resultado de ETA (sic) el 20 de noviembre".

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