¿Cuántos votos necesita Vox en la provincia de Cádiz?
Elecciones generales en Cádiz
El 'precio' del noveno diputado por Cádiz se ha disparado conforme ha ido avanzando la democracia, pasando de los 40.000 votos de los años 70 a los 60.000 que se precisan ahora
El censo, la abstención y los caprichos de la Ley D’Hondt influyen en el cálculo final
El escaño en el Senado sigue estando carísimo, aunque sin tanto bipartidismo el listón desciende
Cádiz/¿Conseguirá Vox algún diputado por Cádiz en el Congreso? ¿Cuántos votos precisa para ello? ¿Y puede quedarse Podemos sin diputados gaditanos en el caso de que se confirmara el declive que aventuran las encuestas? Todos los partidos y buena parte de la sociedad se repiten estas preguntas, cada vez con más insistencia conforme se acerca la cita del 28 de abril. Y la respuesta correcta es imposible de adivinar, aunque sí se puede llegar a una aproximación haciendo un análisis detallado del escrutinio de las anteriores elecciones generales celebradas en la provincia.
El sentir general indica que, hablando en cifras redondas, cualquier partido necesita actualmente unos 60.000 votos para lograr un escaño en el Congreso de los Diputados por la circunscripción gaditana, lo que supone prácticamente el doble de los 30.000 votos que se viene precisando para tener un representante por Cádiz en el Parlamento de Andalucía.
Pero esa cifra de 60.000 votos es siempre aproximada, porque el cómputo exacto depende de muchos factores, sobre todo del censo electoral, de la participación que haya en las urnas y también de los caprichos de la Ley D’Hondt, que es la que regula el reparto de escaños en todos los proceso electorales que se celebran en España.
El precio de este noveno diputado por Cádiz se ha disparado conforme se ha ido asentando la democracia en nuestro país. Y en el gráfico adjunto se aprecia que este último escaño en liza precisaba de unos 40.000 votos en las décadas de los setenta y los ochenta, elevándose el listón hasta la frontera de los 60.000 votos conforme crecía el censo electoral y se iba acomodando el bipartidismo.
Hay que tener en cuenta que en las elecciones generales de 1977, 1979, 1982 y 2011, y por mor del padrón, la provincia de Cádiz solamente elegía ocho diputados nacionales. Aún así, la cifra que se aporta en el gráfico está referida siempre a lo que hubiera precisado siempre ese noveno diputado.
En las dos últimas elecciones generales, las de diciembre de 2015 y su repetición en junio de 2016, este último diputado por Cádiz quedó fijado en 59.684 y 58.400 votos, respectivamente. El censo electoral estaba ya en la cima, los nuevos partidos ya habían irrumpido y la participación en las urnas osciló en ambas citas electorales entre el 67% y el 64%.
Pero también existe el caso anómalo de las generales de 2008. En aquella ocasión el cuarto diputado del PP precisó un coeficiente de 61.211 votos para amarrar el noveno escaño, mientras que el sexto candidato de la lista del PSOE se quedó fuera con un coeficiente particular de 54.355 votos.
De momento todos los partidos estiman que sí, que tanto Vox como Podemos obtendrán un diputado por Cádiz. En el caso de Vox este partido logró en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre 57.279 votos en la provincia con una participación muy escasa del 53,54%. Y tradicionalmente las elecciones generales son las que más votantes registran.
Y en el caso de Podemos –que en esta ocasión repite confluencia con IU bajo la denominación de Unidas Podemos– también se da por hecho el mantenimiento de al menos un diputado, ya que en las generales de 2015 y 2016 clavó sus 130.000 sufragios, aunque es cierto que en la primera cita electoral concurrió en solitario. En todo caso el problema que tendría ahora Unidas Podemos –y que es un reto que afronta también el resto de las fuerzas políticas– sería amarrar su segundo diputado, algo para lo que se precisa el doble de votos, es decir, en torno a los 120.000 sufragios.
Y si hacer cábalas con el escrutinio del Congreso es una tarea complicada, lo del Senado es caso aparte. Aquí se trata de una carrera en toda regla en la que participan 21 candidatos y en la que los cuatro primeros en llegar a la meta consiguen el premio de un escaño. Y los votos aquí son por el procedimiento de listas abiertas.
Lo que sí es cierto es que el cuarto senador por Cádiz está carísimo, aunque cuando el bipartidismo no está en pleno apogeo el listón baja varios metros. Y hay contrastes muy llamativos. Por ejemplo, Ignacio Romaní (PP) no logró ser senador en el año 2008 pese a conseguir nada menos que 222.865 votos. Y apenas 19 años antes su compañero de partido Javier Cámara sí conseguía ese mismo escaño obteniendo apenas el respaldo de 69.297 gaditanos.
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