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Cuatro años que cambiaron España

La crisis económica, la caída del bipartidismo y el proceso catalán, retos del futuro Gobierno para 2016

Una de las manifestaciones de la 'marea blanca' de los empleados sanitarios.
Ana Lázaro (Dpa) Madrid

17 de diciembre 2015 - 01:00

La sociedad española que acude el domingo a las urnas no es la misma que lo hizo en las elecciones generales de noviembre de 2011. Con la crisis económica como denominador común, los cuatro años de Mariano Rajoy en la Moncloa serán recordados por los cambios experimentados por el país en poco tiempo.

El mandato de Rajoy ha estado acompañado por manifestaciones y protestas contra los recortes de su Gobierno ante la grave crisis que golpeaba a España desde 2008. Las mareas, movimientos ciudadanos por la educación pública, la sanidad universal o la Justicia para todos, sacaron a miles de ciudadanos a la calle sobre todo en la primera parte de la legislatura.

Los expertos apuntan a la crisis como la principal causa de los cambios sociopolíticos experimentados por el país estos años. "Marcó un antes y un después", explica José Luis Prieto Serrano, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense.

Muchos de los afectados por la recesión no encontraron respuestas en la política tradicional ni en las dos grandes fuerzas que hasta entonces habían gobernado España: el PP y el PSOE. Y se produjo una desafección política.

El mapa político ha sufrido un vuelco en los dos últimos años con la irrupción de dos nuevas formaciones, Podemos y Ciudadanos, que canalizaron el descontento de parte de la población. En estos comicios se repartirán la tarta electoral con los partidos tradicionales.

Surgido hace una década en Cataluña como movimiento contra el independentismo, Ciudadanos saltó a la escena nacional en las elecciones autonómicas y municipales del pasado mayo. Podemos, considerado heredero del 15-M, dio la sorpresa en las europeas del pasado año al lograr cinco eurodiputados.

Los concursos televisivos, las películas y los programas de espectáculos de la noche de los sábados han dejado paso a debates políticos en la pequeña pantalla. Es uno de los signos que muestra el interés creciente de los españoles por la política, apunta el experto en comunicación política Luis Arroyo. "La crisis está en el punto de partida. Ha producido un efecto de indignación, cabreo, y al mismo tiempo de politización", dice.

En los últimos cuatro años, la corrupción ha pasado del cuarto al segundo puesto en la lista de problemas que más preocupan a los ciudadanos españoles, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En diciembre de 2011, sólo el 1,9% lo consideraba el principal problema en España, mientras que en el último barómetro del CIS, en septiembre, era citado por el 15,4%, sólo por detrás del desempleo.

Los casos de corrupción han golpeado a bancos, instituciones públicas, políticos, grandes empresas y hasta a la casa real española. Los ciudadanos son cada vez más conscientes del daño que provoca. También los políticos, que centran parte del discurso en la llamada regeneración democrática. Los nuevos partidos se presentan como adalides de esa regeneración.

Rajoy juró su cargo como presidente del Gobierno el 22 de diciembre de 2011 ante el rey Juan Carlos I. El próximo jefe del Ejecutivo lo hará ante su hijo, Felipe VI. Juan Carlos de Borbón abdicó en junio de 2014 tras una etapa marcada por los escándalos.

El nuevo Monarca ha dado pasos importantes para regenerar la Corona y desvincularse del reinado de su padre, que fue proclamado Rey en 1975 tras la muerte de Francisco Franco. A sus 47 años, Felipe VI forma parte de una generación que también está empezando a tomar el mando en los partidos políticos.

Pocos podían imaginar en 2011 que cuatro años después el Parlamento de Cataluña daría el visto bueno a una resolución independentista. En este tiempo, el desafío en la región española ha ido creciendo, siempre con la misma respuesta al otro lado: el "no" de Rajoy. Los dos últimos años han sido los más intensos, con una consulta secesionista y unas elecciones convertidas en un plebiscito sobre la independencia.

Ahora, el proceso catalán está paralizado a la espera de que se forme Gobierno en la región, puesto que el candidato a presidente, Artur Más, no está bien visto por la CUP, un partido radical de izquierdas, pero a favor de la independencia. Será uno de los temas más importantes que tenga que afrontar el próximo Ejecutivo español.

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