El éxito de Ximo Puig en las autonómicas valencianas fulmina a Susana Díaz

El valenciano conserva la Generalitat al apoyar a Pedro Sánchez, todo lo contrario que la andaluza

Susana Díaz, en la sede del PSOE andaluz este domingo.
Susana Díaz, en la sede del PSOE andaluz este domingo. / EFE

Ximo Puig y Susana Díaz son dos imágenes especulares. El primero, socialista de Castellón, ha logrado mantener el Gobierno de la comunidad valenciana gracias a un adelanto electoral. Pedro Sánchez le pidió que fuese con él en estas elecciones del 28 de abril, asumió el riesgo y no sólo ha mantenido la mayoría, sino que ha desplazado a Compromís, que era su principal competidor. Susana Díaz lo hizo al revés: adelantó las elecciones para separarse de Sánchez y perdió la Junta. Sin ella, el PSOE ha ganado en estas elecciones generales medio millón de votos más que el 2 de diciembre y 300.000 más que en las nacionales de 2015. Ha ganado cuatro diputados,y es la primera fuerza en todas las provincias.

Pedro Sánchez le pidió a la andaluza en julio de 2018 que le avisase sobre la fecha de la convocatoria por si él podía hacerlas coincidir. Susana Díaz, en este encuentro en Moncloa, no le reveló sus intenciones ni lo llamó cuando convocó.

El liderazgo de Susana Díaz al frente del PSOE andaluz salió tocado en diciembre: después de 36 años de Gobiernos ininterrumpidos, los socialistas perdieron la Junta al no poder sumar con Adelante Andalucía. Tampoco con Ciudadanos. El PSOE optó por una campaña electoral de tono muy bajo, pero los votantes del cambio se revolvieron y encontraron en el PP, en Ciudadanos y en Vox una oportunidad para forzarlo. Después de aquello, Susana Díaz culpó, básicamente, a Cataluña y a la gestión que Pedro Sánchez hizo en su Gobierno con el acercamiento al Procés.

Es cierto que esto último está detrás de la irrupción de Vox, pero no parece haber afectado mucho al votante socialista. Este domingo, medio millón de andaluces se sumaron al millón que había votado el 2 de diciembre a Susana Díaz. Si el porcentaje de apoyo que ella obtuvo no llegó al 28%, esta vez ha superado al 32%. No se trata, por tanto, de una diferencia que se deba sólo a la participación. En cualquier caso, el PSOE andaluz sabe, porque está en sus anales, que en las generales siempre hay mayor participación que en las autonómicas, y que la abstención es mayor en los barrios socialistas que en los del PP.

Con un comportamiento similar al actual, el PSOE podría haber tenido opciones de conservar la Junta. No es seguro, porque Ciudadanos y Adelante Andalucía no querían esa investidura, pero quedaba más margen.

La situación de Susana Díaz se complica porque, en estas generales, tampoco ha habido mucha campaña electoral. La Semana Santa fue casi de vacaciones y la única ciudad donde Sánchez pinchó en un mitín fue Sevilla capital, la dirección andaluza no se volcó lo suficiente. Lo mismo ha ocurrido con la promoción de los candidatos sanchistas, como María Jesús Montero y Alfonso Gómez de Celis. Casi como si no contasen. La dirección del PSOE de Sevilla se opuso a que ocupasen los números uno y dos de las listas.

A media mañana del domingo, en Ferraz había un profundo malestar con el PSOE andaluz por la escasa participación que se estaban dando en varias provincias, en especial en Jaén y en Córdoba. Después mejoró, pero no ocurrió como en otras comunidades. Incluso así, el PSOE ha ganado cuatro diputados más que en 2016.

El Partido Socialista en Andalucía ha entrado en crisis, y posiblemente, no sólo de liderazgo. Ahora, cada alcalde y candidato se dedicarán a intentar ganar en sus municipios de cara al 26 de mayo. Se abre un período de paz, pero después Ferraz actuará: la dirección federal quiere contar con presidentes de la diputación que sean de su confianza. Según los estatutos del partido, estos nombres pasan por la decisión del federal. La clave de este interés por las diputaciones es que son las instituciones que dan el poder orgánico en las provincias. Los presidentes de las de Huelva, Granada y Jaén ya se han puesto de acuerdo con Ferraz para confeccionar las listas de las generales.

La dirección federal no tiene previsto actuar con una gestora en Andalucía, la idea es articular una candidatura para ganarle a Susana Díaz en un congreso y unas primarias. Para eso, actuará provincia a provincia en busca de nuevas mayorías o de un trasvase de lealtades.

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