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Vox en las elecciones, las claves de su entrada en Andalucía

Entre un mitin para 25 personas subido a un banco en plena calle y sentar a doce diputados en el Parlamento autonómico sólo han transcurrido cuatro años

El voto de castigo se convirtió en un voto útil y decisivo. ¿Qué hay detrás de un partido que quiere "reconquistar" España?

Santiago Abascal saluda a los 3.500 simpatizantes que se han reunido en el mitin de Fibes / Juan Carlos Muñoz
María José Guzmán

27 de abril 2019 - 19:51

Los compañeros de partido de Santiago Abascal, el líder de Vox en España, lo ha recordado estos días. Hace cuatro años apenas eran 25 personas las que le escuchaban subido a un banco en plena calle Asunción, en el barrio de Los Remedios de Sevilla, un feudo de la derecha, y en esta campaña para las generales ha llenado el auditorio de Fibes con más de 3.500 personas.

Abascal, dando un mitin sobre un banco en Los Remedios, en Sevilla.

Han transcurrido sólo cuatro años. Vox, que se fundó a finales de 2013, hizo aparición en el panorama andaluz en las autonómicas de 2015 y apenas sacó un puñado de votos: 18.017, el 0,45% de sufragios en aquella cita. Tres años después, pues hubo adelanto electoral, se convirtió en la quinta fuerza en Andalucía y obtuvo 12 escaños en el Parlamento autonómico tras arrancar 395.978 votos, el 10,9%. Lo nunca visto.

La primera convocatoria a la que concurrió Vox fueron las ultimas europeas de 2014, donde se hizo con un testimonial 1,5% de votos a nivel estatal. Luego su presencia fue disminuyendo en cada cita electoral, hasta cinco entre autonómicas, municipales y generales, antes de dar la sorpresa en Andalucía, donde su irrupción fue súbita y con muchísima fuerza.

Ningún sondeo vaticinó lo que ocurrió: Vox no sólo se sentó por primera vez en una Cámara, sino que se hizo con la llave de la gobernabilidad de la Junta de Andalucía. Un fenómeno que dejó sin argumentos la noche electoral a los analistas.

¿Se exportará el resultado andaluz al resto de España? Los líderes de Vox apuntan que han entrado en España por la puerta grande de Andalucía. Es más, hablan de una "reconquista de España", en alusión a la Reconquista española sobre los musulmanes entre los siglos VII y XIV, que ha empezado por las tierras andaluzas. En Madrid, el pasado mes de octubre, el partido ya hizo gala de su fortaleza abarrotando el Palacio de Vistalegre con más de 10.000 personas.

¿Quién votó a Vox en Andalucía?

El análisis de los resultados de las elecciones andaluzas de 2018 enfocan a la provincia de Almería, donde Vox se situó como la tercera fuerza más votada. Ocho de los diez municipios donde el partido de Abascal obtuvo más votos están allí. Al margen de esa provincia, el granero de votos de Vox estuvo, sobre todo, en las ciudades con más de 50.000 habitantes, mientras que las zonas rurales coparon el voto socialista. Voto urbano y más fuerte en municipios con mayor renta y donde más apoyos obtuvieron antes el PP y Ciudadanos. ¿Cuántos municipios en España se ajustan a este perfil?

Sobre todo, la fuerza estuvo en las zonas con mayor población inmigrante. Los diez ayuntamientos donde cosechó mejores resultados en Andalucía tienen una población extranjera que roza el 25% de media y Vox incluye en su programa la expulsión de inmigrantes sin papeles. En El Ejido se convirtió en la primera fuerza votada, con casi el 30% de los votos.

¿De dónde salieron los casi 400.000 votos?

Pero hubo más votos que los de Almería. El PSOE se hundió en las últimas andaluzas, en las que Vox afloró con fuerza. Pero establecer esta correlación no es tan sencillo. Hay que analizar también el dato de la abstención, que fue muy alta. ¿A quién perjudicó? La suma de socialistas y la coalición de Podemos e Izquierda Unida perdió en dichas elecciones más de 680.000 votos, mientras que la suma de las tres fuerzas que se sitúan a la derecha (PP, Cs y Vox) ganó más de 350.000. Una bolsa de unos 300.000 votantes de izquierdas directamente se quedaron en casa. ¿Fue esto clave para el aumento de Vox en zonas urbanas de Cádiz o Sevilla?

Hay quienes apuntan que la baja participación registrada también favoreció esa irrupción tan fuerte de Vox porque los umbrales para obtener representación son más bajos, el escaño se abarata. Una menor abstención hubiera dificultado el camino al partido.

Pero las causas son también otras. Los estudios realizados después de las elecciones andaluzas apuntan, siempre con reservas, que el auge de Vox viene de la mano de una importante caída en la intención de voto del PP. Son votantes que ya no se identifican con el partido de la gaviota, donde militó Abascal. Así, de las casi 400.000 papeletas que Vox recogió en Andalucía, un 45% han llegado de electores que en 2015 apostaron por el PP; casi un 15% de personas que votaron a Ciudadanos y, lo que es más sorprendente, otro 15% que hace tres años optaban por la izquierda, bien PSOE, Podemos o Izquierda Unida.

En definitiva, Vox ha nacido en Andalucía como producto del desencanto, la rabia y el voto de rechazo que la ciudadanía quiso propinar a los partidos tradicionales que critican un programa calificado de xenófobo, machista y en buena medida antieuropeo.

Un voto de castigo a los errores de los grandes partidos y sus resultados con el tema catalán, la gestión de la inmigración o de la sanidad, una administración pública sobredimensionada, la justicia lenta y politizada o los escándalos financieros de los partidos. Y un voto al que ha beneficiado la polarización de la derecha y la desmovilización de la izquierda.

Quizás un voto protesta acabó en Andalucía por ser un voto útil y decisivo para cambiar el panorama político de una manera histórica.

Vox y la nueva extrema derecha europea

Cuando se habla de extrema derecha el perfil del votante de Vox que se dibuja no es idéntico al de quienes apoyan a partidos ultras de la derecha radical populista en Europa. Algunos expertos apuntan que el nacionalismo español tradicional y el rechazo del cambio cultural impulsado por el feminismo o la inmigración contribuyen a conformar un perfil ideológico más vinculado a la extrema derecha tradicional, que quiere acabar con años de hegemonía de la izquierda, que a la nueva derecha ultra de Europa.

Ese perfil neofranquista de Vox no ha dificultado una coalición con el PP y Ciudadanos en Andalucía, aunque eso no le impide mantener lazos y conexiones con algunas de las formaciones europeas de ese corte de extrema derecha. Y en Vox, sus dirigentes hacen también gala de ello.

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