Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
Las Tres Gracias del presupuesto andaluz y Séneca
Puerta a puerta. Metro a metro. Al candidato socialista, Pedro Sánchez, no le queda a otra. Tendrá que fajarse hasta la extenuación, hasta que suene la hora de la jornada de reflexión del próximo sábado, si quiere conseguir lo que ayer pidió a voces a sus seguidores y potenciales electores: dinamitar y hacer puré los sondeos y las encuestas que colocan al PSOE como tercera fuerza, por detrás del PP y de Podemos.
Tendrá que hacerlo, también, cuidándose de gestos que por muy naturales que sean pueden por su inoportunidad volverse en su contra. Sus adversarios están al quite. Ayer lo demostraron: Sánchez estrechó ayer la mano a unos niños negros mientras camina por Vitoria, pocos metros después se las frota. PP y Podemos se echaron encima y desde perfiles vinculados a ambos partidos en las redes sociales difundieron el vídeo convirtiendo la escena en viral mientras acusaban al líder del PSOE de racista. "Este es el postureo de Sánchez", lanzó el PP. El candidato socialista no ocultó su indignación. "No doy crédito, están intentando degradar mi imagen recurriendo a las peores insidias para dañarme a mí y al partido que represento, que es el que más ha hecho por la igualdad, la no discriminación y el respeto a la diversidad en España".
Vídeo aparte, Sánchez está obsesionado, más que en movilizar a los electores para que se decante por su opción, en estimularlos. Como si de un entrenador se tratara, ayer los conminó a "sentir los colores". Para convencerlos de que se puede hacer lo contrario de lo que señalan las encuestas, Sánchez gritó en un mitin en Zaragoza que "el futuro no está escrito". "En estos últimos días, no miréis a ningún lado, mirad de frente, sentid lo colores".
Sánchez apeló al orgullo socialista para evitar lo que muchos ya dan por casi hecho: la debacle de un partido que ha sido esencial en la historia de la democracia en España. A esta realidad hizo mención el líder socialista. "Nunca nos han regalado nada, pero el socialismo siempre ha sido libertad, igualdad, siempre ha sido democracia, y a los socialistas nunca nos lo han puesto fácil, sabemos que se trabaja día a día y que en democracia el futuro se escribe con los votos". En esta línea, Sánchez se afanó en transmitir a los suyos, y a quienes considera que también deben serlo, que el PSOE "es la mayoría social del país", con unas ideas, "el socialismo, que se llevan en el corazón, no se venden por catálogo".
Entretanto, Rajoy no cambia de tercio. Las encuestas le siguen dando la razón. Mantiene la pole position y si no hay sorpresas en la carrera llegará el primero. Con esa perspectiva, el candidato popular sostiene que él debe seguir al frente del Gobierno de la nación, y está dispuesto a hacerlo en minoría. Rajoy advirtió que ir a unas terceras elecciones será un "ridículo mundial".
El presidente en funciones sigue defendiendo su opción de un Gobierno de coalición con el PSOE, un modelo a la alemana, pero como es consciente del rechazo visceral que provoca entre los socialistas propugna un Gobierno en minoría. En una charla informal con periodistas, Rajoy confesó que después del 26-J pondrá encima de la mesa la misma oferta de coalición que ha venido defendiendo desde el 20-D para que haya un Gobierno a primeros de agosto.
Para Rajoy, si el líder socialista, Pedro Sánchez, hubiese aceptado su propuesta tras los anteriores comicios, no se encontraría en la situación actual, con el PSOE a punto de convertirse en tercera fuerza y ser sobrepasado por Podemos. Y aunque subrayó la difícil situación de los socialistas, Rajoy considera que el PSOE ya no puede bajar más de lo que le dan las encuestas, porque es un partido con muchos años de historia.
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