Rajoy triunfa y a Rubalcaba se le van 4,2 millones de votos
El PP consigue tres escaños más que el mejor resultado de Aznar (186), una mayoría absoluta holgada. Los socialistas sufren el peor dato de la democracia (110) y se preparan para un congreso urgente. El éxito popular tiene dos epicentros en la debacle socialista en Andalucía y en Cataluña
El PP de Mariano Rajoy consiguió anoche el mejor resultado de la historia de su partido, tres diputados más de los que obtuvo Aznar en el año 2000. Suman 186, una decena por encima de la mayoría absoluta. Y el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba cosechó el peor, por debajo del obtenido por Felipe González en las elecciones preconstitucionales de 1977. Esto acarreará graves consecuencias en el seno del Partido Socialista, que pierde sus principales graneros de votos: Andalucía y Cataluña. Rubalcaba se apresuró anoche a solicitar al aún secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, un congreso, lo antes posible, para elegir al nuevo líder de la formación. De ser así, el congreso podría celebrarse en febrero, antes incluso de las elecciones autonómicas andaluzas, previstas para finales del mes de marzo.
Las causas del triunfo popular y de la debacle socialista son claras: el PP apenas gana algo menos de 500.000 votos, mientras que los españoles castigan al PSOE al perder casi 4,3 millones de papeletas, que benefician a IU y al partido de Rosa Díez (UPyD). La abstención subió dos puntos, y la participación se quedó en el 71,7%.
En el caso andaluz, el PP ha dado un auténtico sorpasso al PSOE al intercambiarse los datos de las elecciones generales de 2008. Los populares alcanzan 33 diputados, cuando venían desde 25, y los socialistas, sólo 25, cuando contaban con 36. Son ocho de diferencia, que sumados a los 11 de Cataluña, suponen que estas dos comunidades son los dos epicentros del fracaso socialista; entre las dos, y casi a partes iguales, pierden 1,3 millones de votos.
El 20-N, tal como se esperaba, dejó un vuelco espectacular en favor del PP, que podrá gobernar a partir de ahora con una mayoría absoluta más que holgada. El presidente in péctore, Mariano Rajoy, anunció anoche que gobernará para todos los españoles, con independencia de a quienes hayan votado.
PP, un éxito generalizado
El éxito de los populares ha sido general en todo el país. Han obtenido nuevos diputados en casi todas las comunidades autónomas, a excepción del País Vasco, donde se quedan los mismos, y Asturias, donde la irrupción del partido de Francisco Álvarez-Cascos lo deja con uno menos. Quizás haya un dato que explique el fracaso de la campaña de Rubalcaba: la comunidad autónoma con segundo mejor resultado es la de Castilla La Mancha, donde gobierna María Dolores de Cospedal, señalada por los socialistas como el campo de experimentación de los recortes que iba a realizar Rajoy.
Pero aunque el PP haya subido en todas las comunidades autónomas, el vuelco espectacular se da en Andalucía, donde el PP vuelve a conseguir su segunda victoria consecutiva –la primera fue la de las elecciones municipales del 22-M– y logra ganar, por vez primera, unos comicios generales. Si en las locales, el PP sacó 7,2 puntos al PSOE, ahora incrementa la diferencia con respecto al PSOE en 9 puntos, una tendencia al alza que abre, no obstante, algunas dudas sobre una probable mayoría absoluta de Javier Arenas en las autonómicas.
Seis partidos se aseguran tener voz propia
Una de las principales receptores de votos del PSOE ha sido IU, que con algo más de medio millón de sufragios más, ha conseguido pasar de sólo dos escaños a 11 diputados, lo que le convierte en la cuarta fuerza del Congreso. Los nacionalistas de CiU han conseguido ganar en su comunidad, obtienen cinco escaños más, hasta llegar a 16, y los convierten en la tercera fuerza de la Cámara de la Carrera de San Jerónimo.
Amaiur, la heredera de Batasuna, retorna con fuerza al Congreso al conseguir siete diputados, seis en el País y Vasco y uno más por Navarra. Además, esta coalición, que incluye también a Eusko Alkartausa y a Aralar, se convierte en la primera fuerza política del País Vasco por número de diputados, aunque es el PNV quien tiene mayor número de votos. Ésta es una de las grandes novedades del 20-N, porque aunque se esperaba que el cese definitivo de la violencia ayudase a Amaiur, ningún sondeo llegaba a darle siete diputados, lo que le procura grupo parlamentario propio y convertirse en la quinta fuerza del Congreso. El PNV sufre, así, un duro golpe moral: sólo pierde un escaño, pero ve como la izquierda abertzale, su competidora en el mundo nacionalista, se alza con una clara ventaja.
El partido de Rosa Díez, UPyD, logra algo más de 1.140.000 votos, y pasa de un diputado a cinco, aunque se queda a las puertas de formar grupo parlamentario propio. Esquerra, BNG y Coalición Canaria sigue con los mismos diputados, mientras que Equo logra uno junto a Compromís en Valencia.
Las nuevas Cortes, el 13 de diciembre, y el Gobierno, antes de Nochebuena
El próximo 13 de diciembre se constituirán las nuevas Cortes en sendas sesiones del Congreso y el Senado, fecha con la que arranca el calendario político que culminará con el nombramiento del nuevo Gobierno del PP, previsiblemente antes de Nochebuena. Las sesiones constitutivas de las dos cámaras legislativas se celebrarán de forma simultánea; los diputados y senadores tomarán posesión de sus escaños, elegirán a los presidentes de ambas instituciones y también la composición de las Mesas.
De acuerdo con la Constitución, el candidato será propuesto por el Rey previa consulta con los representantes de los grupos políticos con representación parlamentaria. Con este propósito, a partir del 13 de diciembre, don Juan Carlos citará a los líderes políticos que han obtenido escaños en la Cámara Baja, para que el debate de investidura de Mariano Rajoy, vencedor en los comicios de hoy, se celebre, casi con toda seguridad, los días 20 y 21 de diciembre.
Ese plazo es el mínimo para que, tras la constitución de las Cámaras, los grupos parlamentarios puedan conformarse en los cinco días hábiles siguientes a esa fecha. Rajoy podría jurar su cargo ante el Rey el día 22 de diciembre y nombrar ese mismo día a los integrantes de su Gobierno, que, en la jornada siguiente, jurarían también sus cargos y protagonizarían su primer Consejo de Ministros.
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