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Rajoy baraja un Gobierno con personas "sin perfil político"

Rubalcaba propone que las autonomías destinen por ley el 80% a sanidad, educación y gasto social.

Rajoy abre la puerta de su gobierno a los independientes
Juan Manuel Marqués Perales

14 de noviembre 2011 - 12:45

ES posible que el mejor activo que le quede al PSOE sea su candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba. Y puede que él mismo, vanidades aparte, lo piense, como no se ha cansado de repetir durante estos días el ex presidente Felipe González. Así que, en ausencia de una piedra filosofal que le salve de la derrota, Rubalcaba ha optado por la multiplicación de su persona y por seguir los mismo pasos que González en 1996, cuando aun sabiendo que Aznar iba a ganar, no se dio por rendido hasta el toque de campana del último asalto. Quizás por ello, en estas últimas horas se ha constituido en casi todas las provincias una plataforma de apoyo al candidato que, en nombre de la diversidad, solicita apoyos a toda la izquierda. Rajoy va por otro camino; ya acaricia el Gobierno, y ayer confirmó en León que abrirá su Ejecutivo a independientes.

Rubalcaba tiró por la mañana de su amigo Cándido Méndez, secretario general de UGT. Se reunió en la sede del sindicato que fundara Pablo Iglesias y soltó su última propuesta: obligar, por ley, a que las comunidades autónomas inviertan el 80% de sus presupuestos en sanidad, educación y asistencia social. Y después de ello, se multiplicó; se echó 1.126 kilómetros a sus espaldas -entre avión y autobús, claro- , y puso en marcha este invento de los mítines en ruta, que consiste en subirse a una tarima improvisada cada vez que para el autobús. Y es que, por vez primera en esta campaña, uno de los aspirantes, en este caso Rubalcaba, se subió al bus donde le siguen los periodistas de su campaña.

Multiplicación: mitin oficial en La Coruña, paradas en Betanzos, Oronso y Rianxo, y fin de día en Vigo para estar de vuelta en Madrid. Cuentan en su organización de campaña que al candidato socialista le gustó lo del mitin de Burgos, cuando se subió a un cajón para hablar al público que se había quedado fuera.

Pero, además de la preferencia por este modelo, pesa la última oleada de encuestas negativas. "Cuando uno no va bien en las encuestas, lo que hay que hacer es trabajar muchísimo más; ya conocen mi teoría de tirar adelante, y van a vivir en primera persona cómo entiendo que debe hacerse esto", afirmó el aspirante socialista en la sede de UGT, donde el secretario general del sindicato no solicitó el voto para él, pero sí sugirió mayor "concreción" al PP.

Ésa es la nueva táctica, la de la multiplicación, porque de su estrategia no se separa, y ésta sigue basada en proclamar que el PP no respetará los logros del Estado del bienestar y que él, además de la voluntad, posee la fórmula, que no es otra que la de mantener el presupuesto de educación y enjugar el déficit del sistema sanitario con una subida de los impuestos especiales del tabaco y el alcohol.

En la sede ugetista abundó en la tercera pata de su sistema de financiación de la sanidad: que las comunidades autónomas dediquen, al menos, el 80% de su presupuesto al gasto social. Rubalcaba propone que esto quede legislado mediante una reforma del sistema de financiación autonómica, que el próximo año contará con 4.500 millones de euros más. Se trataría, por tanto, de poner un suelo al gasto social, que Rubalcaba estima ahora en el 75% y sería, si ganase, del 80%.

La propuesta se antoja un tanto difícil de definir, y sería necesario explicitar antes qué es gasto social. En el presupuesto de la Junta de Andalucía, que posiblemente sea uno de los más sociales de las pocas comunidades autónomas que lo han presentado, las políticas sociales ocupan el 83%. Sin embargo, si no se consideran como tales al Fondo de Garantía Agraria y la financiación de los municipios, cuyos fondos provienen de Bruselas y de la Administración central con un balance cero entre lo que se ingresa y lo que se gasta, estas políticas apenas sobrepasan el 60%.

Pero lo que sí parece claro en el caso del candidato socialista es que aumentará el ritmo de sus apariciones sin incurrir en ese requiebro a la desesperada, que él bautizó, de un modo muy gráfico, como "manotazos de ahogados". Este Rubalcaba es la misma persona que hace seis meses era uno de los políticos más valorados, y no va a tirar el recuerdo que aún le quede de ello con ocurrencias de última hora.

El candidato del PP a Presidencia mantuvo su ritmo y mensajes del programa. Visitó León y Oviedo, y se permitió el lujo de solicitar a los socialistas que se tomen la campaña con más "humor". "Ellos -dijo sobre el PSOE- siguen instalados en la pelea y en hablar de mí; es su mensaje favorito de campaña". El aspirante de los populares insistió en el mensaje fuerza de su campaña: que la mejor forma de mantener el Estado del bienestar es la creación de empleo, y es que los cinco millones de desempleados bastan para sepultar las propuestas de Rubalcaba. Un hecho a considerar, que sería decisivo para comprender el previsible éxito del PP, es que las encuestas auguran un crecimiento de los populares en aquellas comunidades autónomas donde se han producido mayores recortes: en Castilla-La Mancha y en Madrid. De ser esto así, la campaña de Rubalcaba apenas estaría haciendo mella en los votantes decididos por el cambio. Un asunto distinto es el de los desencantados con el PSOE, los que posiblemente estén recogiendo las encuestas como nuevos votantes de IU: a ellos parece que se dirigen las fuerzas de Rubalcaba.

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