Quinto día de campaña electoral del 10-N: PSOE y PP creen que la sangría naranja no se ha detenido
Pedro Sánchez entiende que su defensa de Amancio Ortega y la propuesta de prohibición de refrendos ilegales le sitúa en el centro
Pablo Casado recupera el Suma España, y sostiene que "no hay nada más patriótico que echar a Sánchez"
Vox sigue subiendo en los sondeos que se publican desde Andorra
La sangre en esta campaña no es roja, es naranja, los dos grandes partidos sostienen que el debate del lunes les asegura el bocado que le han arrancado en votos a Ciudadanos en los sondeos. Albert Rivera no fue, ni mucho menos, esa estrella de entonces. Pedro Sánchez se aproximó al centro con la defensa de Amancio Ortega y la propuesta de prohibición de los refrendos ilegales, y Pablo Casado cree haber encontrado el mensaje: para que el socialista no vuelta a apoyarse en los independentistas, hay que asegurar una victoria del PP. "No hay nada más patriótico -ha declarado el líder de los populares este martes en Santander- que echar a Pedro Sánchez".
Pero la sangre naranja ha abonado otros brotes verdes. El de Vox. A Santiago Abascal le salió bien el debate, y las encuestas que llegan desde Andorra, donde El Periódico de Cataluña elude la prohibición de publicar sondeos en España, aumentan las opciones de su partido, con una horquilla de entre 50 y 55 escaños. Vox cree que Abascal, sin corbata, trasladó la imagen de un líder muy de derechas, más españolista, pero nada fascista, alejado de los movimientos violentos de la ultraderecha alemana o griega.
Vox sigue subiendo
Vox subirá. En abril, Abascal no penetró en las televisiones, el martes estuvo con el resto de los líderes y la entrevista en El Hormiguero, de Antena 3, tuvo un share del 24%. Muy, muy alto. Vox se ha normalizado. A pesar de sus exabruptos, está en la nata del poder de Andalucía y Madrid, y tampoco está pasando nada grave. Al menos, por ahora.
El debate ha sido visto por 8,6 millones de españoles, aunque hubo picos de 17,3 millones. Pero la campaña sigue por el mismo cauce: Pedro Sánchez intenta movilizar a más electorado que en abril para gobernar a la portuguesa, lo dejó claro el martes, entre sus planes no figura formar un Gobierno de coalición con Pablo Iglesias. Y es que ése es el objetivo que sus gurús se habían marcado: ir a una nuevas elecciones para humillar a Unidas Podemos, o por cuenta propia o mediante la erosión que le iba a acometer Íñigo Errejón. De ahí el lema Ahora sí. El presidente en funciones no contempla volver a negociar con Pablo Iglesias, se dice, desde su entorno, que ese es un terreno que ya no volverá a pisar.
Sánchez, a la portuguesa
Pero, cuidado, porque Sánchez quizás esté viviendo en una ilusión. Si hubo alguien a quien el debate le salió bien fue a Pablo Iglesias, que cambia la coleta por esa voz de confesionario, sensato, racional. Los extremos se suavizan ante las pantallas, le pasa al podemita y le ocurre a Abascal. El presidente del Gobierno en funciones será el candidato más votado, y como ha sostenido este martes en Badajoz, obtendrá, "más o menos", el mismo resultado de abril, los 123 escaños, insuficientes. Sánchez, que es el más correoso de todos, quizás crea de verdad que el PP se abstendría en su investidura para evitar unas terceras elecciones.
De aquí al domingo, Sánchez va a seguir la misma estrategia de abril, hablar de la ultraderecha, sacudir el miedo a Vox y hablar mucho de Franco, quiere aglutinar a los indecisos.
Casado es de los que mejorará su posición, pero Vox se puede llevar parte de esta subida. Desde Santander, el líder del PP se lamentó de que Ciudadanos no hubiese aceptado ir en una coalición, en Suma España: "Todo lo que no sea gobernar en torno al PP será para el PSOE". El líder de los populares necesita que el conflicto catalán suba algunos grados a finales de esta semana, sabe que cualquier disturbio perjudicará a Sánchez. Hasta lo ha hecho responsable de lo que ocurra en las calles de Barcelona. "Le pregunté hasta cinco veces si en España había más naciones, y no respondió, dio la callada por respuesta, dejó claro que que volvería a pactar con ERC y Junts per Catalunya", aseguró Casado.
La intención de Sánchez de volver a intentar gobernar en solitario es un tremendo bucle. El PP de Pablo Casado no entregará la Presidencia al hombre que prefirió inmolarse antes de hacer lo propio con Mariano Rajoy. Y esta vez no tendrá ni el comodín de Ciudadanos. Rivera podía haber llegado a un acuerdo con Sánchez para gobernar con una amplia mayoría, pero el líder de los naranjas ni siquiera quiso reunirse con el candidato. No hay mayor pecado mortal en política que, pudiendo, no se quiera gobernar.
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