La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Podemos ya es la tercera fuerza política de España, con más de tres millones de votos y 42 escaños, a los que se agregan los de sus marcas en Cataluña, Valencia y Galicia, otros 27, lo que dibuja un panorama incierto en el que el partido de Pablo Iglesias tendrá mucho que decir si el PSOE intenta la investidura de Pedro Sánchez.
La remontada tan anunciada como soñada se hizo realidad y Pablo Iglesias compareció anoche eufórico ante los periodistas con más de cinco millones de votos bajo el brazo celebrando el fin del bipartidismo y dispuesto a "tender la mano a todas las fuerzas" para unas reformas constitucionales "ineludibles e inaplazables" para reflejar la "plurinacionalidad del país".
Nunca la tercera fuerza política española había ganado tanto peso. Pequeña, diminuta, se ha quedado la gran marca de la izquierda alternativa al PSOE, esa IU del candidato Julio Anguita que logró 21 escaños en las generales del 96. Podemos los ha duplicado por sí sola, con 42, aunque habría que sumar los de las mareas locales, que les dan otros 27.
La decidida apuesta sin ambages (aunque le costó incluirla explícitamente en el programa electoral) por la celebración de un referéndum soberanista en Cataluña ha hecho de la fuerza morada la primera. Después del fiasco de las elecciones autonómicas del pasado 27 de septiembre, en las que Catalunya Si que es Pot (donde Podemos se diluyó entre Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), Esquerra Unida i Alternativa (EUiA) y Equo) sólo se hizo con 367.613 votos (8,94%) marcaron un punto de inflexión en la trayectoria de Podemos y de Pablo Iglesias, que asistían atónitos a lo que parecía un ascenso imparable a nivel nacional de la otra fuerza emergente, Ciudadanos, a los que ayer vapuleó en tierras catalanas como hizo con los nacionalistas de toda la vida. Buena parte de culpa la ha tenido el tirón de Ada Colau, cuyo partido, Barcelona en Comú, se alió con Podemos, Iniciativa per Catalunya Verds y Esquerra Unida Alternativa, la federación catalana de IU, bajo la marca En Comú Podem.
No le ha ido mucho peor a Podemos en el País Vasco a pesar de la reciente dimisión de su líder, Roberto Uriarte, y otros 19 miembros de la cúpula en Euskadi por "profundos desacuerdos" con la dirección nacional. Ahí sí que competía a pecho descubierto -sin alianzas locales- y a pesar de los pesares, es la segunda fuerza, pisando los talones al PNV y destrozando a EH-Bildu. Además, ha sido el más votado. Su decidido posicionamiento contra la dispersión de los presos de la banda terrorista ETA ha sido buen acicate para robarle la cartera a la izquierda abertzale.
Como en Navarra, donde Podemos se ha repartido los cinco escaños con UPN (la marca del PP) y el PSOE. Además, los morados compartían la candidatura al Senado con EH-Bildu, otra de esas cosas desconcertantes que tiene el partido de Iglesias.
En Andalucía se mantiene como tercera fuerza, con pinchazo en Jaén, la única provincia donde no ha rascado ningún escaño.
En Zaragoza, donde lucía el fichaje estrella de Podemos, el ex Jemad Julio Rodríguez, no funcionó tan bien la cosa y el que iba para ministro de Defensa no entrará en el Congreso, ya que iba de número dos y Podemos ha obtenido un escaño en esa provincia.
La Comunidad Valenciana y Galicia son las otras dos comunidades, con Cataluña, en las que Podemos se alió con las mareas.Compromís-Podemos ha desbancado como segunda fuerza a los socialistas. Y en la tierra de Mariano Rajoy, Marea, que alberga otra sopa de siglas, tres cuartos de lo mismo: segundo a la vera del PP.
Eso le ha pasado a la izquierda a nivel nacional, detrás del PP, pero con el partido abierto. Tres días después del cara a cara con Albert Rivera, que lo dejó noqueado, Iglesias recobró brío y pidió a Pedro Sánchez que apoyara su investidura. Va a tener que ser lo contrario en todo caso. Y la cosa pasará por Cataluña y ese referéndum que anoche volvió a reclamar, un aviso a navegantes para Sánchez.
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