Pedro Sánchez intentará gobernar en solitario
El día después
El PSOE buscará el apoyo de Unidos Podemos para hacer reformas desde el Congreso, pero no habrá conversaciones hasta después de las municipales del 26 de mayo
Pedro Sánchez intentará gobernar en solitario con un Ejecutivo de ministros socialistas, donde se puedan incorporar algún independiente afín a Unidas Podemos. Esta es la idea de partida del PSOE. Aunque 123 diputados sobre un total de 350 son pocos, la fragmentación del Congreso sí favorece que aquel partido que se haya desmarcado del pelotón pueda controlarlo con la llamada geometría variable. Ésta era la idea inicial del presidente del Gobierno, y es la que se ha defendido en la reunión de la Ejecutiva socialista este lunes por la tarde.
Pedro Sánchez tiene números para pactar con Unidas Podemos o con Ciudadanos, pero el partido de Albert Rivera quiere jugar el liderazgo del centro derecha español ahora que ha dejado noqueado al PP. Aunque cuenta con nueve diputados menos que Pablo Casado (57 frente a 66), la tendencia da sólidas bases a que eso es posible. Así que Ciudadanos se quedará en la oposición, como principal ariete de la oposición. Es un hecho signficativo que el PP nacional no analice este lunes los resultados del domingo, sino el martes. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, sí ha comparecido ante los medios de comunicación para subrayar dos hechos: que el resultado obtenido es muy malo y que Casado se queda al frente de la formación.
García Egea ha argumentado que Casado sólo se ha presentado a unas elecciones, cuando otros líderes que fueron presidentes después lo hicieron hasta en tres y en cuatro ocasiones. Pero, incluso, así, la crisis popular es tremenda, el grupo parlamentario se ha reducido a más de la mitad, y hay territorios como el vasco y el catalán donde está casi desaparecido. En Cataluña, sólo se ha conseguido el acta de Cayetana Álvarez de Toledo. Javier Maroto, jefe de campaña, se ha quedado fuera al no salir elegido por Álava. Y en dos provincias andaluzas, Cádiz y Huelva, han conseguido un sólo escaño.
Inés Arrimadas ha ejercido este lunes como portavoz de Ciudadanos. Ha dejado claro que se coloca en frente del PSOE, sin acuerdo posible, y con el objetivo de liderar la oposición. Arrimadas ha sostenido que estas elecciones son un triunfo de los independentistas catalanes.
Para su investidura, Pedro Sánchez necesitará el voto afirmativo de los 42 diputados de Unidas Podemos. Ése es el principal escollo, porque Pablo Iglesias querrá entrar en el Ejecutivo, se presenta una dura negociación, pero Podemos tampoco puede recurrir a la amenaza de una segundas elecciones. Las dos razones que el PSOE tiene para no incluir a Podemos son que no quiere ver su imagen desplazada más a la izquierda y que tampoco tiene confianza en la administración que pudieran hacer sus ministros. Sí ve grandes posibilidades de reformas si Iglesias se queda como aliado en el Congreso.
El Congreso y el Senado se constituyen el 21 de mayo, a escasos días de las elecciones municipales y europeas del 26 de mayo. No habrá conversaciones con ningún partido hasta pasada esta fecha. Después los partidos deberán introducir en la ecuación de los pactos las posibles alianzas locales. Después de ello, Sánchez hablará con todos.
Pero para la investidura, no le basta con Unidos Podemos y Compromís, de los que son socios en la comunidad valenciana. Entre la oferta de posibles aliados, se encuentran los regionalistas cántabros, los de Revilla, que tienen un escaño, y Coalición Canaria, con dos. Pedro Sánchez contaría, en ese supuesto, con 175 escaños. Le haría falta uno más o una abstención. En el caso de que Oriol Junqueras y Jordi Sánchez, que son electos, no fueran autorizados a ir a votar, serían dos noes menos en la segunda votación y Sánchez sería elegido.
Hay que esperar al recuento total y el del voto rogado, por si se produjese alguna alteración. Si no fuese así, el PSOE tiene una posible bolsa de apoyos en ERC. Es una relación complicada, Sánchez no va buscarle como aliados, pero los republicanos catalanes están interesados en que siga de presidente del Gobierno y sea él quien gestione el tiempo posterior a la sentencia del Tribunal Supremo a los dirigentes del Procés. Durante toda la campaña, el presidente no ha aclarado si les indultaría en caso de condenas graves.
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