Un PSOE sosegado mira, de reojo, a su izquierda
El número dos del PSOE anuncia su disposición a hablar “con todas las fuerzas”, pero defiende el acuerdo programático con Unidas Podemos y afea a Ciudadanos que “excluya” a los socialistas después del 28-A
El PSOE de Pedro Sánchez –su tercera versión– tendrá 123 escaños en la XIII Legislatura. Son los mismos que tuvo el PP de Mariano Rajoy en la XI, la fallida, la que acabó con una repetición electoral y, a la postre, con la defenestración del ahora presidente del Gobierno en funciones.
La principal diferencia es que, tres años después, el PSOE ha recuperado la posición central del tablero político español y tiene sobre el tapete multitud de opciones. Con la misma potencia de aquel PP, los socialistas tienen un margen de maniobra suficiente para armar dos mayorías distintas, una a su izquierda y otra a su derecha. Si todos los partidos estuvieran dispuestos a pactar con ellos, claro. Con esa tranquilidad salió ayer José Luis Ábalos de la reunión de la Ejecutiva del PSOE que valoró los resultados de las elecciones generales del 28 de abril.
“No hay premura”, llegó a decir el secretario de Organización del PSOE, que también es ministro de Fomento en funciones, como se encargó de recordar desde la sede federal del PSOE, en la calle Ferraz de Madrid. Ábalos está convencido de que en su partido tienen “cultura de entendimiento”, lo que los llevará a poder “hablar con todos los grupos y llegar a acuerdos de muchas formas”.
El problema, como bien sabe el número dos de los socialistas, es que “habrá quien quiera colaborar y quien no quiera hacerlo”. En cualquier caso, lo que no hay en el PSOE es prisa. Hay unas elecciones municipales, europeas y autonómicas en menos de un mes y cualquier alianza previa puede perjudicar sus intereses.
La opción del pacto de izquierdas
Pablo Iglesias dijo, tres o cuatro horas después de cerrarse las urnas, que ya había llamado a Pedro Sánchez y no sólo para felicitarlo. Le ofreció la posibilidad repetir el pacto del que salieron los presupuestos –naufragados– de la ministra María Jesús Montero, pero con los morados como compañeros de gobierno.
Ábalos tuvo ayer buenas palabras para este acuerdo programático, que calificó de “experiencia positiva”. Incluso aludió a su versión valenciana, que los partidos del centroizquierda pretenden reeditar sin las dudas que se plantean a nivel nacional.
“Son distintos”, se excusó el dirigente socialista, que cree que el pacto del Botánico –la entente que PSOE y Compromís mantienen en Valencia con el apoyo de Podemos– cuenta ya con un precedente. La principal diferencia, sin embargo, es que a nivel nacional el PSOE necesita a varios socios más de los que ya tienen en el levante y algunos son tan problemáticos como Bildu o ERC.
La posible coalición de PSOE y Cs
De la comparecencia de Ábalos en Ferraz no se puede destilar una preferencia clara por el acuerdo de izquierdas, pero sí se puede detectar una cierta resistencia respecto a la otra opción: la posibilidad de explorar una alianza con Ciudadanos como el que ya firmaron en 2015 Pedro Sánchez y Albert Rivera.
El pacto del abrazo –así se denominó esta fallida coalición entre socialistas y naranjas– no parece una posibilidad, pero, sobre todo, por el rechazo frontal que el político catalán ha mostrado a lo largo de toda la campaña.
Inés Arrimadas fue la portavoz naranja encargada de negar cualquier posibilidad de investir al presidente del Gobierno en funciones, pero no es la única que se resiste a esta posibilidad. Los simpatizantes socialistas que se agolparon en la noche electoral frente a Ferraz corearon una y otra vez una consigna muy vehemente. “Con Rivera no”. “Tenemos muy claro lo que nuestra militancia piensa y no pensamos decepcionarlos”, sentenció Ábalos.
La negativa de los dirigentes de Ciudadanos y el rechazo de las bases del PSOE no son la única piedra en el camino de este pacto entre socialistas y naranjas. “Nosotros queremos hacer políticas progresistas”, señaló el número dos de Sánchez, que, en esa voluntad de tender la mano sí circunscribió las negociaciones a los partidos compatibles con un programa de gobierno “socialdemócrata” y que “respete a la constitución”. El guiño no es sólo dentro del eje izquierda-derecha, sino también para los independentistas, ya sean catalanes o vascos.
El PSOE de Pedro Sánchez no tiene como bandera la plurinacionalidad, pero sí el diálogo. Según Ábalos, los resultados del domingo son un “aval” para quienes quieren “seguir tendiendo puentes”. Quien lo tiene difícil, cree el dirigente socialista, es el PP, que ha desaparecido en el País Vasco y sólo tiene un diputado en Cataluña.“Es muy difícil hablar de la unidad de España sin estar presente en una parte”, ironizó el ministro de Fomento.
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