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El PSOE gana cinco diputados y mantiene la distancia con el PP

Zapatero interpreta su victoria como el triunfo del diálogo frente a "la crispación", promete "corregir los errores" cometidos y anuncia "mano firme y mano tendida"

Fede Durán

10 de marzo 2008 - 01:00

La incertidumbre era máxima. Nadie sabía nada. Sondeos ajustados, cábalas interminables, nerviosismo mal disimulado. Tras el doble debate televisivo, algo más de calma. José Luis Rodríguez Zapatero tomó aire porque no sólo salió vivo sino que además la versión preponderante le adjudicó sendas victorias sobre Mariano Rajoy. Como hace cuatro años, aunque en circunstancias bien distintas, se sintió ganador. Esta vez, los compañeros compartían su optimismo. Y se produjo la irrupción de ETA, esperada, temida. Y cayó un ex socialista. Y la participación igualó los registros de 2004, justo lo que el PSOE necesitaba para prolongar la racha y proclamar el doblete.

Para Zapatero, los resultados son la confirmación de que su fórmula carbura. "Los españoles han decidido abrir una nueva etapa sin crispación", interpretó anoche desde el balcón de la sede de Ferraz. Frente a la destemplanza de Rajoy y sobre todo de su guardia pretoriana, el presidente ha optado por las formas suaves y un espíritu pactista que le llevó a ofrecer hace días su respaldo en materia antiterrorista si el PP ganaba las elecciones.

La campaña ha sido plana. Propuestas en el planteamiento, crispación en el nudo y asesinato en el desenlace. La banalidad pisó fuerte: La Ceja y La Niña compitiendo entre sí en una lucha tan pintoresca como vacua. Es cierto que Zapatero procuró exponer más ideas que el rival, sobre todo en el segundo cara a cara, pero su actuación tampoco permitía deducir una holgada ventaja. Si bien el PSOE pierde un diputado de ventaja sobre su inmediato perseguidor, queda más cerca de la mayoría absoluta (176 escaños). Entre los partidos minoritarios, únicamente CiU ha resistido la fiebre bipartidista. El batacazo de IU y ERC restringirá notablemente las opciones de entendimiento.

Por eso, porque el escenario es matemáticamente complejo, los primeros mensajes del presidente fueron conciliadores e incluso encerraban una muy inusual autocrítica política. "Gobernaré profundizando en las cosas que hemos hecho bien y corrigiendo errores", prometió. Dominio insuficiente también es sinónimo de canto al diálogo, un clásico en estos casos. "No ahorraré esfuerzos para lograr siempre el apoyo social y político más amplio posible y para asegurar la colaboración entre todas las administraciones. Gobernaré para todos, pensando antes que nadie en los que no tienen de todo", remató.

Había pedido otra legislatura para completar su proyecto y ya la tiene. Zapatero tendrá que demostrar ahora tablas ante la situación económica, "mano firme" contra ETA y "mano tendida" con los de siempre: CiU y, quizás, PNV.

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