Inicio de campaña: dos bloques con un 28-A 'a la andaluza'
La crónica
El PSOE mete a Vox en campaña, con alfombra roja, al elegir el debate televisivo donde estará Santiago Abascal
Sánchez aspira a liderar al gran electorado de izquierdas, aunque tendrá que conjurar la baja participación
El PSOE ha metido a Vox en campaña. Y con alfombra roja. De todas las opciones de debate, el candidato socialista, Pedro Sánchez, ha preferido la que participará Santiago Abascal, que será el 23 de abril en Antena y La Sexta. Un lujo para Vox, máxima audiencia, un único debate y sin tener aún representación parlamentaria. Las elecciones andaluzas del 2 de diciembre le han dejado al PSOE de Pedro Sánchez un espléndido argumento para esta campaña: el rechazo a la alianza de las derechas, a la coalición virtual de la plaza de Colón, un pegamento para el electorado de izquierdas, un motivo para ir a votar con independencia del grado de satisfacción con el Gobierno actual. Por todo eso, y por su propia biografía personal, el líder socialista ha abierto la campaña este jueves en Dos Hermanas.
Pero hay una segunda lección de lo sucedido en Andalucía. Y muy importante: aunque caiga, aunque encaje el peor resultado electoral de los últimos 30 años, el PP y, por tanto, Pablo Casado, pueden gobernar. Si le da la suma con Ciudadanos y Vox, Casado obtendría la confianza del Congreso, por eso no hace ascos a Vox. Por eso Casado no rehuirá el debate del 23 de abril. Si hay un electorado que está en duda en estos momentos, no es el del PP ni el del PSOE, sino el de Ciudadanos, Casado va a intentar restarle todo lo posible a Albert Rivera.
Atresmedia propuso a los cinco partidos un debate con los líderes y RTVE, otro pero sin Vox, ya que la televisión pública no puede porque la junta electoral sólo le autoriza a celebrar estos encuentros con partidos de representación parlamentaria. El enfado del Consejo de Informativos de RTVE es mayúsculo, lo consideran un "desprecio" del PSOE a una cadena pública en beneficio de una privada. En Atresmedia, serán Ana Pastor y Vicente Vallés los dos periodistas que conduzcan el debate. El diputado Felipe Sicilia, socialista jiennense y joven valor descubierto en su día por José Antonio Griñán, explicó que el comité electoral de los socialistas aceptaba el debate con las fuerzas parlamentarias y con aquellas que tuviesen más de un 10% en intención de voto en los sondeos. Como Vox, eso se llama construir un perfil a priori.
Los debates televisivos se entienden como la prueba del algodón de las sociedades democráticas, pero en realidad no pasan de ser un evento de entretenimiento más, muy deseado, eso sí, por las cadenas. Más allá de eso, no hay nada; no se debate, se trata de atacar al contrario, casi de insultar. Pero el del 23 de abril le viene muy bien al PSOE porque escenificará que el PP necesita la alianza de Colón, el trío de Bertín. Y no es que eso quite votos a los populares, sino que sacará electores socialistas de debajo de las piedras.
O no. El reto que tiene Pedro Sánchez en estas elecciones es la participación, en Andalucía no llegó al 60% y si los barrios, históricamente, socialistas tampoco van a votar esta vez, Casado puede ser presidente, aunque tenga muchos menos diputados que Mariano Rajoy. Una vez hecho presidente, eso se olvida enseguida, que se lo pregunten a Juanma Moreno y a Susana Díaz.
Los distritos con menor renta son los más abstencionistas. El PP considera que participaciones mayores del 70% comenzarán a restarle; el PSOE aspira a sobrepasar el 75%.
Las elecciones han definido, pues, dos bloques tradicionales, el de izquierda, liderado por Pedro Sánchez, con un Pablo Iglesias que sigue sin recuperarse, y el de derechas, donde tres van a pelear hasta última hora en las circunscripciones más pequeñas. Les diferencian los impuestos -que es el parteaguas entre izquierdas y derechas- y la idea de España. En la medida que uno u otro pese más en la campaña, beneficiará a un bloque o a otro. En esta campaña se va a hablar mucho de Cataluña, pero también de reforma fiscal, de eutanasia, de violencia de género y de toros.
Pablo Casado ha acertado a fichar como número uno por Barcelona a Cayetana Álvarez de Toledo, porque mediáticamente es casi tan fuerte como Inés Arrimadas -también primera por esta provincia- y tan rocosa como la jerezana frente a los nacionalistas. A Álvarez de Toledo le han montado este jueves un escrache en la Autónoma de Barcelona para que no participara en una mesa redonda. "Pijos", les ha llamado a los radicales independentistas que han intentado boicotear el acto. Pablo Casado, desde La Pobla de Valencia, ha dicho que acabará con "este apartheid" si es presidente.
Cataluña es uno de los grandes asuntos. Desde prisión, Oriol Junqueras, que es candidato de ERC, ha escrito una carta a la militancia en la que aboga por el "diálogo" sin firmarle "un cheque en blanco" al PSOE. Pedro Sánchez no ha sido capaz de negar en una entrevista radiofónica que no solicitaría el indulto de los dirigentes del procés si son condenados por el Supremo. Si a Casado le pesa Vox, a Sánchez son los independentistas.
La tercera opción ha sido negada por Ciudadanos, pero sigue existiendo: ¿qué ocurriría si Sánchez y Albert Rivera sumasen por encima de la mayoría absoluta? Ciudadanos niega una alianza futura con el PSOE, como ya hizo en Andalucía, pero lo cierto es que los resultados del 2 de diciembre tampoco daban para reeditar la alianza de la legislatura anterior.
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