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Dos contra dos... y Houdini

Saltaron chispas particularmente entre Rivera y Santamaría y entre Sánchez e Iglesias, que lo acusa de "mandar poco" en el PSOE. Rajoy, el gran ausente, vio el histórico debate en Doñana.

Dos contra dos... y Houdini
Roberto Pareja

08 de diciembre 2015 - 06:19

En el PP se temían un tres contra una, pero fue mayormente un dos contra dos en una noche gozosa para los tres candidatos que opositan al poder (el trío la-la-la, según los populares) y la delegada: Albert Rivera (Ciudadanos) versus Soraya Sáenz de Santamaría (PP), por un lado; y Pedro Sánchez (PSOE) versus Pablo Iglesias (Podemos), que hizo una muletilla del llamamiento a la calma de sus rivales (moderador incluido), al socialista particularmente. El presidente del Gobierno y candidato a la reelección, Mariano Rajoy, cedió su puesto en la madre de los debates a su número dos a todos los efectos, literalmente y en su calidad de vicepresidenta del Gobierno, para dar la cara anoche ante los otros tres aspirantes con fundamento de llegar a La Moncloa, que no cometieron, como ella, ningún error de bulto.

El diputado vasco Eduardo Madina, que le disputó el timón de la nave socialista a Pedro Sánchez, dice que Mariano Rajoy le recuerda a Houdini, un "escapista, un especialista en esconderse de los problemas en momentos estelares". El PP alega que "el tiempo del presidente no es de chicle" y que debe compaginar su candidatura con las labores de gobierno. El caso es que anoche era una especie de toro sentado que bien pudo fumarse un puro en familia en Doñana viendo a los gladiadores batirse con una leona más que cortesana del cuadro de Velázquez, esa operación Menina con la que bromea Iglesias sobre una supuesta operación del PP para hacerla presidenta si C's cierra la muralla a Rajoy.

Sin Rajoy y sin atriles, la escenografía del histórico evento se redujo a un mueblecito accesorio para cada uno de los cuatro tenores donde colocar el agua, los papeles y -menos mal- un pequeño taburete por si querían descansar en algún momento, una tentación que sortearon y a la que no se hubiera atrevido -menuda imagen- Mariano Rajoy, al que no disculparía que casi doble la edad a Rivera -el más joven- o Iglesias.

Durante las dos horas de pugilato hubo dos pausas publicitarias de alrededor de seis minutos, en las que sólo podía entrar un asesor a hablar con los participantes. El debate se dividió en cuatro bloques sin el cronómetro de rigor que caracterizaba los cara entre el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición. Los moderadores, Ana Pastor y Vicente Vallés, plantearon una pregunta a cada candidato cuyo orden se decidió por sorteo (Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Soraya Sáenz de Santamaría).

¿Por qué el PSOE no recupera el terreno perdido? Sánchez: "Los sondeos me animan. Iglesias tiene interiorizado que no va a ganar las elecciones (el candidato de Podemos se revolvió ligeramente) y PP y C's gobernarán para la derecha. Sólo ganando el PSOE se puede producir el verdadero cambio". ¿A quién van a apoyar en la investidura? Rivera: "Si ya saben el resultado, me voy". "Ni a Rajoy ni a Sánchez. Se trata de elegir entre la vieja derecha y la vieja izquierda o la nueva política".

¿Por qué confiar en un partido con dos almas. que hablaba de salir de la OTAN y del impago de la deuda? Iglesias, que antes de contestar mandó un saludo a Rajoy: "Las encuestas hablan de remontada, estamos para ganar, con las encuestas ni Ada Colau ni Manuel Carmena serían alcaldesas" ¿Por qué no está aquí Rajoy? Sáenz de Santamaría: "Somos un equipo, tenemos con un líder seguro y un proyecto compacto, no personalista. Tendrá un debate (el lunes próximo) como ha sido siempre con el líder de la oposición"

Después hubo dos bloques en el que los participantes hablaron alternativamente pero no con un orden preestablecido. Economía, Estado del bienestar, reformas institucionales... Sin tiempos tasados, los moderadores imprimieron el ritmo, aunque la llamada sala del tiempo midió la duración de todas las intervenciones para buscar un equilibrio entre todos los participantes. Lo hubo. Los tuteos no fueron una constante como en el anterior debate a tres, las interrupciones sí. La que más tiempo utilizó fue la vicepresidenta y el que menos, Sánchez, al que se le escapaba de vez un cuando un "madre mía" ante los argumentos de sus rivales.

La precariedad del empleo (el 90% de los nuevos contratos son temporales) fue el común denominador de las críticas de los tres candidatos a la representante del PP, que esgrimió que España estaba al borde del rescate en 2011 y ahora se crean 1.500 empleos diarios. Iglesias se las tuvo tiesas con Sánchez, al que le pidió varias veces que no se pusiera nervioso y le acusó de "mandar poco" en el PSOE, a los que el candidato socialista replicó que Podemos se caracteriza por su incoherencia. El líder del PSOE le compara con Tsipras. El de Podemos le recuerda que el Pasok "ha desaparecido".

Rivera buscó las vueltas toda la noche mayormente a Sáenz de Santamaría, acusando al PP de no hacer más que recortes en vez de reformas del modelo económico, a lo que la vicepresidenta replicó que no habrá más recortes -qué joyita para las hemerotecas- recordando que "es más fácil hablar que gobernar". Santamaría aseguró que el PP, esta vez de veras, si gana va a bajar los impuestos: "Es el momento de hacer una rebaja fiscal con una bajada de todos los tipos". "Quien diga que va a bajar los impuestos está mintiendo",, tercia Sánchez, que asegura que no va a hacer los recortes que pide Bruselas, sino que va a renegociar con la UE toda la política económica. Rivera afirma que está de acuerdo en que hay que renegociar, pero pagando.

Y, cómo no, salió Barcenas... "Garantizamos que no hay impunidad contra la corrupción", proclamó Santamaría. "Señora Soraya -replicó Iglesias-, la Policía registró la sede de su partido, las donaciones de constructores, hicieron desaparecer el registro de visitas. Ustedes deberían pedir perdón". Sánchez recordó que la sede del PP fue remodelada en negro, dijo que Rajoy debió dimitir tras el legendario "Luis, se fuerte" y reiteró que "hay que unir política y decencia". La vicepresidenta aguantó como pudo el vendaval y echó mano de los ERES en Andalucía pidiendo respeto para el PP. Y dardo a Podemos: "Paga, Monedero, paga" El candidato de Ciudadanos saca la hemeroteca. "Vamos a acabar con los indultos por corrupción", dice Rivera, a quien Santamaría le espeta que no se atribuya la elegancia cuando dice que no quiere entrar en el y tú más .

Más tensión entre Rivera y Santamaría con la enseñanza del castellano en Cataluña. "Sé de lo que hablo", dice Rivera, invocando su origen catalán y que tiene una hija estudiando. "¿Quiere decir que yo no?" contesta Santamaría, la más seria de los cuatro, entre los que desentonó, informal, Iglesias, sin traje, con vaqueros, entre corbatas rojas. Sánchez acusó a Rivera de buscar el despido libre con su propuesta de "contrato único" y reiteró que hace falta "derogar" toda la reforma laboral. Iglesias compartió algunos planteamientos del socialista en materia económica, pero recalcó que no tiene "credibilidad".

Otro tema en el que saltaron chispas. El independentismo catalán. "Hay marcos legales para que haya una consulta en Cataluña. El derecho a decidir puede ser también para quedarse en España". Entra en danza la ironía de Rivera, el más socarrón quizá. "Cataluña no es el Sáhara, Pablo". Sobre la violencia de género, la única mujer del debate se dirigió a ellas mirando a cámara: "No dejéis que os miren el móvil".

Siria: Iglesias y Sánchez rechazan el envío de tropas. Para concluir, la bala de plata del minuto final. Iglesias, el que mejor domina el medio, arrolló, recordando la letanía de desgracias de la legislatura y pidiendo una sonrisa de esperanza, 15-M mediante.

¿Quién ganó? A saber. Sólo está claro que el bipartidismo está muerto y enterrado.

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