Gómez culpa a la prensa de no ser el actual alcalde con mayoría absoluta
El líder de Unión Cordobesa insiste en que los medios de comunicación han querido acabar con él "al igual que los humanos hicieron con Jesucristo" a través de una campaña de desprestigio hacia su persona
La primera comparecencia del líder de Unión Cordobesa, Rafael Gómez, tras la celebración de las elecciones municipales, fue de todo menos pacífica. Y es que para el carismático empresario obtener cinco concejales en las urnas le ha sabido a poco. Su sueño era tener el poder absoluto de la capital cordobesa, algo que finalmente, según sus propias palabras, no se ha podido hacer realidad por culpa de los medios de comunicación "que han llevado a cabo una campaña de desprestigio hacia mi persona".
Con dedo acusador y con tono de voz inquisitivo, Gómez no dudó en culpar de su "derrota" a cada uno de los periodistas que habían acudido hasta sus polémicas naves de Colecor a escuchar sus primeras palabras como líder del principal partido de la oposición. "Me he sentido pisoteado por todos vosotros. Habéis hecho con Rafael Gómez lo mismo que hicieron con Jesucristo, acabar con él, desprestigiándome con lo del caso Malaya o las naves de Colecor y dándole a la ciudadanía una imagen incierta sobre mí. Sólo queréis hacer leña del árbol caído", reiteró una y otra vez. Toda una "campaña de desprestigio" que para Gómez ha supuesto la pérdida de unos votos con los que hubiese llegado a ocupar el sillón de la Alcaldía.
Al líder de UCOR no le importa que gracias al apoyo de 25.000 cordobeses haya conseguido desbancar a una fuerza tan consolidada en la ciudad como Izquierda Unida o que, con un proyecto de tan sólo cuatro meses, haya conseguido entrar en el Pleno de la corporación municipal como el segundo partido más votado. La ambición de Gómez va mucho allá, porque él se define como un "campeón" al que no le vale la medalla de plata. "Estoy contento con lo que tengo, pero podía haber ganado por mayoría y no ha sido así por vosotros -la prensa-, que queríais acabar desde el primer momento con el reptil, pero no lo habéis conseguido gracias al apoyo de muchos cordobeses que han apostado por el cambio", insistió.
En medio de estas acusaciones, y por petición expresa de los medios convocados, Gómez hizo un paréntesis para ofrecer unas escasas pinceladas de qué papel va a jugar su partido a partir de ahora y durante los próximos cuatro, por decisión de los cordobeses, en el escenario político de la ciudad. Gómez no dudó en confirmar que ocupará el cargo de portavoz de UCOR en el Pleno "desde donde haré una oposición correcta y donde podrán contar conmigo para todos aquellos proyectos que sean buenos para mi ciudad". Durante la jornada del lunes, día de resaca electoral, Gómez se puso en contacto con el ganador de las elecciones municipales, José Antonio Nieto (PP) para felicitarle por su victoria. "Ya he saludado a Nieto y le he dado la enhorabuena, ahora tiene que hacer todo lo que ha prometido, sobre todo crear empleo para sacar a Córdoba del atolladero".
Pero la tregua duró unos escasos minutos. Gómez volvió a la carga, con el respaldo de las personas que trabajan para él en sus polémicas naves construidas al lado de Medina Azahara. "Nadie va a conseguir hundirme. El partido ya está consolidado y a partir de ahora deberán de contar con él para siempre. Los que han votado saben lo que quieren y seremos muchos más", aseguró.
A Gómez no le importa que se hable de impugnación de votos o cuánto le ha supuesto para sus arcas el coste total de la campaña. Su principal preocupación se centra en seguir siendo idolatrado por centenares de cordobeses y llenar páginas y páginas de periódicos, pero sin que aparezca la palabra "corrupto". Un término que para el empresario tampoco tiene importancia y que son los medios los que hacen que tenga un significado negativo.
Ahora son los medios los que piden a Gómez libertad de expresión para contar la realidad con total objetividad, algo que le expresaron levantándose de sus asientos tras las repetidas descalificaciones vertidas por el empresario. Y es que, tal y como le reiteraron, son simples mensajeros, cuyo cometido es hacer de intermediarios entre las partes.
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