Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Doble Fondo
Tic-tac... el día D se nos echa encima. La onomatopeya que popularizó en 2015 un entonces temible partido emergente (que parece, sólo parece, neutralizado) representaba una amenazante cuenta atrás para los más privilegiados. El tic-tac fantasma que ahora acontece suena a otra cosa...
Un tiempo en el que todo y todos hemos cambiado... O no. Caso de los análisis preconcebidos de los debates electorales, que siguen pavoneándose con desfachatez entre sus respectivas ascuas y sardinas.
Un candidato habló en el debate del lunes de un "silencio que se oye", aunque lo propio de estos eventos sería arrancar con un silencio se rueda para que cada debatiente nos cuente su película.
Con más o menos mentiras: en las respectivas lluvias de datos nunca faltan cenizas falaces e inexactitudes de toda índole, que calan y cuelan.
O habilidad: como la del candidato veleidoso que miraba fijamente a cámara.
O educación: mal, muy mal, el susodicho, ese gran interruptor que parecía demasiado enchufado.
O ganas: el candidato menos dispuesto a lidiar en plató cambió la mullida moqueta de las encuestas por el barro.
O beligerancia: el liderazgo de la derecha parece cosa de dos -o tres (¡ay!)- y el candidato trasunto de ese ex presidente que nunca se fue y que lo apadrina pareció despertar (revivir) del lunes al martes.
O vueltas del revés: como la del candidato que esgrimió orgulloso la Constitución ante los campeones del constitucionalismo, siguiendo la máxima de adora lo que quemabas y quema lo que adorabas. pasando de presunto radical a moderado (r).
O ausentes más que presentes: el cinismo del presunto damnificado que se quejaba de ser excluido de los debates al no tener representación política alguna -que sí tenían en las generales de 2015 los emergentes ya consolidados, en ayuntamientos y en Europa- ha quedado en evidencia al rehuir los de Canal Sur TV de este miércoles.
No, esto no tiene nombres (se adivinan) ni nombre: como aprovechar el Día del Libro para emplearlo como arma arrojadiza a modo de ladrillo.
¿Quién ganó los debates? La apuesta por la abstención y por la cosa no son malas opciónes. Sí, la cosa, que este artículo no tiene nombre ni nombres, pero se intuye a lo y los referidos.
Tic-tac, quedan pocos días.
Y tengo miedo.
El pasado nunca pasa y entre tanto machista, xenófobo y homófobo que todavía nos bendicen en este país, el 28-A puede acabar mal, mal. La cosa se ve venir.
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