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Debate de dos contra uno, y un ausente

El tándem de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se enfrenta a Abascal, sin que consiga involucrar a Alberto Núñez Feijóo

La vicepresidenta le pregunta al de Vox por las amistades pasadas del popular con un narco gallego

Las mentiras del debate a tres en TVE

Santiago Abascal, Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, ayer en TVE. / Juanjo Martín/Efe

Ha sido un debate raro, de dos contra uno, pero de consecuencias improbables, quizás nulas, porque si hay algo que indican los sondeos es que no hay electores que duden entre votar a Vox o al PSOE. O entre Sumar o Vox. No hay trasvase de votantes entre la izquierda y Vox, y eso le ha quitado trascendencia al debate a tres en Televisión Española entre Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Santiago Abascal, que ha transcurrido de un modo muy diferente al cara a cara del socialista con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Al término del primer bloque, dedicado a la economía, el moderador, Xavi Fortes, lo ha reconocido: "No sé, quizás me haya pasado con la dosis de recomendar prudencia".

Después se animó, en especial en el apartado a las políticas sociales, porque evidenció las diferencias, irreconciliables, entre Abascal y el tándem Sánchez-Díaz en materia de igualdad de género. Pero aun así, el candidato de Vox supo sacar partido a su posición sobre la ley trans y a las repercusiones de la ley del sólo sí es sí. A nadie progresista va a convencer, pero tampoco es su objetivo. ¿Se va movilizar la izquierda por lo visto en la Televisión Española? Puede ser, pero se desconoce en qué sentido.

Dirigiéndose a Sánchez y Díaz, Abascal le ha dicho: "No sé sí sabrán quien es David G. G., posiblemente no, pero es un violador en serie, condenado por más de 19 violaciones, y lo han puesto en la calle; la última vez que salió tardó un mes en volver a violar y volverá a hacerlo, porque ustedes han puesto en la calle a 117 monstruos como éste". Después ha citado otro caso, el de un preso llamado Jonatan, "ahora Loreta", que es un violador que ha solicitado el traslado a un módulo de mujeres. "¿Qué están esperando? ¿A qué se maquillen'", los ha interrogado. Sánchez ha contestado: "Esto es lo que ha traído Vox a la política española, odio".

El debate ha sido un cara a dos caras con pretensiones por parte de estas últimas de involucrar a un rostro ausente, el de Alberto Núñez Feijóo. Sánchez y su vicepresidenta Yolanda Díaz, candidata de Sumar, se han esmerado en marcar las diferencias respecto a Vox en materia económica, en políticas contra el cambio climático y contra la violencia de género. Es posible que ni Sánchez ni Díaz hayan perdido con este debate, pero a quien le ha venido bien es a Abascal, porque se ha quedado solo con la bandera del antisanchismo. Vox tiene un electorado bastante leal, aunque en los últimos días los sondeos apreciaban un trasvase del entorno del 13% hacia el PP, quizás el programa le haya servido a Abascal para detener la fuga.

Alberto Núñez Feijóo, el ausente, no ha sido ni el protagonista, a pesar de que el objetivo de Sánchez y Díaz era traerlo a plató como el jefe de Abascal. "Al señor Feijóo le da vergüenza aparecer junto al señor Abascal, por eso no está en ese debate", ha indicado el presidente del Gobierno, que ha defendido un futuro pacto de Gobierno entre el PP y Vox. Como ha hecho en otras ocasiones durante la campaña, Yolanda Díaz recurrió a las pasadas relaciones de Feijóo con el narco gallego Marcial Dorado, y le preguntó a Abascal cómo se sentía al compartir un futuro Gobierno con alguien que ha tenido estas amistades. El de Vox salió en defensa de "alguien que no puede defenderse porque no está aquí", y afeó a Díaz que ella tuviese foto con Hugo Chávez y otros líderes comunistas.

El argumento de Feijóo es que en este debate debían participar ERC, Bildu y Junts por haber sido aliados parlamentarios de Pedro Sánchez durante la pasada legislatura; la razón real, que el candidato del PP ha preferido no visualizar en las pantallas de TVE un esquema de bloques, donde él estaría situado junto a Vox, frente al de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, a quienes les faltaría -eso sí- esos socios independentistas. Feijóo ha corrido el riesgo inherente a ausentarse de un debate televisivo donde sólo, desde el punto de vista simbólico, se quedó vacío su atril. El candidato popular suspendió todos sus mítines del miércoles, que iban a trasladarles a Canarias, y lo ha hecho por el incendio de La Palma y porque, como él ha explicado, sufre una lumbalgia de la que espera zafarse los últimos días de campaña.

No obstante, ya hay miles de voces preparadas por los partidos, algunas reales y otras de plástico, para lanzarse en las redes sociales en la valoración del posdebate, que es lo que termina por conceder las medallas de vencedores y perdedores. Más que la opinión de las audiencias, contará lo que se diga el día después. Le ocurrió a su compañero de partido, Javier Arenas, en las elecciones autonómicas andaluzas de 2011, cuando dejó plantados al presidente José Antonio Griñán y a Diego Valderas, de IU, porque consideraba parcial a Canal Sur. También porque daba por seguro que ganaría unas elecciones, cuyo resultado al final le fue adverso por insuficiente, pero no fue la ausencia lo que le restó la mayoría absoluta que esperaba. Eso provino de una lectura a posterior, a toro pasado. Lo único que demostró aquella ausencia es que Arenas acudió a esas elecciones demasiado confiado.

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