Ciudadanos se tiene que conformar con ser el cuarto en discordia
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El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, saluda a sus militantes rodeado de dirigentes del partido antes de valorar los resultados en un hotel de Madrid.
El sorpasso naranja no fue. No alcanzó finalmente las expectativas que habían marcado los sondeos electorales para Ciudadanos. Con casi el 14% de los votos, la formación logró 40 diputados, pero no sólo fue incapaz de alcanzar representación en el Senado, sino que se tuvo que conformar con ser el cuarto partido en discordia, tras ser superado claramente por el PP, PSOE y, sobre todo, las diferentes alianzas de Podemos.
En el partido naranja, -que ya se presentó en 2008 obteniendo apenas 45.000 votos- también cundió la sensación de que la ley electoral jugó en su contra. Con casi 3,5 millones de votos, los 40 diputados de Ciudadanos se les antojan cortos cuando se comparan con los 42 que alcanzó Podemos -sin contar con En Comú, Compromís, y En Marea, que se presentaban por separado- pese a que la formación de Pablo Iglesias recibió en torno a 330.000 sufragios menos. La clave estriba en la dispersión geográfica del voto de Ciudadanos, lo que le impide entrar en el reparto de escaños en muchas circunscripciones pequeñas donde los dos partidos más votados copan todos los diputados.
Salvo País Vasco, Navarra, Extremadura, Ceuta y Melilla, Ciudadanos logró representación en todas las comunidades, especialmente en Andalucía, que aportó ocho diputados, Madrid (siete), Valencia y Cataluña (cinco actas en ambas comunidades).
La última semana de campaña fue demasiado larga para el partido liderado por Albert Rivera, quien se comprometió en el último suspiro a facilitar el gobierno de la lista más votada. Aunque sus declaraciones sirvieron para aclarar el panorama de los pactos poselectorales, entre los electores se dio por sentado que no se opondría a la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Sin embargo, las llaves de La Moncloa no están en el bolsillo de Rivera al quedarse lejos de sus aspiraciones, pese a las declaraciones del vicesecretario general de Ciudadanos y jefe de la campaña electoral, José Manuel Villegas, que fue el primer dirigente en valorar los comicios al cierre de los colegios electorales.
En ese momento, los sondeos otorgaban a Ciudadanos entre 45 y 50 escaños y ya colocaban al partido en la cuarta posición. Al ser preguntado si con esos resultados no consideraba que había sufrido un "pinchazo", el vicesecretario general contestó que en las elecciones europeas recibieron medio millón de votos, en las municipales y autonómicas del pasado mayo un millón y medio y ahora puede que sean cuatro millones. "Si alguien considera eso un pinchazo, bendito pinchazo", concluyó.
Albert Rivera también negó el sabor agridulce de los resultados para asegurar que su partido había hecho "historia" al lograr con sus 40 diputados en el Congreso convertirse en "eje de una nueva transición" porque serán los "depositarios de la gente de buena fe que quiere que España vuelva a ser decente". Poco antes de las medianoche, Rivera comparecía en el Hotel Eurobuilding ante los medios de comunicación, y aseguraba que se ha confirmado que su partido ocupa el "nuevo centro político" en España.
El líder del partido naranja insistió en que Ciudadanos viene a "pensar en todos los españoles y no a dividir en bandos, a renovar la forma de hacer política, y a tratar a los españoles como adultos". Además, subrayó que intentará representar a todos los españoles, no sólo a lo que les han votado, porque todos los ciudadanos son sus "compatriotas". "Hoy empieza una etapa de esperanza e ilusión porque 3,5 millones de españoles han decidido que así sea. Basta ya de rojos y azules", recalcó. "Sólo nosotros, sin plataformas, círculos, ni coaliciones con separatistas, Ciudadanos será decisivo para formar unas mayorías que puedan cambiar este país", aseguró el presidente del partido.
De cara a la formación de Gobierno, Rivera insistió en que Ciudadanos no sumará sus diputados a los del Partido Popular. Pero a renglón seguido, dejó en manos del PSOE "la responsabilidad" de abstenerse en favor de la lista más votada para que forme Gobierno.
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