Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
SI hay una verdad empírica en el Partido Socialista que mantiene que en los congresos se sabe cómo se entra, pero nunca cómo se sale, al 38º cónclave de los socialistas españoles, que se celebrará en un hotel de Sevilla del 3 al 5 de febrero, cabe aplicarle otra incertidumbre: tampoco atisban muy bien cómo van a llegar. Al menos, al día de hoy. Sí hay dos candidatos seguros: Alfredo Pérez Rubalcaba, anterior candidato a elecciones generales del 20-N, ex ministro de Interior y ex vicepresidente, y Carme Chacón, ex ministra de Vivienda y de Defensa y una de las participantes en el grupo Nueva Vía que elevó a Zapatero al liderazgo del PSOE. Ambos saben que Andalucía es determinante en la elección del secretario general, pero en la comunidad autónoma no hay unanimidad. Ni siquiera un consenso general, y así lo han expresado dirigentes, secretarios provinciales y militantes con los que este periódico ha hablado a lo largo de los últimos días.
Parte de este fenómeno se debe a que la dirección andaluza -dirigida por José Antonio Griñán y por Susana Díaz, la secretaria de Organización y su consejera delegada en los asuntos del partido- aún no ha hecho pública su preferencia: si Rubalcaba o Chacón. Hay una suerte de pacto implícito entre Griñán y Rubalcaba, posiblemente forjado la semana pasada en casa del presidente andaluz, y que pasaría por que en Andalucía el ex ministro del Interior no promoverá plataformas ni alentará los movimientos de los más rubalcabistas porque han sido los críticos con la dirección regional, y a cambio, se supone que la dirección andaluza proclamará, una vez elegidos los delegados, cuál es su preferencia. Será una declaración a favor de alguna opción, pero ambigua en cuanto a que subrayará la libertad de votos de los delegados. Pero todo es eso: se supone.
Una persona de la Ejecutiva andaluza, cercana a Griñán, admite que en la sede regional de San Vicente se están abriendo dudas, a pesar de que a piori están más cercanos a Rubalcaba. Y es que al hombre que se presentó contra Mariano Rajoy el pasado 20-N le pesa sobre todo eso: los resultados de las elecciones generales y la pérdida de 4,2 millones de votantes. La prensa catalana ya ha publicado que Griñán apoyará a Chacón, un extremo que no es cierto por ahora, pero que da idea de las interpretaciones dispares que se obtienen de la "neutralidad activa" del presidente andaluz.
Y es que Griñán y el PSOE regional cuentan con un problema añadido. Casi concluyente: gane quien gane, ellos deben estar con él. O con ella. El próximo mes de marzo, apenas dos meses después del congreso, hay elecciones andaluzas y, además, fue la dirección autonómica quien quiso llevar un congreso tan complicado como el 38º a su propia casa, a Sevilla. Las dudas, pues, son razonables. En la comunidad no hay consenso ni un liderazgo claro, y la dirección va a tener que apuntarse al significado de aquella frase del gallego Pío Cabanillas cuando se cuestionó: "No sabemos quiénes, pero hemos ganado".
Hay una posibilidad que, cada día cobra más fuerza, de que Rubalcaba incorpore en su Ejecutiva federal a un andaluz como su segundo, y el nombre de Susana Díaz ha sonado durante mucho tiempo, aunque tanto ella como los otros interesados lo hayan negado. Claro, que bien podría ocurrir lo contrario: que Chacón ofreciese a Griñán otra buena salida. Díaz, no obstante, está muy distanciada con quienes representan el chaconismo en Andalucía; en especial, de la consejera de Presidencia, Mar Moreno, que estuvo a punto de firmar el manifiesto Mucho PSOE por hacer, el de los afines a Carme Chacón. Sí contó con el de Fernando López Gil, el que fuera candidato a la alcaldía de San Fernando, una persona crítica con el secretario gaditano, Francisco González Cabaña, y ligada al ex consejero de Medio Ambiente, José Luis Blanco.
Pero si a Rubalcaba le pesa el 20-N, a Carme Chacón le lastra el secreto con el que ella ha querido envolverse, o protegerse. Su paso por Vivienda y Defensa, por ejemplo, no ha dejado huella alguna, más allá de sus muy cuidadas apariciones fotográficas y televisivas, todas ellas mudas. También corre en su contra su catalanismo. Militante del PSC, este partido ha dado libertad a sus diputados para poder votar de modo diferente a los del PSOE en asuntos relacionados con Cataluña.
Por eso, el pueblo de Olula del Río, en Almería, le ha venido a la perfección para limar este perfil catalanista. El padre de la candidata, Baltasar Chacón, nació en Olula, y allí vive aún Carmen Sánchez Pardo, la abuela de ex ministra. Chacón pasó algunos días de las navidades en Olula, de lo que dejó constancia en su cuenta de Twitter, y suele ir algunos días de verano a la playa de San Juan de los Terreros, ya en Pulpí, lindero con el municipio murciano de Águilas. A pesar del blindaje con el que protege su figura pública, a Chacón se le supone un manejo certero de la comunicación política. Su marido, Miguel Barroso, fue el primer secretario de Estado de Comunicación de Zapatero y ha sido uno de los impulsores del malogrado grupo de La Sexta y del periódico Público. No hay duda: su presentación en Olula del Río es todo un golpe de efecto. Amarrada Cataluña, la candidata subraya su raíz andaluza. Un guiño al sur.
Y es que Andalucía aportará 234 delegados de los 972 que acudirán al congreso de Sevilla. Es un 24,07% del total. Cataluña, que es la siguiente, se lleva 101. Aunque desde el PSC se asegura que no todos votarán a Chacón, muchos dirigentes andaluces consideran que no es así, que se trata de una maniobra de despiste, y que la ex ministra catalana cuenta con un apoyo casi total de la delegación de su comunidad. Le bastaría conseguirá una parte de Andalucía para ganar el congreso, toda vez que cuenta con apoyos en Madrid y en Valencia, las siguientes comunidades con mayor representación.
Chacón no es una dirigente popular en Andalucía, no goza de la misma simpatía que Rubalcaba ni de los mismos niveles de complicidad que él mantiene con antiguos y actuales dirigentes del PSOE, pero hace tiempo que comenzó a tejer ciertas redes de apoyo. El más conocido es el de la consejera de Presidencia y portavoz del Gobierno, Mar Moreno, que ha estado ligada a Zapatero y siempre ha abogado por un partido muy abierto donde los aparatos pierdan peso. En torno a Mar Moreno se ha ido nucleando un grupo de mujeres que vienen subrayando el plus de género de Chacón. Con ella están la consejera de Agricultura, Clara Aguilera; la malagueña María Luisa Bustinduy; la sevillana Soledad Cabezón; la presidenta del PSOE andaluza, Rosa Torres, además del consejero de Educación, Francisco Álvarez de la Chica, y los apoyos que pudieran tener en la provincia de Cádiz el ex consejero de Medio Ambiente, José Luis Blanco, y el consejero Francisco Menacho. Hay otros chaconistas, pero apenas tiene predicamento en Andalucía, caso de José Andrés Torres Mora, diputado por Málaga.
Rubalcaba goza de mayores apoyos, aunque no se puede decir que Andalucía sea suya. Más bien gana el escepticismo. El candidato cuenta en la comunidad con los apoyos del ex presidente Manuel Chaves; del que fuera su hombre de confianza en el partido Luis Pizarro, y de aquellos que se alinean con ambos, caso del almeriense Martín Soler. No obstante, por voluntad propia o por indicaciones ajenas, estos rubalcabistas de primera hornada han dado un paso atrás para no identificar al candidato con la vieja guardia y el sector crítico a Griñán, lo que no ha dejado de provocar bastante malestar entre ellos. Una de las personas que está jugando un papel decisivo en esta nueva arquitectura de apoyo a Rubalcaba y puente con la dirección de Griñán es Gaspar Zarrías, ex vicepresidente del Gobierno andaluz. El ex ministro del Interior ha optado por una diplomacia fina en Andalucía -inteligente, aunque de incierto resultado-, que pasa por establecer una buena sintonía con Griñán y con Susana Díaz, con la que hace un mes se reunió a solas en Ferraz durante más de una hora. "Para hablar de Andalucía, no del congreso", explicó uno de ellos.
La intención de la dirección andaluza es que los debates previos al congreso, así como la elección de delegados, transcurra sin mucho ruido, y a poder ser con listas únicas, donde haya una integración de los principales grupos en las provincias. A partir de este lunes, las agrupaciones locales comenzarán a proponer a los delegados, que serán elegidos en los congresos provinciales antes del 23 de enero. Una de las provincias más complicadas es la de Málaga, donde su secretario provincial, Miguel Ángel Heredia, es el más cuestionado, y no por un grupo en concreto, sino por varios, de entre los que figuran algunos antiguos dirigentes como Juan Fraile o Salvador Pendón, hasta José Aurelio Aguilar y Diego Martín Reyes, dos de las figuras emergentes del socialismo malagueño. En el caso de Jaén, donde Zarrías mantiene el control de la provincia, Mar Moreno se quedará fuera de la lista provincial, aunque sí irá al congreso en su calidad de integrante del comité federal. También en Jaén, la consejera de Bienestar Social, Micaela Navarro, ejerce un papel similar al de Zarrías: fue colaboradora de Rubalcaba y es una de las consejeras más leales a Griñán.
A partir del comité federal de mañana domingo, los candidatos apurarán sus campañas. Rubalcaba no propiciará plataformas en Andalucía, aunque los más cercanos comenzarán a "mover teléfonos". A partir del lunes 23, ya se conocerán los nombres de los delegados. Quizás sea, entonces, cuando Griñán desvele su posición, aunque casi todos los consultados admiten que lo, realmente, determinante pasará en Sevilla durante el propio congreso. De este cónclave y de su ganador, el próximo secretario o secretaria general, cabría aplicar lo que estudiamos del rey godo: "Incierto se presenta el reinado de Witiza".
También te puede interesar
Lo último