Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
Elecciones de inmediato. Ésa es la respuesta que el el presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha dado a la derrota que sufrió en las elecciones del pasado domingo.
Por sorpresa y contra todo pronóstico, Pedro Sánchez ha decidido no esperar a culminar la legislatura y disuelve las Cortes Generales, disolución que se hará efectiva este martes con la publicación en el Boletín Oficial del Estado. Las elecciones, por tanto, serán el 23 de julio próximo, cumpliendo los plazos previstos en la Ley del Régimen Electoral General.
El presidente anunció que, tras despachar con el Rey Felipe VI, ha convocado un consejo de ministros extraordinario para esta misma tarde para convocar esas elecciones.
Con ello, Sánchez renuncia a aprovechar el impulso de la presidencia de la Unión Europea que ostentará España a partir del 1 de julio.
Sánchez reconoció que ha tomado esta decisión "a la vista del resultado de las elecciones" de este domingo, que, dijo, le ha costado la presidencia a presidentes autonómicos y a alcaldes que, a su juicio, tenían una gestión impecable.
"La segunda consecuencia de las elecciones de ayer es que numerosas instituciones tendrán una nueva mayoría integrada por el PP y por Vox", dijo para explicar su fracaso electoral este 28M.
El presidente del Ejecutivo reconoció que, aunque la convocatoria electoral del pasado domingo era de alcance municipal y autonómico en 12 comunidades, "el resultado manda un mensaje que va más allá". Además, asumió en "primera persona" ese mal resultado como jefe del Gobierno y como secretario general del PSOE.
Sánchez justificó su convocatoria adelantada de los comicios a Cortes Generales porque cree que el mejor método de dar voz a los ciudadanos para que elijan que políticas quieren que se adopten a partir de ahora. "Es el momento de que los españoles decidan quién debe presidir el Gobierno durante la presidencia de la Unión Europea".
Cada vez que se celebran elecciones municipales y autonómicas se suceden las interpretaciones de si sus resultados pueden extrapolarse o no y se hacen cábalas sobre lo que puede pasar en los siguientes comicios generales teniendo como base esa votación.
En esta ocasión, el escrutinio del 28M se antojaba como un termómetro especial para aventurar lo que puede ocurrir y algunos iban más allá hablando de una primera vuelta en las urnas o, incluso, de plebiscito. Nada está escrito y seis meses en política pueden dar para mucho, pero los resultados de la jornada electoral han supuesto una debacle para el PSOE que golpea las expectativas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante las elecciones generales de final de año y que da alas a las aspiraciones del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Sánchez y la dirección socialista tendrán que analizar con detenimiento lo que les ha hecho perder mucho poder territorial y esfumarse de sus manos plazas emblemáticas como la Comunidad Valenciana o Extremadura y ciudades como Sevilla e intentar reaccionar. Sin embargo, el Partido Popular ve en esta victoria, con mayorías absolutas como las de Madrid, el indicio de una ola imparable que llevará a Feijóo a la Moncloa para cumplir la promesa que ha venido repitiendo durante la reciente campaña electoral, "derogar el sanchismo".
Pero antes tendrá que pasar la prueba de los pactos con Vox. Unos pactos inevitables si quiere arrebatar algunos feudos a los socialistas y sus socios que los han gobernado en los últimos cuatro años. Es seguro que el PSOE intentará poner en evidencia al PP con esos pactos con el partido de ultraderecha alertando de que es lo que podría ocurrir también en el Gobierno.
Pero a la vez que denuncie esos pactos, Sánchez tendrá que determinar si, tal y como ha venido afirmando de forma reiterada, llevará su Gobierno de coalición hasta el final de la legislatura o, por el contrario, interpretará que Unidas Podemos supone una rémora y tendrá la tentación de poner fin a esta experiencia.
No ha sido bueno el 28M para la formación morada, que se ha quedado fuera de numerosos ayuntamientos y comunidades, como ha ocurrido en el caso de Madrid. Un fracaso en las urnas que deberá llevar igualmente a la reflexión en el espacio a la izquierda del PSOE para convencerse de que sus posibilidades de éxito sólo pasan por olvidar las actitudes y reproches que se han dedicado entre sí durante los últimos meses y lograr un acuerdo entre la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y Podemos.
El domingo electoral ha certificado prácticamente la defunción de Ciudadanos mientras que ha confirmado que Vox no era una formación de paso. Eso permitirá a Santiago Abascal una posición de fuerza en la negociación con el PP con la incógnita de si pretende extender a otras instituciones el modelo de Castilla y León con Juan García Gallardo como vicepresidente. Las negociaciones para formar gobiernos autonómicos y municipales tendrán su protagonismo en las próximas semanas, y a la vuelta de la esquina España asumirá la presidencia del Consejo de la Unión Europea. Un semestre en el que esa responsabilidad convivirá con una campaña continua para las elecciones generales.
Seis meses en los que Sánchez se enfrentará a la ardua misión de remar contra corriente para seguir en Moncloa. Seis meses en los que Feijóo trabajará para certificar lo que cree que el 28M ha traído bajo el brazo, "un nuevo ciclo político".
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