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Alarma por el descontrol, fiestas y botellonas en ciudades de toda España

Miles de personas, en su mayoría jóvenes, se entregan a la diversión en todo el país para celebrar el final del toque de queda y festejan la nueva situación como si fuera Nochevieja

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Decenas de jóvenes celebran junto al Passeig de Lluis Companys de Barcelona, el fin del estado de alarma. / EFE
Redacción

10 de mayo 2021 - 07:34

Muchos lo hicieron como si no hubiera un mañana. Miles de personas, en su mayoría jóvenes, se lanzaron la noche del sábado a las calles -e iniciaron en ellas la del domingo-, para festejar el final del estado de alarma en España. Madrid y Barcelona fueron ejemplos palmarios del desmadre que siguió a la reclusión, y al grito de "libertad" bebieron y bailaron en las primeras aglomeraciones nocturnas como si de una Nochevieja se tratara y obviando la pandemia, porque "había ganas de salir". Pero las dos primeras ciudades del país no fueron las únicas en las que se levantó el improvisado escenario de este jolgorio.

La primera noche sin estado de alarma ni toque de queda -salvo en Baleares y Comunidad Valenciana- fue una multitudinaria fiesta protagonizada principalmente por jóvenes que querían festejar así el fin de meses de restricciones que les habían llevado al cansancio y al hartazgo por no poder juntarse por las noches. En la mayoría de ciudades no hubo que lamentar incidentes graves ni intervenciones de la policía más allá de las habituales en una situación como esta. Pero anteanoche no hubo espacio para el silencio ni las mascarillas y sí para el alcohol, la música a tope en plazas y parques, los bailes, los cohetes, los petardos y los abrazos entre los participantes.

Con cuenta atrás incluida, la fiesta se apoderó de las principales plazas del país en donde se vio una relajación de las restricciones que, en muchos casos, fueron más allá de lo que significaba el fin del estado de alarma llegando a quebrantar las limitaciones de reuniones y las prohibiciones de beber en la calle. Eso pasó en Madrid, donde a partir de la medianoche comenzó una multitudinaria celebración de miles de jóvenes que parecían festejar de modo anticipado San Isidro, el día 15, patrón de los madrileños, cumpliendo así el temor del Gobierno regional y del Ayuntamiento de Madrid a que una parte de la ciudadanía se lanzase a la calle. Plazas como Chueca, Dos de Mayo, Malasaña o la Puerta del Sol fueron tomadas por miles de jóvenes consumiendo alcohol en grupos de más de seis personas y sin guardar la distancia interpersonal ni, como ya se anticipaba, acatar el toque de queda que regía por una hora entre las 23:00 y las 00:00 por lo que podían ser multados.

Varios agentes confesaron no comprender este comportamiento "incívico" después de lo que se ha vivido en Madrid, ciudad en la que anoche se dio rienda suelta al alcohol al grito de "libertad". Eran escenas propias de una Nochevieja pero en plena pandemia, pues el estado de alarma no ha supuesto el fin del Covid-19 aunque en lugares como Barcelona se festejara que "¡Se acabó el Covid!". Porque Barcelona compitió ferozmente con Madrid. No sólo hubo cuenta atrás desde los balcones como si fuera fin de año sino que se lanzaron petardos y se dio un exhibición de insensatez. La primera noche, que rozó lo surrealista, anticipa lo que a partir de ahora está por venir: el fin del estado de alarma y el inicio del estado de armarla, como circulaba por redes sociales.

En el paseo del Born, plaça dels Àngels o Gràcia hubo poca mascarilla y mucho alcohol, aunque lo más excéntrico se vivió bajo el Arco de Triunfo, donde se dio paso a lo más parecido a una discoteca en mucho tiempo: jóvenes bailando agolpados con botellines al aire y sin mascarilla en el passeig Lluís Companys -irónicamente, frente al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC)-. Tampoco el País Vasco se quedó al margen.

Allí, centenares de personas se dieron cita en el Casco Viejo en Bilbao, en la Parte Vieja de San Sebastián, en la Plaza de la Virgen Blanca de Vitoria, y también en las playas de la costa vasca. Del mismo modo sucedió en las calles de Santander, en su mayor parte jóvenes de entre 16 y 30 años. Con este escenario, la fuerzas de seguridad se vieron obligadas a intervenir para evitar botellones y aglomeraciones de personas arrojando unas cifras que atestiguan el ritmo que tomó la noche en estos lugares en los que se intensificó el número de agentes. En Madrid, hubo más de 450 intervenciones por parte de la Policía Municipal que debió desalojar la Puerta del Sol ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, con escenas que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida ha tildado de "lamentables".

Igualmente en Barcelona, 6.500 personas fueron desalojadas en 31 puntos de la ciudad por formar aglomeraciones y no cumplir con las medidas para evitar contagios en una noche que el teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, definió como "muy intensa" aunque "previsible" con "imágenes preocupantes" y un comportamiento de "absoluta irresponsabilidad". Sin bajar el tono, el líder del PSC en el Parlament y exministro de Sanidad Salvador Illa ha pedido "responsabilidad" y que se respeten las recomendaciones sanitarias porque, aunque se haya acabado el estado de alarma, "la pandemia continúa".

En Palma de Mallorca, donde sigue vigente el toque de queda, se produjeron los tumultos más graves. 16 personas fueron detenidas y cuatro agentes resultaron heridos durante los altercados en una concentración en la Plaza de España de unas 300 personas contrarias a las restricciones. En torno a las 23:00, cuando comenzaba el toque de queda, que sigue vigente en Baleares con el aval del Tribunal Superior de Justicia, numerosos jóvenes se concentraron en la céntrica plaza de la capital balear coreando consignas contra el Govern, las pedidas restrictivas, las mascarillas y el cierre de la hostelería. La Policía les conminó a que se disolvieran en varias ocasiones, pero los concentrados ignoraron las órdenes y arrojaron objetos a los agentes, entre ellos algunas piedras.

Pero no toda España vivió esta primera noche con la misma exaltación que Madrid y Barcelona. En Logroño, Zaragoza, Oviedo y Gijón la situación fue mucho menos tensa y con pocos altercados.

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