Una bola de nieve sobre Zapatero

"José Luis aguanta el tirón, pero las presiones son muy fuertes. Lo que ocurre es que precisamente porque son tan fuertes a lo mejor decide retrasar aún más el anuncio de su decisión. A él no le hace nadie el calendario".

Quien así se expresa es un colaborador político del presidente, además de amigo personal desde hace años. Su comentario sobre las presiones a Zapatero no desvelan ningún secreto de Estado: son evidentes. Algunos dirigentes socialistas comentan en privado desde hace meses que es absolutamente necesario que Zapatero anuncie cuanto antes si se presenta o no a la reelección, al menos dos presidentes autonómicos, Barreda y Vara, han pedido públicamente a Zapatero que se defina pronto sobre su futuro, y Vara no ha disimulado que le gustaría que el candidato fuera Alfredo Pérez Rubalcaba. Las presiones son muy fuertes, como afirmaba el colaborador y amigo de Zapatero, y esta semana han superado los límites que los socialistas pensaron que no se iban a superar: han trascendido a los medios de comunicación, que no han dudado en recoger la opinión de algunos destacados socialistas y la han convertido en información incuestionable sobre las intenciones del presidente.

El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, almorzó el miércoles con un grupo de periodistas que periódicamente invitan a una personalidad política. El encuentro era off the record, el invitado podía expresarse en libertad porque sus palabras no iban a ser puestas en su boca. Sin embargo al día siguiente tres periódicos nacionales publicaban a toda página que un alto cargo del PSOE había confirmado que Zapatero había decidido no presentarse candidato, aunque todavía no había fijado la fecha para hacer el anuncio. Fue, sin duda, la noticia de la mañana, analizada en las tertulias de radio y televisión y comentada hasta la saciedad en los pasillos del Congreso de los Diputados.

José Blanco, que sabía del encuentro de Jáuregui con los periodistas, le llamó inmediatamente, y un ministro confundido, preocupado y triste por el incidente, le explicó que efectivamente se había referido en esos términos a la situación de Zapatero, pero que lo había hecho como opinión personal, en ningún caso como una información que él manejara. Y le dijo también que pensaba que podía expresar sinceramente su opinión porque el almuerzo era off the record. Personas cercanas a Jáuregui, que saben que ha tardado años en conseguir que Zapatero le tuviera en consideración y que ha entrado en el Gobierno gracias a la intervención e insistencia de Rubalcaba, afirman que el ministro de la Presidencia está desolado.

La noticia, que dio por segura la decisión de Zapatero de no presentarse, cuando en realidad se trataba de una opinión de Jáuregui como se supo horas más tarde, provocó de inmediato un cúmulo de opiniones de socialistas destacados que, creyendo que Zapatero definitivamente no se presentaba, comentaron sobre el posible sucesor, posible calendario de elección, fecha conveniente para que Zapatero anunciara públicamente su renuncia a la candidatura …

Quien cometió el error más grave fue el presidente del partido y vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves, que declaró que "Yo hubiera preferido que siguiera", dando por buena la renuncia de Zapatero. Otros socialistas se apresuraron a explicar que si sólo aparecía Rubalcaba como candidato no será necesaria la celebración de primarias ni tampoco la de un congreso en otoño, sino que el propio Comité Federal tenía atribuciones para designarlo candidato a la presidencia. Alguno incluso fue más lejos y apuntó que en el Comité Federal de marzo se podía aprobar esa designación.

La bola de nueve fue creciendo ante la estupefacción de las personas más próximas a Zapatero. José Blanco -que prepara desde hace semanas un acto de partido en la plaza de toros de Vista Alegre, que pretende sea un acto de reafirmación en la unidad del PSOE, un pistoletazo de salida de la campaña electoral, la visualización de un partido dispuesto a trabajar contra las encuestas, un poco al estilo de la convención sevillana del PP- quedó anonadado cuando algún medio de comunicación recogió en titular que Blanco preparaba un acto de homenaje a Zapatero en su despedida, mientras otros socialistas confesaban abiertamente a distintos periodistas que el acto de este fin de semana en Zaragoza, con candidatos a gobiernos regionales y municipales, era una buena oportunidad para que Zapatero anunciase su decisión de retirada.

Ya el pasado fin de semana, tras su reunión con los barones regionales, saltó el rumor de que le habían pedido que anunciara antes del 22 de mayo su decisión, y que él les había prometido que sería así pero que guardaran el secreto.

La pregunta es inevitable tras estas consideraciones: ¿será candidato Zapatero? Nadie lo sabe. Incluso se pone en duda que sea cierto lo que afirmó durante la copa navideña de Moncloa el 22 de diciembre, que había tomado la decisión y que solo la conocían su mujer y un alto cargo del partido. Pero en cambio existen pocas dudas sobre cuál es el estado de opinión que se respira en el partido, y más después de la peripecia de esta semana con Jáuregui: la mayoría del partido quiere que Zapatero anuncie cuanto antes su decisión. Y que ese anuncio sea que no optará a la reelección.

Las encuestas que maneja el partido indican que con Zapatero tendrían el peor resultado posible y que con cualquier otro habría alguna posibilidad de acortar distancias con el PP.