Por la boca muere el pez
estallido en el PP | el verso libre de los populares
Cifuentes deja la Puerta del Sol víctima de su propio código ético, que exige dimisiones a quien incurra en "falta grave de ejemplaridad"
Cristina Cifuentes cerró ayer un ciclo con su renuncia a la Presidencia de la Comunidad de Madrid tras la polémica por las irregularidades de su máster universitario, un título que le ha costado "muy caro", tanto que puede que regrese a la universidad, a su puesto de funcionaria en la Complutense. La puntilla a Cifuentes, sin embargo, llegó con la publicación de un vídeo donde se la ve en el cuartillo de un supermercado tras ser sorprendida, supuestamente, hurtando cremas en un supermercado en 2011.
Víctima del código ético del PP madrileño impulsado por ella misma -que exige la renuncia de quien incurra en una falta grave de ejemplaridad- y del pacto de investidura con Ciudadanos, Cifuentes ve frenada en seco una carrera política de 30 años, en la que, como mínimo, aspiraba a repetir como candidata a seguir en la Casa de Correos de la Puerta del Sol, sede de la Comunidad de Madrid, el próximo año.
Caminante de fondo, como se la ha definido numerosas veces, Cifuentes llegó paso a paso hasta el despacho que ahora abandona en después de casi tres décadas como diputada regional, vicepresidenta de la Asamblea y delegada del Gobierno en Madrid. También tiene una larga trayectoria en Génova, donde fue durante muchos años miembro de la dirección regional del PP antes de hacerse con las riendas del partido en Madrid en marzo de 2017.
Su imagen no es la de una política del PP al uso: al margen de su característica melena rubia, tiene cinco tatuajes, se declara agnóstica y republicana, y no sigue el guión oficial del partido en temas del aborto. En su vida hay un antes y un después: el accidente de moto que sufrió en agosto de 2013 en el Paseo de la Castellana y tras el que estuvo a punto de morir varias veces.
Antes de llegar a la Presidencia de la Comunidad de Madrid en junio de 2015, había pasado casi toda su vida política ligada a los proyectos de Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre, pero su militancia "popular" viene de más lejos aún, de cuando se afilió con 16 años a las Nuevas Generaciones de la Alianza Popular de Manuel Fraga. Comenzó a ser más conocida cuando fue nombrada delegada del Gobierno en Madrid en enero de 2012, y por sus intervenciones en tertulias políticas televisivas e intensa presencia en redes sociales, donde continúa siendo muy activa (tiene más de 290.000 seguidores en Twitter). En cuanto fue designada candidata a la Comunidad de Madrid, Cifuentes asumió el lema "tolerancia cero contra la corrupción" y trató de marcar distancias con la etapa de Aguirre e Ignacio González.
Consiguió mantener para el PP el Gobierno madrileño tras ganar las elecciones autonómicas de mayo de 2015, aunque sin mayoría absoluta, por lo que tuvo que se sellar un pacto de investidura con Ciudadanos. Un pacto de 76 compromisos que incluyen, en su punto número tres, la obligatoriedad de que abandone su puesto "cualquier cargo público que haya falsificado o engañado en relación a su currículum o su cualificación profesional o académica", compromiso del que ha sido víctima la propia Cifuentes, quien aseguró ayer que tenía previsto dimitir el próximo 2 de mayo, día de la Comunidad de Madrid.
Ya asentada en la Presidencia del Ejecutivo autonómico, asumió en marzo del año pasado las riendas del PP madrileño tras se elegida directamente por los militantes del partido y se marcó como objetivo recomponer la imagen a la formación e intentar superar los escándalos de corrupción protagonizados por ex dirigentes como el propio González o Francisco Granados, quienes llegaron a ingresar en prisión. Hizo gala, además, de que ella fue quien destapó el caso Lezo, que implica a González por irregularidades en Canal de Isabel II, aunque eso no ha evitado que ella misma tuviese que comparecer ante la comisión de investigación sobre la corrupción en la Asamblea.
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