"Ni hay bandos ni esto es una banda"
Díaz dice que es el momento de "coser" al partido en una semana que califica de dura y dolorosa. Defiende un congreso que aborde "con tranquilidad y calma", porque el PSOE sigue perdiendo votos. Advierte que el cónclave que eligió a Sánchez "no ha servido para detener la sangría de votos".
En el PSOE andaluz todos, o casi todos, son críticos, aunque haya sido el partido más oficialista de todos los PSOE de España. Uno de ellos, un senador con un amplio historial en las instituciones, un crítico de Pedro Sánchez, sostiene que el PSOE necesitaba desde hace tiempo una gran crisis como ésta y se mostraba optimista sobre su resolución. "Algo se ganará de esto, siempre se gana, por que íbamos a quedarnos reducidos a un militante, un voto, pero en las elecciones, es decir que sólo nos iban a votar los militantes".
Ante el comité director, el máximo órgano entre congresos del PSOE-A, Susana Díaz incidió ayer en el mismo problema: a pesar de estar en la oposición, su partido sigue perdiendo votos elección tras elección. Y ya llevan tres generales en menos de un año. Son seis millones de votos perdidos. Por ello, recordó, se convocó un congreso en 2014, del que salió Pedro Sánchez como secretario general, y que juzgó ayer: "No ha servido, no ha servido para detener la sangría". En un tono conciliador, la presidenta abogó por restaurar la unidad, "coser" el partido y reflexionar en un congreso convocado con calma, no el que propone Sánchez, porque en su opinión ese cónclave, que debería arrancar el 23 de octubre con unas primarias, sólo sirve para "satisfacer intereses personales". "El PSOE -explicó Díaz- no es patrimonio de los militantes, es de los militantes y de millones de hombres y mujeres que nos votan. Tienen esos sentimientos, aunque no tengan el carné del partido. Hay que analizar dos cosas: hacer un análisis compartido de lo que está sucediendo, cómo hemos llegados hasta aquí y cómo afrontamos al futuro. Y mandar un mensaje de tranquilidad, de serenidad y de confianza a los andaluces, porque el PSOE de Andalucía va a estar a la altura, como siempre. Vamos a ayudar, a coser, por muy difícil que sea ese momento".
Los socialistas andaluces celebraron ayer un comité director extraño. Por lo general estas reuniones no suelen durar más de media hora, son frías y el que puede, se escapa. No fue el de ayer. Casi no se cabía en el amplio salón del Palacio de Ferias y Congresos de Sevilla, y además de los integrantes, asistieron bastantes dirigentes y viejos militante. El ex presidente José Rodríguez de la Borbolla estaba en primera fila, como en las grandes ocasiones. Una ovación recibió al diputado Antonio Pradas, uno de los dimisionarios de la Ejecutiva de Ferraz, el hombre que llevó las cartas y fue expulsado de la sede de Ferraz, el que aún tiene la foto de su hijo en un despacho clausurado. Ferraz, cuenta él y la diputada Verónica Pérez, se ha convertido en un búnker: persianas bajadas, guardas de seguridad en los ascensores, en las entradas, en la cuarta planta. A Pérez, que ayer entró en la sede, la acompañaron dos vigilantes todo el tiempo que estuvo esperando a que alguien la recibiese.
Pero Díaz no empleó un tono de batalla, sino de conciliación. Eso sí, contestó a Sánchez, quien en unas atropelladas declaraciones después de que Felipe González revelase que se sentía engañado, dijo: "Ya sabemos en qué bando está Felipe, en el de la abstención al PP. ¿Dónde está Susana?". "En el PSOE -replicó ayer- no hay bandos ni el PSOE es una banda, no hay socialistas de izquierda y de derechas, somos incompatibles con la derecha. Me duele que a este presidente se le sitúe en el bando de la derecha. O a Zapatero. O los presidentes autonómicos. Si no situamos a la gente en bandos, lograremos ser uno. A mí me ha dolido que nos digan que somos subalternos del PP, Andalucía no ha hecho otra cosa que ayudar al resto de compañeros", reivindicó la presidenta andaluza.
"¿Cómo no me voy a sentir orgullosa de Felipe González y de Zapatero? Tendrán luces y sombras, pero han transformado este país. Si nosotros no defendemos nuestro patrimonio, lo hecho en nuestro país, ¿quién lo va defender?".
La crítica rotunda que Díaz hizo a la gestión de Pedro Sánchez, con guante de seda pero puño de hierro, se sustenta en las tres derrotas consecutivas en las elecciones generales. "Frente a un PP que cada día tiene casos de corrupción, hemos concatenado varias derrotas. ¿Por qué? Y estamos en la oposición. ¿Por qué nos está ocurriendo eso? Habrá que pensar por qué en unas segundas elecciones hemos perdido más. Y habrá que hablarlo en un congreso del partido, claro que sí, donde hablen todos los militantes. Porque el voto es un derecho. ¿Qué nos está pasando para que alcaldes que ganan las elecciones bien ahora perdemos? Nos merecemos un debate en profundidad, pero no con prisas y corriendo, porque alguien piense que un congreso rápido le viene bien a sus intereses personales".
El diputado Antonio Pradas había comentado antes del discurso de la secretaria general del partido en Andalucía que los insultos de militantes que había recibido en las redes llevaban el sello de Podemos. Díaz arremetió contra el partido que lidera Pablo Iglesias, al que considera como el más interesado en la crisis de los socialistas. "Cree que pueden hacer con el PSOE lo que han hecho con Izquierda Unida, y no van a poder porque el PSOE es mucho PSOE".
Después de tres horas y media de reunión, el comité director aprobó una resolución por la que se solicita que el congreso del partido se celebre después de que España cuente con un Gobierno. La votación se aprobó con una sola abstención -de Sergio Cebolla, que ya quiso optar a unas primarias pero cosechó un porcentaje ínfimo de avales- entre un sí masivo de los miembros de este órgano. La resolución refuerza la posición que llevarán los críticos mañana a la reunión del Comité Federal.
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