La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¿Dónde está el límite de la vergüenza?
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, defendió ayer los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2010 en el Congreso de los Diputados de forma muy aseada. Leyó su discurso inicial sin trabucarse prácticamente nada -es verdad que se puso nerviosa ante los murmullos de la bancada popular- y empapó su relato sobre el carácter global de la crisis de la frialdad de subsecretaria que le caracteriza en la mayoría de sus comparecencias públicas. Defraudó a quienes, desde el Grupo Socialista, le querían ver últimamente un cierto perfil político ante la baja forma que la vicepresidenta primera del Ejecutivo socialista, María Teresa Fernández de la Vega, acredita desde que fue intervenida quirúrgicamente de una oclusión intestinal.
La vicepresidenta segunda apenas sí sacó las uñas en la réplica al líder de la oposición, Mariano Rajoy, y no puso ni una pizca de entusiasmo en la defensa de unas cuentas públicas que buscan objetivos tan elevados ante una crisis con tan mala baba: apostar por las inversiones productivas generadoras de empleo, mantener la protección social e impulsar un nuevo modelo crecimiento.
El perfil político bajo de Salgado propició que Rajoy pudiera ganar el debate de calle, casi sin bajarse del coche oficial. A pesar de que ha mostrado una cierta incapacidad para atajar los problemas internos generados por el caso Gürtel (el bochornoso espectáculo de Ricardo Costa sigue vivito y coleando después de trascender que Ric continúa ejerciendo, a escondidas, como secretario general del PP valenciano), el líder del PP compareció en la Cámara Baja sobrado, y se limitó a repetir el argumentario catastrofista popular contra el Gobierno para salir victorioso. Así, asegurando que los Presupuestos extenderán el paro y castigarán la economía de las familias y rechazándolos porque "disfrazan la realidad, maltratan la economía y perjudican a los españoles", inauguró su casillero particular en los debates parlamentarios de primer nivel, con Zapatero, eso sí, viendo los toros desde la barrera, y se plantó como alternativa.
Tampoco estuvo especialmente combativa la vicepresidenta Salgado con el resto de portavoces -CiU, ERC, IU, ICV, BNG y UPyD- que defendieron enmiendas a la totalidad y que criticaron abiertamente los Presupuestos. Hoy, a primera hora de la mañana, recibirá el aliento del Grupo Socialista, el PNV y CC, que, con sus 177 votos (uno por encima de la mayoría absoluta), rechazarán las siete enmiendas a la totalidad e impedirán que los Presupuestos sean devueltos al corral del Gobierno.
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