Pilar Cernuda
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Sociedad
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha causado un debate al afirmar que “ETA está más viva que nunca”. Estas declaraciones las ha hecho en un contexto en el que Ayuso ha criticado duramente la reforma legal propuesta por el Gobierno, la cual, según ella, beneficiaría a personas vinculadas con el terrorismo y debilitaría a España frente a la amenaza de aquellos que, según su opinión, están en contra de la unidad nacional.
Como ya hemos comentado, Ayuso hizo estas declaraciones en un acto político en el País Vasco, donde dijo que los grupos ligados a la izquierda abertzale han seguido un camino que los ha llevado “de vivir del impuesto revolucionario a vivir de los impuestos de todos”, refiriéndose de esta manera a los recursos que, según ella, la sociedad española da y que acabarían beneficiando a grupos afines a EH Bildu. Según ella, esto representa una nueva forma de control sobre el pueblo vasco, mediante un poder político que aún está impregnado de la influencia de ETA.
Ayuso también dejó caer la idea de que, aunque ETA ya no recurre a la violenciafísica como en el pasado, la organización sigue activa a través de otros medios. La presidenta de la Comunidad de Madrid insistió en que ETA ha evolucionado, y ahora utiliza las instituciones democráticas para sus propios fines, lo que debería ser motivo de preocupación para todos los españoles. Para ella, este grupo no ha cambiado su objetivo final, sino sus tácticas, y por ello ETA está “más cerca que nunca” de cumplir sus metas.
Las palabras de Ayuso no tardaron en encontrar una respuesta. El escritor y periodista Juan José Millás respondió a estas declaraciones, señalando que el comentario de Ayuso podría interpretarse como una "nostalgia" por un enemigo que ya no existe de la misma forma que antes. Millás comentó: "La idea de Díaz Ayuso de que 'ETA está más fuerte que nunca' no obedece, se mire por donde se mire, a la realidad. Debe de ser, por tanto, la expresión de un deseo repleto de nostalgia". Con esta frase, Millás puso duda la validez de las afirmaciones de Ayuso, ya que alegó que estas pueden tener más que ver con un deseo estratégico de mantener viva la imagen de ETA como una amenaza para movilizar a ciertos sectores del electorado.
La respuesta de Millás ha sido muy compartida en redes sociales, y muchos la interpretan como una crítica hacia la retórica de confrontación de Ayuso, quien, según algunos analistas, utiliza el pasado violento de ETA como herramienta política. El intercambio entre ambos refleja una polarización en torno a la manera en que los diferentes partidos políticos interpretan el legado de ETA y su influencia en la actualidad.
En el mismo evento, Ayuso profundizó en su crítica hacia EH Bildu, aludiendo a que, al presentar a personas con antecedentes penales o conexiones pasadas con ETA en sus listas, el partido pretende “rehabilitar” la imagen de aquellos que una vez cometieron actos de violencia. Ayuso cuestionó si EH Bildu debería ser considerado un partido legítimo dentro del sistema democrático español, y solicitó una revisión por parte del Tribunal Supremo para determinar si la presencia de este grupo en la vida pública es acorde con la Ley de Partidos.
Según Ayuso, la situación es especialmente grave en los municipios gobernados por EH Bildu, donde, en su opinión, se ejerce una forma de presión social que es incompatible con la libertad. Afirma que en estas áreas la gente que no comulga con las ideas de la izquierda abertzale se ve sometida a una presión que no les permite expresar libremente sus opiniones. Ayuso cree que, en estos casos, “la ley del silencio” sigue vigente y que ETA está alcanzando su objetivo de gobernar en el País Vasco, incluso si lo hace de manera indirecta.
A pesar de que la organización terrorista anunció el cese de su actividad armada en 2011, su sombra continúa presente en el discurso político. Para algunos, como el sector que representa Ayuso, esto sigue siendo una amenaza directa que debe ser combatida con firmeza. Por otro lado, personas como Millás ven en esta opinión una exageración que busca agitar el miedo como herramienta de movilización política.
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