Dos años sin terror etarra

balance En este tiempo, la banda terrorista ha asesinado a un gendarme en Francia

Se cumple el segundo aniversario del último atentado de ETA, en Palma de Mallorca · En enero de este año, la banda terrorista decretó un alto el fuego permanente.

Dos turistas observan las muestras de apoyo por los guardias civiles asesinados por ETA en una localidad mallorquina.
Dos turistas observan las muestras de apoyo por los guardias civiles asesinados por ETA en una localidad mallorquina.
Efe / Madrid

09 de agosto 2011 - 05:05

Ayer se cumplieron dos años desde el último atentado de la banda terrorista ETA en España, cuatro bombas de escasa potencia que estallaron en restaurantes y bares de Palma de Mallorca, sin causar víctimas. El aniversario coincide con los ocho primeros meses del alto el fuego permanente decretado por la banda en enero.

Desde esa campaña de verano de 2009, en la que ETA mató a dos guardias civiles en Calviá y estuvo a punto de cometer una masacre en la casa-cuartel de Burgos con una furgoneta de explosivos, ETA no ha vuelto a cometer atentados en suelo español, aunque ha mantenido su actividad en Francia.

El 16 de marzo de 2010, segó la vida del policía francés Jean-Serge Nerin en un tiroteo ocurrido en la localidad gala de Dammery-les-Lys, a las afueras de París.

Los terroristas acababan de asaltar un concesionario de automóviles donde habían robado algunos vehículos y fueron sorprendidos por los agentes.

En el encontronazo con la Policía se inició un tiroteo en el que resultó muerto el agente. Nerin se convirtió en el primer policía galo asesinado por ETA en 40 años de actividad terrorista. Además, ésta puede acabar siendo la última víctima de la historia de la banda.

En estos dos años aunque ETA no haya cometido atentados, la banda ha seguido perdiendo efectivos materiales y humanos.

Ha sido descabezada una y otra vez por las fuerzas de seguridad. Además, fracasó en su intento de instalar una base logística en Portugal, gracias al desmantelamiento de un almacén de explosivos en el interior de una vivienda en la localidad lusa de Obidos.

Además, en abril la Guardia Civil desarticuló el comando Erreka, responsable del almacenamiento de material explosivo a este lado de la frontera.

El Erreka escondía más de una tonelada de material detonante en dos caseríos del municipio guipuzcoano de Legorreta y en tres zulos en Zegama (Guipúzcoa), Azpiroz y Baraibar, ambos en la Comunidad navarra.

A esta sangría de medios materiales, se suma la detención de buena parte de los integrantes de su estructura militar y logística.

Desde el verano de 2009, la banda ha perdido a tres jefes militares: primero caía Ibon Gogeaskoetxea en marzo de 2010 y, en mayo, Mikel Carrera Sarobe, Ata, ambos en Francia.

El último responsable de la banda arrestado hasta ahora fue Alejandro Zobaran, Xarla, detenido el pasado mes de marzo en una vivienda del norte de Francia en compañía de su mano derecha y responsable de la fabricación de explosivos, Mikel Oroz, Peru.

Sólo en 2010 las fuerzas de seguridad detuvieron a 105 personas por su presunta relación con ETA, incluidos 23 miembros de la organización juvenil SEGI.

En los ocho primeros meses de 2011, la cifra de arrestados es de 46, entre miembros o colaboradores de ETA y militantes de las organizaciones del entorno político de la banda.

Esta extrema debilidad de ETA la empujó a declarar un cese de las "acciones armadas ofensivas" en septiembre de 2010 y posteriormente un alto el fuego "permanente", de carácter "general" y "verificable internacionalmente", el 10 de enero pasado.

A esta tregua se sumó en abril la cancelación de la extorsión económica a los empresarios, el llamado impuesto revolucionario, que ha financiado históricamente a los terroristas.

En la política, la coalición Bildu, considerada por el Tribunal Supremo como una sucesión de la ilegalizada Batasuna, consiguió presentarse a las elecciones municipales y forales del 22 de mayo, después del visto bueno del Tribunal Constitucional. La llamada izquierda abertzale obtuvo unos resultados históricos, gobernando decenas de ayuntamientos en el País Vasco y Navarra, e importantes instituciones como la Diputación de Guipúzcoa y el consistorio de San Sebastián.

En este escenario, el Gobierno considera que se están dando los últimos pasos antes del final definitivo de la violencia aunque, hasta entonces, aseguró que no bajará la guardia y seguirá persiguiendo a los terroristas.

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