El adelanto catalán congela la legislatura
Las elecciones del 12 de mayo alejan los Presupuestos del Estado y será la prueba definitiva del efecto de la amnistía sobre la fortaleza independentista
Aragonès adelanta las elecciones catalanas
En el peor de los casos, las elecciones catalanas se esperaban para después de las europeas de junio, otoño como pronto. El adelanto que ha decidido este miércoles el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, congela la legislatura de Pedro Sánchez y envía a una fecha indeterminada la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2024, tanto que el Gobierno da por hecho que tendrá que esperar a 2025. Pero eso también dependerá de cómo quede compuesto el próximo Parlamento catalán después del 12 de mayo.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya ha dado por hecho esta tarde en Madrid de miércoles que la posibilidad de las cuentas de 2024 se le ha escapado de las manos.
La hoja de ruta de Moncloa pasaba por dejar aprobada la ley de amnistía en junio y sacar los Presupuestos Generales casi a la vez, de tal modo que la legislatura quedase despejada. Sólo entonces, Pedro Sánchez afrontaría una decisivas elecciones catalanas, donde se pondría a prueba el supuesto efecto normalizador de la ley de amnistía. Una victoria independentista en Cataluña el 12 de mayo y, en especial, de Junts arrojaría más sombra sobre esta ley, porque tampoco habría servido para alejar la posibilidad de un futuro procès. ¿Qué ocurre si Junts, a pesar de las grandes concesiones, es el partido más votado y forma Gobierno con ERC? Sánchez y España podrían enfrentarse a nuevas tensiones independentistas. La amnistía sería un fracaso.
La convocatoria coincide, además, con uno de los momentos más bajos del PSOE, que no viene causado por la amnistía, sino por el caso Koldo. No es el mejor momento para los socialistas, aunque su candidato, Salvador Illa, ha declarado, con cierta firmeza y en una comparecencia en español, que él y el PSC están preparados para la cita. Si Illa lograse gobernar, Sánchez seguiría teniendo problemas con ERC y Junts para el resto de la legislatura, pero en términos políticos le habría valido la pena la amnistía.
Illa fue el ministro de Sanidad durante la pandemia, cuando se compraron las mascarillas objetos de los casos de corrupción, pero parece que la opinión pública catalana no va a pasarle esa factura a un dirigente que mantiene una popularidad alta.
Pero las elecciones catalanas son inciertas, casi siempre lo han sido en las últimas ocasiones. Ciudadanos ganó las penúltimas; Illa, las últimas, pero los constitucionalistas no pudieron gobernar. En el Parlamento actual, PSC, ERC y Junts están muy igualados, pero Pere Aragonès sufre un deterioro por su gestión ante la sequía. Junts querrá juzgar la baza de presentar a Carles Puigdemont como candidato, pero es posible que el ex presidente, fugado en Bélgica, no pueda presentarse porque la medida de gracia aún no habrá entrado en vigor.
El calendario electoral se ha puesto a arder. El 21 de abril se comprobará cómo de fuerte está Bildu en el País Vasco. Si el PNV perdiese su primera posición, el PSOE tendría que apoyarle en contra del partido abertzale, que también es socio de legislatura. Un posible respaldo de los socialistas vascos a un lehendakari de Bildu hundiría pro mucho tiempo al PSOE en amplios territorios de España, por eso no se contempla en la actualidad.
Tras las vascas, llegarán las catalanas de mayo y, por si fuera poco, en junio también habrá elecciones europeas, que terminarán de medir cuál es la relación de fuerzas entre el PP y el PSOE.
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