Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
"Si para ser presidente debo renunciar a mis principios, usted está en lo cierto, señor Iglesias; no seré presidente ahora; entre la presidencia de un Gobierno de España que no será bueno para España y mis principios, elijo mis principios". Pedro Sánchez ha resumido, así, las diferencias que han impedido su investidura este jueves. Unidas Podemos lo ha rechazado como presidente del Gobierno en la votación mediante una abstención insuficiente.
Pedro Sánchez sólo ha recibido los votos afirmativos de los diputados socialistas y del regionalista cántabro, son 124 síes, frente a 155 noes, los del PP, Ciudadanos, Vox, el partido de Puigdemont, UPN y Coalición Canaria. Se han abstenido 67 de Unidas Podemos, Compromís, PNV, Bildu y ERC.
El primer encargo del Rey en esta legislatura no ha salido adelante, de tal modo que o se produce un nuevo señalamiento por parte de Zarzuela que tenga éxito o España celebrará elecciones el 10 de noviembre. Ésta es la segunda vez que Unidas Podemos se opone a una investidura de Sánchez, también lo hizo en la legislatura en la que Mariano Rajoy declinó el encargo real. En aquella ocasión, el presidente socialista había alcanzado un acuerdo previo con Ciudadanos. Queda tiempo hasta septiembre, pero ERC no podrá sumarse a ese acuerdo de las izquierdas por la coincidencia con la sentencia del Procés. El plazo de dos meses para disolver estas Cortes comenzó a correr el lunes pasado. Pablo Casado, del PP, ha invitado a Sánchez a hablar de "asuntos de Estado".
En una última pirueta, teatral e in extremis propia del personaje, Pablo Iglesias ha propuesto desde el estrado que le votaría a favor si le cedía las políticas activas de empleo en vez del Ministerio de Trabajo. "Si no lo acepta, tenemos tiempo, no lleve a los españoles a elecciones, negociemos", le indicó Iglesias a Sánchez. El candidato respondió con una negativa con su cabeza. En el final del debate de este jueves en el Congreso, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, se erigió en el mediador frustrado de esta coalición, lo que ya dice mucho del futuro que tendría ese Gobierno.
"Siempre supe que conciliar dos posturas, dos culturas, dentro de un Gobierno iba a ser difícil, pero dos partidos de izquierdas no iban a oponerse a una investidura; sin embargo, pronto entendí que la propuesta de programa era lo de menos, señor Iglesias". De este modo, ha comenzado el candidato Pedro Sánchez su intervención de este jueves en el Congreso, un parlamento repleto de reproches a Unidas Podemos y a su líder, Pablo Iglesias. El candidato relató cómo de una propuesta de acuerdo sobre un programa transigió hacia un Gobierno de coalición con Irene Montero de vicepresidenta. "¿Cuál era el programa, entonces? Lo dijo el señor Iglesias aquí: los ministerios", siguió. Según Sánchez, la propuesta de Iglesias pasaba por controlar el 80% del gasto social del Ejecutivo.
Sanidad, Vivienda e Igualdad fueron los tres ministerios que Sánchez ofreció a Iglesias, más la vicepresidencia de Irene Montero. "Eran áreas de interés para Podemos y para las que contaba con personas preparadas", indicó Sánchez. "¿Es humillante esto? -dijo refiriéndose a Iglesias- Puede ser lo que usted no quisiera, peor le hemos ofrecido una propuesta razonable y sensata, teniendo en cuenta que en su formación, a causa de su juventud no hay experiencia de gestión".
Y siguió: "No se puede poner Hacienda en manos de alguien que nunca ha gestionado un Presupuesto y todo lo que se le ocurre es hacer una propuesta en tiempos de descuento antes de esta investidura, pidiendo Trabajo y la derogación de la ley laboral, como si eso no dependiese de todo el Gobierno, se necesita un Gobierno, no dos Gobiernos, señor Iglesias".
El auténtico problema es la desconfianza entre los líderes del PSOE y de Unidas Podemos y entre los propios partidos. La línea roja, de oro, de metal, infranqueable, que Pedro Sánchez estableció en la negociación es que no admitiría la existencia de dos Gobiernos en uno, un bipartito en el que Irene Montero, con su puesto de vicepresidenta, ejerciese de líder de parte. Ése es, efectivamente, el riesgo de las coaliciones gubernamentales, pero no es menos cierto que es también lo habitual. Pero sin confianza en el otro, Sánchez no ha querido ni intentarlo.
La negociación por parte del PSOE finalizó con una propuesta de vicepresidencia de Asuntos Sociales para Irene Montero, que presidiría una comisión delegada de ministros y en la que Unidas Podemos tendía otros tres ministerios: Vivienda, Sanidad e Igualdad. Los podemitas, por su parte, querían esa Vicepresidencia, más Sanidad, Trabajo y Seguridad Social y otro de Ciencia y Sanidad. Sobre el papel tampoco es que haya grandes diferencias entre las posturas, pero Unidas Podemos añadía las competencias y presupuesto que debían tener los departamentos. Y, en el caso del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, abogaba por la derogación de la reforma de la ley laboral.
La negociación vivida entre ambos partidos ha transcurrido de un modo bien diferente a la de otras coaliciones. Se ha comenzado por el tejado, por el reparto de cargos, de tal modo que el supuesto programa del Gobierno se deducía de la persona o del partido que liderase el ministerio. Un despropósito. En el caso del actual Gobierno andaluz, por ejemplo, se pacto un programa de cuatro años con medidas concretas y otro más de acciones que se debían ejecutar en los primeros cien días. Y, después o a la vez, se repartieron las consejerías y las competencias de cada cual.
El fracaso de la negociación entre el PSOE y Unidas Podemos deja muy tocada, de cara a unas elecciones, las opciones de acuerdo de los socialistas, ya que Ciudadanos también se niega con un argumento que, no obstante, ha caído: Pedro Sánchez no ha pactado con los podemitas y los independentistas de ERC, que venían en el paquete de Iglesias. ERC ya no se abstendrá en septiembre si hubiese un acuerdo, puesto que la proximidad de la sentencia contra los líderes del Procès estará a punto de publicarse en esas semanas. De este modo, la única opción, pero muy improbable, sería la de un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos.
Pero el líder los naranjas, Albert Rivera, es hoy el adversario más duro del PSOE. Mientras que el popular Pablo Casado ha realizado en el Congreso una intervención dura pero elegante en las formas, Rivera siguió refiriéndose a Sánchez y los socialistas "como su banda; el problema es que la banda no se ha puesto de acuerdo en cómo repartirse un botín".
El portavoz de ERC, Gabiriel Rufián, ha mostrado en su intervención un libro escrito por Oriol Junqueras, el líder independentista preso: "Son los cuentos que no puede contarle a su hijo". Rufián, convertido en el mediador, ha reprochado el fracaso a Sánchez y a Iglesias, a quién le ha preguntado: "Cuatro años de existencia de Podemos y cuatro, cuatro, ministerios, ¿no merece la pena?". El portavoz del PNV, Aitor Esteban, también le ha reprochado a Iglesias que haya pedido tanto desde una fuerza política que no tienen experiencia de gestión. "El cielo no se asalta, se toma una a una", le ha espetado Esteban a Aitor.
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