Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
Jamás unas elecciones en Castilla yLeón, y eso que José María Aznar gobernó en Valladolid antes de conquistar La Moncloa, ha tenido tanta repercusión mediática como las que se celebrarán este domingo. Es un test nacional a todas luces en la España vaciada, en una comunidad, como Extremadura, Castilla-La Mancha o Aragón, que apenas cuenta con espacio en los informativos o en los periódicos nacionales.
El adelanto electoral decidido por Alfonso Fernández Mañueco, el presidente del PP que busca la reelección, ha provocado que en la capital de España se tomen en serio esta cita para intentar extrapolar los resultados y jugar sus bazas en Andalucía, cuyas elecciones serán este año, en las municipales y regionales del próximo año e incluso en las generales de finales de 2023.
Castilla y León es el territorio más grande de largo de España con 94.226 km2, justo el doble que las tres comunidades más relevantes del país –Cataluña (32.108 km2), Madrid (8.030 km2) y País Vasco (7.234 km2)– apenas, por decir algo, tiene relevancia política, económica, tecnológica, comercial y cultural en el panorama nacional.
Pero, esta vez, sí abren telediarios y a nadie fuera de la región le importa un pimiento si Mañueco revalidará el mandato y el PP seguirá al frente del Gobierno después de 35 años consecutivos mandando en Valladolid; es más, en el resto de España muchos le han puesto cara al aspirante popular hace unos días.
Sin embargo, todas las formaciones estarán atentas a partir de las diez de la noche para saber si el PP, cuyos buenos augurios en las encuestas hace varias semanas han devenido últimamente en pronósticos demoscópicos no tan benévolos, necesita apoyarse en la muleta de Vox para formar Gobierno. Si así fuera y entrambos sumaran mayoría absoluta y el partido de Santiago Abascal exigiera entrar en el Ejecutivo, la izquierda se movilizaría para vincular a los populares con la ultraderecha de cara a las futuras convocatorias electorales, circunstancia que perjudicaría a Juanma Moreno para continuar en San Telmo.
Los populares anhelan amarrar 35 escaños en las Cortes –vienen de 29 que con los 12 de Cs le valieron para dar el Gobierno al PP y arrebatárselo al PSOE, ganador en las urnas–, pero Vox se ha asomado con fuerza y puede birlarle un buen número de procuradores. El listón de la mayoría absoluta se ubica en 41 asientos de los 81.
El CIS, dirigido por José Félix Tezanos, siempre amable con el PSOE en sus sondeos, apunta a un triunfo socialista y a un empate técnico entre la izquierda y la derecha, pero otras encuestas dan por vencedor al PP aunque muy lejos de la mayoría absoluta.
El pasado viernes, en el cierra de campaña, todos los líderes nacionales desembarcaron en la capital castellano-leonesa para arañar votos para sus aspirantes. Pedro Sánchez sabe que Luis Tudanca tiene complicado gobernar si las derechas se alían, pero tampoco le vendría mal un revés del PP, aun ganando, a favor de Vox para explotar la baza del miedo en las próximas citas electorales.
Francisco Igea, aspirante de Cs y vicepresidente hasta que Mañueco cortó la cabeza a todos los políticos de su formación, ansía lograr al menos cinco procuradores y, si salieran las cuentas, vengarse del PP y decantarse por el PSOE.
Castilla y León, este domingo sí, congrega la atención mediática y política nacional y, como Vox se estrene por primera vez en un Gobierno regional, seguramente siga en boga durante muchos meses.
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