Tamames, etcétera, etcétera...
La moción de censura se convierte en una conferencia del histórico economista, a veces interesante por su biografía, a veces deslavazada
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, cuyo grupo se abstendrá, no asiste al Congreso, ha ido a la embajada de Suecia
La mayor crítica a Sánchez ha sido que ha roto la división de poderes y que gobierna con un Frankenstein
Un balón de oxígeno para el Gobierno, un demérito para Vox, un asunto de trámite para el PP. En el mejor de los casos, un homenaje de parte a Ramón Tamames, que cierra así una biografía tan extensa como mutante. La moción de censura que se celebra hasta este martes en el Congreso arrancó con dos horas y media de cara a cara entre el líder de Vox, Santiago Abascal, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Un prólogo excesivo y revelador que da buena cuenta de la escasa importancia que tiene el candidato al relevo, el economista casi nonagenario Ramón Tamames, tan absorto en sus papeles que ni siquiera aplaudió el primero de los discursos de Abascal, su mentor en esta iniciativa.
Por sus problema de movilidad, Tamames ha intervenido desde el escaño de Abascal; de este modo, ha evitado subir y bajar del estrado durante los dos días que durará esta moción sólo respaldarán los diputados de Vox, aunque sí contarán con la abstención del grupo popular. Su líder, Alberto Núñez Feijóo, ni siquiera asistirá al pleno del Congreso. Esas primeras horas las pasó en una visita oficial a la embajada de Suecia en Madrid. Nunca nadie llegó a hacer el sueco con tal sinceridad.
El contenido del discurso de Tamames era conocido, uno de los últimos borradores se había filtrado en días recientes, el economista no ha añadido novedades. Sí borró la acusación de que el Gobierno de Pedro Sánchez es "una autocracia absorbente". El aspirante, dirigente del Partido Comunista de España (PCE) durante la Transición, ha pronunciado una conferencia, un índice para la reflexión, a ratos interesante por su biografía, a ratos deslavazada, en la que ha hablado de demografía, de voluntarios forestales y de huertos solares; de bandas latinas y de okupas; de la leyenda negra española, de Moctezuma y de Churchill. Y, como el mismo ha pronunciado en varias ocasiones, "etcétera, etcétera". "De los mexicas, y etcétera, etcétera", por ejemplo. O "un pacto contra la corrupción, y etcétera, etcétera". Un estilo vaporoso ha hecho incomprensible, por ejemplo, la postura que ha fijado sobre la invasión de Ucrania: "¿Qué es hoy la Unión Europea? ¿Ha venido Estados Unidos a traernos la guerra de Ucrania y tendrá que venir China a salvarnos de la guerra de Ucrania? Lamentable".
Tamames, que es autor de decenas de libros -entre éstos, lo que vendió como una segunda parte de La Regenta-, ha pronunciado este etcétera y etcétera que pasará a formar parte del anecdotario de la historia, pero que marcará un punto de inflexión en la biografía de Vox como el momento en que quedó claro que no será una alternativa de Gobierno. Sí un apoyo para el PP en las siguientes elecciones, pero no un partido reflexionado, serio, con vocación de gobernar en solitario.
La principal crítica al Gobierno de Pedro Sánchez, que de eso se trata estas reprobaciones constitucionales, ha sido acusarle de "no respetar la visión de poderes" y de gobernar con "un Frankestein" con los independentistas. Rubalcaba citado una vez más. Tamames también se ha referido al ex vicepresidente socialista Alfonso Guerra, que ha asegurado, recientemente, que los pactos con Bildu y ERC le crean "un malestar inmenso". Ha solicitado a los partidos un "pacto de concordia", que recuperen el consenso y ha asegurado que esta moción es "uno de mis últimos tributos a este hermoso país".
Al principio de su discurso, se refirió a uno de los pasajes más brillantes de su biografía, quizás la menos conocida por las nuevas generaciones de políticos. Fue en 1956, cuando varios profesores y estudiantes, muchos de ellos herederos de familias vencedoras en la Guerra Civil, fueron encarcelados en la prisión de Carabanchel, y allí llegaron a la convicción de la necesidad de reconciliación entre los españoles. Entre ellos estaba Tamames, Javier Pradera, José María Ruiz Gallardón, Gabriel Elorriaga y Fernández Sánchez Dragó. Ese mismo año, también el PCE incluyó la reconciliación como un objetivo político. Tamames cree que la actual ley de Memoria Democrática es partidaria y peligrosa, fruto de una idealización errónea de la Segunda República.
Al economista le respondieron, poe parte del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz. En su respuesta, Sánchez agradeció a Tamames el tono, "lejos de los insultos", aunque le dijo que lamentaba que "con su candidatura, usted blaquee a un partido que niega la igualdad de las mujeres". "Sinceramente, no creo que esto sea lo mejor que usted ha hecho en su vida", añadió.
"El señor Tamames", indicó Pedro Sánchez, en su primera intervención al líder de Vox, "es el señuelo utilizado por el señor Abascal, y el señor Abascal es el comodín del PP para volver al año 2013". "Es un pago en diferido", ha zanjado el presidente del Gobierno, cuyo objetivo es implicar a los populares en esta moción. Abascal, que ya presentó una moción de censura en esta misma legislatura, ha justificado la moción por lo que entiende es la necesidad de convocar elecciones generales para el 28 de mayo, el día de los comicios municipales.
En su primera intervención, Santiago Abascal negó a aquellos que suponen que Vox "está muerto". Y, en efecto, no es así, pero esta moción de censura lo colocará en el grupo de los partidos gregarios de los líderes.
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